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MÚSICAS AL LÍMITE

Doble Zero y La Resistencia: el punk valenciano de los ochenta se cobra sus deudas

JORGE SALAS. 12/02/2015

VALENCIA. La vida está llena de trenes que solo pasan una vez. O al menos eso dice Hollywood y, por extensión, el resto del universo. Luego, en realidad, uno se puede dar cuenta de que, fijándose mucho, el tren pasa con bastante asiduidad; lo que tampoco cuentan en las películas es que, eso sí, lo más probable es que pase con retraso o esté tan lleno que tengas que esperar al siguiente. De todas las causas de las que hablaba Aristóteles a la hora de describir las acciones humanas, la de la oportunidad era la que encabezaba la lista. La oportunidad es el tren, claro.

Naturaleza, compulsión, hábito, razón, pasión y deseo eran el resto de causas del filósofo griego. Sería fácil justificar todas y cada una de ellas en las reuniones de dos grupos valencianos que hace ya más de tres décadas que empezaron a constituirse en historia. Debe de ser excepcional siquiera percibir que uno está empezando a historificarse a cada instante; que cada paso es un metro menos hacia la posteridad, la leyenda, y que, sobre todo, esta espera mucho más cerca que al doblar la esquina. En Valencia, Doble Zero y La Resistencia convivieron con el desconocimiento de hacer algo cuyo legado solo se reconocería con cierta unanimidad más de treinta años después.

Doble Zero

"Ya teníamos noticias de que nuestro disco se cotizaba muy alto en ferias y en alguna tienda de discos, supongo que la escasez de copias y el estar descatalogado influye en el precio". Así responde Adolfo Barberá, guitarrista original de Doble Zero, cuando escucha una pregunta sobre el súbito interés en el refulgir espontáneo de la banda y en su único disco, el Abre Tu Mente de 1978. "No lo tomamos como una segunda oportunidad, pero sí como el momento idóneo para hacerlo", añade el guitarrista, que ya no se encuentra en la banda: "para mí es más un suma y sigue en mi profesión, en la que hay que estar siempre al pié del cañón".

Doble Zero resurgió por el placer de la reunión de sus integrantes a principios del siglo XXI, treinta años después de la desintegración pacífica e inevitable del grupo. Los 70 en España eran tan de aquella manera que algo tan prosaico como el servicio militar podía fulminar toda la mística de un grupo y a nadie le extrañaba. "Yo tuve suerte y no lo hice, pero Paloma (cantante) tuvo que hacerlo y el grupo empezó a desmembrarse, algunos seguimos nuestro camino", asegura Barberá, que de ahí pasó a formar los mitificados Glamour ya en los 80.

"Juan Segura y Miguel Iniesta me expusieron la idea de retomar el grupo", explica Barberá, que acto seguido construye el paso del tiempo y le da forma de verdad: "Miguel sustituiría a Monty (Miguel Ángel Montero), del que no sabíamos nada y con posterioridad, no hace mucho, me enteré de que falleció hace un año más o menos". Esto no lo cuenta Hollywood. "Cuando volví de Madrid estaba algo desubicado y no tenía muy claro hacia dónde ir, por lo que me tomé mi tiempo para hacer otras cosas", confiesa el músico, que al mismo tiempo asegura que nunca dejó "de tocar y componer" en su estudio de grabación (FOXY Studios) ni de interesarse por otros campos como la informática.

LA DIFICULTAD DE ACERTAR A LA PRIMERA

"Seguíamos siendo la tierra de las flores y de la Nova Cançó", recoge Manolo Rock sobre el final de los setenta y el principio de los ochenta en su libro censor de la escena valenciana de aquellos años. En ‘Yo, M. Rock, en la Valencia subterránea 1980-2000', el autor se refiere a Doble Zero como uno de "los ilustres grupos que llevaban el rock por bandera". Barberá certifica la predominancia de la Cançó Popular y la dificultad de instalarse al margen de ese movimiento. "Las cosas no fueron fáciles, en este país no se escuchaba rock, especialmente en Valencia, aunque ya en los ochenta la cosa mejoró y fue una época dorada para nosotros", señala el guitarrista, que sin embargo apostilla con amargura que "se abrió un camino que no tuvo continuidad en las décadas posteriores".

