VALENCIA (CP). Para muchos críticos El destino de Júpiter, el último trabajo de Andy y Lana Wachowski, que llegará a las salas comerciales este viernes, es una de sus peores películas, sino la peor. Rodada parcialmente en España, en Bilbao, el largometraje cuenta la historia de Jupiter Jones, encarnada por Mila Kunis, una mujer que lleva una vida anodina como limpiadora del hogar y con un sinfín de rupturas problemáticas a sus espaldas.
Jupiter no empieza a ser consciente del destino que le aguarda hasta que Caine (Chaning Tatum), un cazador exmilitar genéticamente modificado, llega a la Tierra para encontrarla. En su ADN se encuentra la clave para la salvación de la Humanidad. Su titánica misión le será revelada cuando el soldado al que da vida Tatum le explica su papel como futura reina, algo que tratarán de impedir unos alienígenas liderados por Eddie Redmayne, candidato al Óscar como mejor actor por La teoría del todo.
La película se tuvo que retrasar desde su fecha de estreno inicial, en julio del año pasado, para retocar los efectos visuales, lo que provocó los primeros rumores sobre la más que discutible calidad de una obra que cuenta con un presupuesto de 175 millones de dólares.
Con un argumento que no es sino un remedo complicado de Terminator (1984, James Cameron), la película cuenta con la participación de Sean Bean y es un auténtico desparrame barroco de efectos especiales y tonterías infantiles en torno a la raza humana, que hará las delicias de la legión de fans irredentos de los Wachowski, cada vez más reducida.
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