VALENCIA. Si un aficionado puede comprar una coca cola en una máquina expendedora a las puertas del estadio ¿por qué no también una camiseta, una gorra...?" se preguntaba el presidente de los Minnesota Vikings, equipo de fútbol americano de la NFL.
Dicho y hecho. Un sponsor del propio equipo de fútbol, MainGate, especializado en este tipo de vending machines recogió el guante. La primera máquina entró en funcionamiento el 23 de septiembre de este año. El éxito es realmente sorprendente. Incluso Reebok, proveedor oficial de la NFL, está considerando la inclusión de algunos de sus productos en estas máquinas expendedoras al final de la temporada.
Los consumidores (en terminología anglosajona todos los accionistas, fans, supporters, forofos, aficionados... todos consumidores y, por lo tanto, potenciales clientes) se encuentran cómodos con el autoservicio de este tipo de productos. Además como dice su presidente, el riesgo de la inversión en estas máquinas es bajo, entorno a los 5.000 dólares.
De momento, esta realidad en fase de proyecto incluye en su gama de productos de autoservicio camisetas, balones, cartas, bandas de caucho personalizados, muñecos, souvenirs... con un rango de precios de entre 5 y 25 dólares. La idea es no incluir objeto a la venta de cierto valor (no se pueden comprar de momento las camisetas oficiales de los futbolistas).
De consolidarse esta genial idea, el club de futbol de Indianápolis multiplicaría sus puntos de venta, la notoriedad de su marca y, por supuesto, los ingresos por merchandising de forma exponencial.
Al final, un gran club deportivo, de lo que sea (baloncesto, béisbol, futbol americano...), lo que seguro necesita son más y mejores ingresos para confeccionar magnificas plantillas de jugadores (y no amortizarlos/liquidarlos). Así, el objetivo es reconvertir a todos los aficionados (de todo tipo) en consumidores, en clientes.
Esta filosofía se está trasladando rápidamente al mundo del futbol europeo aunque con mayor celeridad a la Premier League, donde muchos dueños de clubes ingleses lo son de equipos deportivos norteamericanos. Como detalle significativo la reciente compra del Liverpool FC por los dueños de los Boston Red Sox.
Como se dice en el ámbito bancario, que también conoce el mayor financiador del Valencia SAD, es imposible obtener márgenes adicionales cuando la eficiencia esta en niveles tan bajos que pueden afectar directamente al negocio básico de la entidad. En ese punto hay que pensar en la generación adicional de ingresos.
Ese es el gran reto. Al fin y al cabo, liquidar (mejor dicho "amortizar") los mejores activos del club es la parte más sencilla del plan de saneamiento del Valencia CF SAD. Quizá lo difícil, para la gran mayoría, sea proponer nuevas vías de ingresos con inversiones prudentes y manejables. Aunque esta responsabilidad sólo es achacable al presidente del Valencia SAD y a su consejo de administración.
También un comentario para los aficionados 'ches'. Con bastante asiduidad vemos como los aficionados de un club de fútbol darían "literalmente" la vida por el club de sus amores. La capacidad de movilización social cuando un club llega a una final, a un partido importante (legendario), es digna de admiración. La pasión con la que los aficionados reaccionan a la llamada de sus clubes del alma es excepcional.
Pero, muchas veces, también con mucha asiduidad, la pasión está reñida con el dinero. Así, muchos aficionados de pura sangre nunca han comprado una camiseta del club, o un balon, muñeco o juguete similar. Quizá las estadísticas extraoficiales de las grandes marcas deportivas indican que los aficionados españoles son los que menos productos consumen de sus equipos. Son malos clientes, metafóricamente hablando. Que una cosa es predicar y otra muy distinta es dar trigo.
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