VALENCIA. La superproducción de Ridley Scott, Exodus: Dioses y reyes, ha superado en España el millón de espectadores. De ese millón, habrá decenas, quizás centenares, que sean clientes de las franquicias Dentix o que hayan volado en Air Europa. Estas personas no lo saben, pero el dinero que se gastaron en esos servicios que recibieron es el que, en parte, ha pagado la película que después contemplaron en un cine de un centro comercial. Porque la última superproducción del director de Alien, la última película protagonizada por Christian Bale, es un largometraje hecho con una AIE, una ‘agrupación de interés económico'.
En el caso de Exodus, la AIE se ha creado en Fuerteventura, se llama Ramsés Producciones y ha sido impulsada por el Banco Santander. Los bancos, de un tiempo a esta parte, se han convertido en los grandes impulsores de las AIE cinematográficas. Su interés es evidente. Se trata de un negocio seguro para las entidades financieras, que sin riesgo pueden garantizarle un beneficio fiscal a determinados clientes, los llamados ‘sofisticados', con capacidad de asesoría jurídica personalizada y una perspectiva inmediata de pago recurrente a Hacienda.
Lea el artículo completo en el número de febrero de la revista Plaza.
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