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PLAZA DE SALIDA

«¿Cuándo te vas de Valencia?»

JESÚS TERRÉS /FOTO: GARCÍA POVEDA. 05/02/2015

VALENCIA. Cuándo te vas? Es la pregunta que -creo- más veces he escuchado desde bocas tan diferentes durante la última década. Esta última década de crematorios (Chirbes), mangutas y tranvías hacia ninguna parte; de desfalcos, bigotes, zapatos con borlas, lumis de doscientos la hora y humo (demasiado humo) en los reservados del Ventorro. «¿Cuándo te vas de Valencia?» «Porque estarás deseando irte, ¿no?».

De Valencia hay que huir, parece ser. Huir («se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte») hacia ese Madrid de los atardeceres imposibles, el vermú de grifo y el salmorejo en la barra de Laredo. O quizá huir hacia aquella Barcelona distante del barrio alto (la Barcelona que nos gusta), las compras en Santa Eulàlia y los croissants de Federal, la Barcelona de los dragones, el trencadís y la cultura a pie de calle: vivir y leer. Es una buena pregunta: «¿Por qué no me voy?».

Si hay un buen momento, éste es; con las ratas devorando hasta el último cáñamo de la madera de este barco que ya no fondeará en ninguna playa de Serrat. Valencia está jodida y no habrá piedad desde el Congreso que custodian los leones de hierro fundido de Ponzano y Gascón; no habrá orquesta que siga tocando sonatas en este Titanic que se hunde, que se está hundiendo. Escribiré un artículo y empezará así: «¿Cuándo te vas?».

Anoto la idea en un tren varado en Santa Justa (Sevilla) y lo escribiré mañana (mañana será viernes), ya en casa (mi casa, por ahora, se llama Valencia). Viernes. Última semana de octubre; unos minutos más allá de las ocho de la mañana, veintitrés grados y una humedad que olvidó tomar prisioneros: cala hasta los huesos. Cargo el portátil, la prensa del día y un par de libros, pero antes de la faena: hay que desayunar.

Bajo a la playa; vivo en la Patacona, esa otra Valencia vibrant alejada de todas las valencias: bicicletas bicicletas, deportistas, chuchos tras dueños, niñas monas y portuarios con tatuajes baratos se mezclan por igual en el paseo de esta playa tan silenciosa y, sin embargo, tan nuestra, tan fiel a aquel credo de Manuel Vicent: «Sé perfectamente que el día en que me muera no echaré de menos los grandes acontecimientos que haya podido vivir, sino el perfume del café con las tostadas del desayuno y estirar la pierna hacia el lado fresco de la sábana en las mañanas de primavera».

Pido un café y una tarta de zanahoria en La Más Bonita, frente al mar. Frente al mar pasan las hojas del periódico con una cadencia diferente, no hay prisa. Una hora más tarde estoy aparcando el coche en el que (creo) es mi lugar favorito de Valencia: el Mercado Central. Y es que pese a todos los tópicos, no he conocido un mercado así en el mundo (mi trabajo es viajar y escribir).

Aquí es imposible no maravillarse ante cada puesto, cada aroma y cada sonrisa; hay que pararse en los quesos de Manglano, los pescados de Los Malagueños, los guisantes en Carme Catalá o la fruta de Puchades y Margarita, la carne de Varea o los frutos secos en Carrasco. Tras las compras, una visita a Futurama a recoger Los surcos del azar, de Paco Roca, el cómic sobre nuestro pasado que dibuja mi presente en una mesa de la terraza de la librería Dadá, en el Muvim.

Un vino blanco acompaña el aperitivo y el sol castiga el acero de las sillas de este otoño imposible, ¿cómo es posible esta luz? Miro alrededor, cruzo dos miradas (aquí las mujeres siguen mirando a los ojos), respondo algún mensaje de una vieja amiga: sé que me arrepentiré mañana. Pero Memento Mori. O sea, dit i fet, que dicen por aquí. Todo es ahora; y mañana será otro día. Comeré más tarde, en un barra donde me llaman por mi nombre, todavía. Pido el expresso. Abro el portátil. Empiezo el artículo. ¿Cuándo te vas?