Los auditores de la historia apuntan a las decisiones que, antes de grabar su primer disco, marcarían el devenir de la banda. "Dial Discos era una discográfica humilde, se dedicaba a editar cassettes de carretera, pero en aquellos días ya era mucho, las multinacionales todavía no veían el negocio en el rock&roll". Más allá de recalar en una oficina de management de artistas de la Nova Cançó, La Taba, Barberá ve la clave en la elección del sello de su debut. "Elegimos mal, podíamos haber grabado con Chapa Discos, que era un sub-sello de Zafiro donde grabaron Leño, Asfalto, Mermelada, Cucharada y prácticamente todos los grupos de rock emergentes de la época en Madrid".

"Hubiéramos llegado a más público y, lo que es más importante, nuestro trabajo se hubiera oído, que es lo único que pedíamos". El eterno debate del y si fuera. Barberá cree que, cuanto más se hubiera desplazado el epicentro geográfico del nacimiento de Doble Zero hacia la meseta, más oportunidades de resistir habrían tenido. "Entonces, o te llevabas a Madrid tu maqueta en el bolsillo y recorrías las compañías para ver si te atendían (siempre era "no se encuentra, pasa mañana"), o no había otro modo de hacerlo".

LA RESISTENCIA Y EL PUNK EN LA VALENCIA DE LOS 80

"Si se va el alma del grupo, el grupo tiene los días contados". Víctor Royo ‘Acnex', batería de La Resistencia, recuerda así el final de Interterror y el nacimiento de la nueva banda, "un proyecto que ya tenía en mente Xavi García estando antes de irse". "Valencia era un pueblo en lo que se refiere a los grupos de rock y nos conocíamos todos los que estábamos metidos en esto y obviamente había amistad con bastante gente aunque dejaras un grupo, o sin dejarlo, y colaborabas con quien te llevabas bien". El trasvase de músicos entre grupos era un tipo de poliamor musical que ahora no se da tanto. "Puede ser que vivamos una época más individualizada donde no haga falta tanta colaboración".

Preguntarle a Víctor Acnex por el paisaje de La Resistencia en los 80 es como preguntarle a Paul Simonon por la escena punk del Londres de los 70. "No es que hubieran muchos grupos de punk en Valencia", dice justo antes de pasar lista desde las metamorfosis de La Morgue o Seguridad Social, a Guerrilla Sub, Extrema Cordialidad Homicida o Acción Directa, entre otros. Y matiza: "había gente que hacía música punk, se juntaba con lo que llamábamos la vasca, vivía el hecho de ser punk, se lo creía e iba con los punks; y había gente que únicamente tocaba en un grupo de música punk y digamos simpatizaba con el movimiento".

RESPONSABILIDADES, JUVENTUD Y UNA DISCOGRÁFICA, OTRA VEZ

"La idea era hacer un único bolo", dice Acnex sobre la reciente reunión de los miembros del grupo. "El espíritu creo que es incluso mayor, por que ahora cada concierto que hacemos es como si fuera el último", reconoce Acnex, que avisa de que se han puesto como próxima meta volver a grabar otro disco, pero sin prisas: "vamos haciendo cosas muy tranquilamente y procurando no meternos mucha presión, en eso la edad tiene sus ventajas".

Precisamente la presión pudo ser una de las cuestiones que más influyeron en el fugaz recorrido de La Resistencia. Sólo un mini-LP y un sencillo contemplan los apenas mil días de historia de la banda en los 80. "Quizá éramos demasiado jóvenes para adquirir todas las responsabilidades que nos habíamos impuesto a nosotros mismos y, como pasa en la mayoría de los grupos, discrepancias en las decisiones de unos y otros finalmente nos llevaron a la disolución del grupo". El batería ve el símil muy claro: "eso es como los matrimonios, si es complicado convivir entre dos personas, imagínate cuatro, cinco, seis o incluso más".

