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La ciudad y sus vicios

Valencia ya no es
ciudad para naranjas

VICENT MOLINS. 07/02/2015 En unos días el Ayuntamiento va a instalar unos naranjos de gran porte en su kilómetro cero. Una decisión simbólica mientras la naranja se difumina como tótem local

VALENCIA. Todavía se recuerda la del holandés que cuando llegó a Valencia se sorprendió con la cantidad de naranjos que teníamos por las calles. Un tarde le entró hambre y cogió una naranja borde de un árbol, le pegó mordisco y la escupió entera entre escandalera. El Indiana Jones de la gastronomía de calle preguntó: ¿para qué plantáis naranjos si no se pueden comer las naranjas?

Hace unos días Rita Barberá anunciaba la intención del consistorio de trasplantar las seis palmeras frente a la fachada del Ayuntamiento y reemplazarlas por naranjos "de gran porte". Además de como una medida para proteger el bienestar de las palmeras, se apuntaba al "carácter simbólico" de los naranjos en Valencia.

¿Pero de verdad sigue siendo ésta una ciudad asociada hasta el tuétano a la naranja, o sólo es una ráfaga de costumbrismo?, ¿está la naranja presente como un elemento totémico de esta polis o es ya poco menos que una melancolía guardada en el cajón? En una cafetería cercana a Marqués de Dos Aguas, en área de esplendor, la petición de un zumo de naranja se salda con una bebida infame a 3,5 el vaso.

La naranja como expresión de lo valenciano. "Entró de lleno como icono en algunas guías publicitarias de los años 50/60, sobretodo los folletos turísticos y las tarjetas postales que incluían naranjas como tema principal de la imagen. También como decoración secundaria. No fue tanto así con el arroz que apenas se representó como icono valenciano a pesar de que se exportaba tanto como la naranja", rememora el documentalista Rafael Solaz.

"Los naranja como elemento visual en mosaicos, elementos decorativos, modernismo, carteles publicitarios, es un auténtico patrimonio que debemos reivindicar. Pero actualmente su papel como elemento icónico es prácticamente nulo", razonan los diseñadores Dídac Ballester e Ibán Ramón, antes de haDídac Ballester e Ibán Ramóncer un triple diagnóstico en torno a la decadencia de la naranja como símbolo de la ciutat: 

1. "El Ayuntamiento no tiene ningún interés en generar una comunicación visual seria, coherente y de un nivel a la altura de los ciudadanos. Incluso más que no tener interés, creemos que no saben qué es esto de la comunicación visual y para qué sirve".

2. "La realidad industrial. Si es cierto que la industria de la naranja puede que sea importante en términos económicos de exportación, está fundamentalmente en manos de grandes productores, grandes distribuidores, eso comporta que el producto, una vez sale de las manos del agricultor, se transforme en una mercadería sin alma donde ya no importan las etiquetas, y a los distribuidores les da igual si viene de Valencia o California".

3. "Sin duda un tercer motivo por el cual la naranja no tienen más presencia como elemento de comunicación visual, y esto es un "'mea culpa", creo que recae en los propios diseñadores. Hemos pecados de modernos, de querer acercarnos a referentes visuales muy globalizados, demasiado homogéneos, poco locales".

En esta historia hay que bajar al campo, empaparse de azahar. Héctor Molina, pionero en la regeneración del campo valenciano, entre naranjos, hace de anfitrión. "La conciencia siempre es de boca. Somos todos muy valencianos pero no tenemos respeto al campo, ni al productor, no al producto. De ahí la caída de precios. Antes de vender un kilo de naranjas en casa, habremos vendido miles de toneladas fuera de casa para que se nos valore un poco".

El carácter simbólico de la naranja en Valencia se difumina ante las paradojas con las que convive. "Hablamos -retoma Molina- que hay años/variedades en los que el productor puede llegar a pagar para que vayan a recoger su cosecha. El precio medio de producción está en torno a los 0,22 €/kg en naranja y 0,25 €/kg en clementina". Además, prosigue, "a día de hoy no sabemos qué tipo de cítricos se consume en Valencia. Muchos de los zumos que tomamos son de frutos americanos cuando aquí ya estamos con la recolección de navelinas. Más grave es cuando consumimos cítrico africano mientras estamos recolectando nuestras variedades".

Héctor Molina

En Dulce de Leche, uno de los núcleos de esparcimiento del momento, señalan que el zumo de naranja es el más demandado. "La mitad de naranjas vienen del proveedor de la máquina de zumo -tuvimos que comprarla ante la elevada demanda- y la otra mitad de campos de amigos en Tavernes de la Valldigna". A pesar del riesgo de que se nos venga encima un nuevo alud reivindicativo, urge un WikiTaronja para saber dónde demonios se puede tomar uno un zumo de naranja normal, sin verse obligado a potarlo lentamente. Valencia, ciudad de las naranjas. Já.

Cuando le pregunto al diseñador Xavi Calvo sobre la cuestión, me envía un mensaje con fotos del before y after del zumo de naranja que está a punto de beberse. "Me viene a la retina la Estación del Norte y cómo el modernismo lo Fotos: Xavi Calvohicimos nuestros incorporando a los motivos florales lo específico de la fruta autóctona. Aquella Valencia... Desde el punto de vista de las artes gráficas, el naranja es un color complicado a la hora de reproducir por cuatricomía (el método más habitual de impresión). Quizá este handicap termina condicionando. Como uso político y quizá el más institucional, cabe destacar la asociación de Compromís al naranja. La naranja no se aprovecha como valor comunicativo en Valencia. En cuanto a color, el Valencia CF tal vez es quien más lo haya capitalizado históricamente y ahora corporativamente con el negro-naranja del "nuevo" viejo estadio.

No se aprovecha, digo, y mira que el siglo pasado dio tanto de sí a nivel gráfico en una industria, la de la exportación, necesitada de competir internacionalmente (con lo cual hizo uso del diseño como arma competitiva)".

En pocos días unos naranjos de gran porte ocuparán la acera fachada del Ayuntamiento de Valencia. Será como un reclamo, como un souvenir de un viejo recuerdo, como instalar a Naranjito en una rotonda, en una ciudad cada vez menos propicia para las naranjas.

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1 comentario

07/02/2015 08:19

Buenos días: sin duda, ya lo he dicho en anterior comentario.La naranja valenciana que tanta fama tuvo en su día son hoy casi una anecdota. Cierto, pedir un zumo en determinados lugares es de verguenza en otros lugares de Valencia no solo es magnifico sino que te lo sirven como "Dios manda" con una magnifica presentación (me refiero al vaso en el que te lo sirven) El abandono de los campos de naranja,la exportación de las mejores que cumplen las condiciones que imponen los exportadores han dejado el mercado interno (como es lógico) sin buenas naranjas. No está reñido para nada el crecer industrialmente con mantener campos de naranjas.Aquí pides un "agua de Valencia" y te exprimen unas magnificas naranjas de Sevilla y aledaños. Poner Naranjos en la plaza del Ayto "ahora" no me parece razonable.En cuanto a las naranjas de los arboles que hay en las calles de Valencia como de otras ciudades les aconsejo que las utilicen para hacer "dulce de naranja" son magnificas.- Atte Alejandro PIllado Marbella 2015

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