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9 comentarios

02/02/2015 09:01

Algunos se van otros vuelven. Un domingo de mucho fíio un desayuno con zumo de naranja "de verdad",una comida a mediodía en la zona de Jorge Juan con un buen vino de la tierra con una atención magnifica y algunas otras cosas hacen que uno que se ha ido piense que, cuando desea salir un poco de Marbella finalice pasando el fin de semana en Valencia y no en ...Páris.- Llegue en 1987 me marche en el 2012 y ahora regreso todo los meses que puedo.No solo el refrán que dice que "es de bien nacido ser agradecido" sino que Valencia es Valencia aunque a uno no le guste las "movidas" de las fallas. Atte Alejandro Pillado Valencia 2015

valencià escribió
31/01/2015 23:14

La pregunta no és quan m'he d'anar jo sinó quan se n'aniran la que fan de València un focus de corrupció. O millor, caldrà fer-los fora. Jo em quede per a millorar-la

Pedro escribió
30/01/2015 13:18

Aunque todos tenemos ojos, cada uno mira diferente. Yo, cuando la ví a Valencia por la primera vez hace unos 13 años (o mas que no me acuerdo bien), por ser la 3ra ciudad mas grande de España me decepcionó mucho y no me gustó para nada. Me parecía sucia, descuidada y poco segura para vivir. Luego volví hace 3 años y lo que encontré me halucinó y sorprendió. Es otra ciudad. Cambió muchisimo en tan solo 10 años que es muy poco tiempo. Eso quiere decir que a parte del buen aspecto que tiene ahora, de ser una ciudad moderna y muy comoda para vivir (aquí podría escribir mucho), tiene también mucho potencial para ir desarrollandose mas allá. Valencia me sorprendió tanto y me quedé con tan buena impresión que desde el año pasado ya soy uno mas de los habitantes en esta ciudad - hace poco me mudé pero no para pasar solo una temporada sino para quedarme aquí, fijo. Aquí les pongo también un comentario de mi y mi pareja con nuestra impresión de la ciudad de Valencia. El único inconveniente es que el articulo es en inglés. http://www.houses-for-sale-in-spain.net/valencia-property/10-reasons-we-moved-to-valencia-the-story-of-a-polish-client Un saludo para todos. Pedro

Maxime escribió
30/01/2015 10:36

Me enamoré de Valencia viniendo de erasmus en 2003, conseguí ahí mi primer trabajo des pués de 6 meses de beca Leonardo, en total me quedé 8 años en Valencia, pero tuve que huir, las opciones laborales u oportunidades eran casi nulas, y para acercarme a lo que me gustaba tenía que irme, el cambio fue lo mejor que hice a nivel profesional. Eso sí, Valencia la tengo en el corazón, siempre, soy guiri, pero mi familia está ahí y en ninguna otra parte de España. Este artículo es muy bonito, real e idílico a su vez, si no hablamos de trabajo y política, esta ciudad es la mejor en el mundo... Vuelvo a cada mes/mes y medio, lo necesito, pero mi futuro está lejos de Valencia.

Fer escribió
30/01/2015 09:30

¿Por qué no te quedas y luchas?

Juanjo escribió
29/01/2015 19:16

Yo ya me fui. Emigrar es difícil, pero no hay otra solución en una tierra en que la ciudadanía mayoritariamente decidió acabar con cualquier futuro a base de dar mayorías absolutas a la peor opción posible. Y en la que es imposible trabajar sin enchufe. Por ahora ha sido un cambio a mejor y aquí tengo un futuro que en Valencia no existe. Llevo un año sin ir a Valencia. Y tardaré. Cuando vuelva, aprovecharé para perderme por la Ciutat Vella y almorzar en el Mercado Central.

Frandis escribió
29/01/2015 12:22

Si es cuestión de mangutas, desfalcos, etc., las primeras preguntas deberían ser: ¿Cuándo te vas de Sevilla? (EREs, cursos de formación...). ¿Cuándo te vas de Barcelona? (Pujoles, Palau, 3%...) ¿Cuándo te vas de Madrid? (Gürtel, tarjetas black...) En cambio, cuando se trata de corrupción, Valencia es la primera. Tal vez, la pregunta clave ha de ser: ¿Cuándo dejará de ser Valencia el 'chivo expiatorio' de los casos de corrupción en España? Al respecto, he escrito alguna cosa en mi blog: http://wp.me/p4n4JW-1j

Ginger Rogers escribió
29/01/2015 12:15

Sencillamente, estupendo. Sorolliano con algún repunte de Concha Piquer. :)

Ne escribió
28/01/2015 22:33

Al leerte siempre se sucede el mismo gesto en mi cara: una sonrisa

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