El sello discográfico Twins pudo ser otro de los "factores externos detonantes" en la disolución del grupo. "Es lo que solía pasar en aquellos tiempos: si bien lo pagaban todo, también era la ley del mínimo esfuerzo para sacar el máximo beneficio", recuerda el batería, que se sigue preguntando "cómo es posible que un disco grabado en tres días con un sonido sin masterizar y lamentable pudo entrar Disco Rojo en Los 40 Principales, llegar al número 20 de las listas y además ser número 1 de las listas independientes en Francia".

DOS GRUPOS Y UN LEGADO EVIDENTE

Sobre la posibilidad de una realidad paralela en la que Doble Zero o La Resistencia hubieran saboreado durante más tiempo el éxito de haber surgido en la capital del Estado, Eduardo Guillot no vacila. "No, ni en su caso, ni en el de ningún otro grupo valenciano a lo largo de la historia", afirma el periodista, que formó parte de los 80 musicales en Valencia. "Creo que hay que desterrar de una vez por todas esa leyenda urbana que se utiliza demasiado a menudo para enmascarar la falta de talento, ambición o recursos".

Para Guillot, sin embargo, la trascendencia de ambos grupos en la escena valenciana está muy localizada. "La importancia histórica de Doble Zero está directamente relacionada con su condición de formación seminal, ya que de sus filas salieron José Payá y Adolfo Barberá, que militarían en los exitosos Glamour, y Francisco Vicente Comes, que después pasó por Fanzine y creó Karmas Colectivos". El propio Barberá incide en la vertiente social del grupo: "Doble Zero cubrió un vacío que había en Valencia, nuestro público era gente joven marginal, trabajadora, de los barrios obreros de la periferia de Valencia y alrededores".

En el caso de La Resistencia, el paso previo de sus músicos por otra banda de la relevancia de Interterror hace que el eje de la posteridad varíe: "su interés musical estriba en que tomaron la herencia punk de su experiencia anterior para dejar que se contaminara de influencias más abiertas, como las bandas sonoras de Ennio Morricone", apunta el periodista, que habla de su único mini LP en 1984 como "la expresión airada de angustia postadolescente propia de una ciudad de provincias de un país perplejo".

VOLVER SÍ, PERO CON LAS COSAS CLARAS

"En Doble Zero había demasiados egos en conflicto, pero también intereses dispares a la hora de decidir el rumbo sonoro de la banda", apunta Eduardo Guillot; sobre La Resistencia destaca también las "luchas intestinas por el poder". Ambas reuniones en el siglo XXI dieron como resultado dos discos autoeditados: Vivitos Y Cañeando (2006) con material nuevo de Doble Zero, y Revuelta A Las Andadas (2014), con el que La Resistencia recuperaba su material pretérito. "En mi opinión, el segundo es un álbum de carácter testimonial y el primero un intento fallido de puesta al día", señala Guillot, que matiza que son "regresos muy puntuales y marcados por la camaradería, pero en ningún caso tratando de retomar una carrera"

Barberá, que abandonó Doble Zero tras el disco de 2006, continúa con sus proyectos ("cuando toco o subo a un escenario soy atemporal"). Acnex, que paró tras participar en Noviembre Rojo, Mar Otra Vez o Carmina Burana, ha recuperado la rutina sin olvidar su escala de prioridades. "Tenía muy claro que la música era sagrada para dedicarme a tocar en una orquesta o ser un músico mercenario haciendo algo que no me gustara, así que a currar como todo mortal de este planeta y a seguir adelante con mi actual mujer, mi mejor amiga, y a dedicarle toda la atención que podamos a nuestros hijos".

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