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VALENCIA (EP/CP). El cine español sigue apostando por las comedias románticas. El último ejemplo es Las ovejas no pierden el tren, protagonizada por Inma Cuesta y Raúl Arévalo. La película cuenta la historia de una pareja que se ha visto obligada a irse a vivir al campo y que acabará descubriendo el lado menos amable de la vida rural. El resto del reparto está formado por Candela Peña, Kiti Manver, Álex Martínez, Jorge Bosch, Eva Marciel, Irene Escolar, Alicia Rubio, Alberto San Juan y Ruth Armas.

Luisa (Inma Cuesta) está obsesionada con tener un segundo hijo, aunque el precio sea el sexo más apático imaginable. Quien ni se plantea pisar el campo es Juan (Alberto San Juan), el hermano de Alberto (Raúl Arévalo), quien con cuarenta y cinco años y periodista en horas bajas sale con Natalia (Irene Escolar), una joven entusiasta de veinticinco años en la que ve una tabla de salvación. Por su parte la hermana de Luisa, Sara (Candela Peña), está acostumbrada a canalizar su ansiedad a través de los hombres, con quienes no acaba de encajar, hasta que aparece Paco (Jorge Bosch), un periodista deportivo que incluso parece dispuesto a llevarla al altar.

Comedia de personajes que buscan su camino, la película está dirigida por el irregular Álvaro Fernández Armero. El inicio de esta historia viene porque hace dos años el director de cine se quedó en paro y empezó a reflexionar sobre lo que había querido ser y hacer, y en qué se había quedado finalmente todo eso. A partir de ahí decidió escribir una película sobre no cumplir las expectativas y el lado bueno de dejar pasar los trenes.

En este retrato coral de las preocupaciones y obsesiones contemporáneas, el director aborda tanto los problemas de pareja como la dificultad de lidiar con la familia y los caprichos de un destino que parece tener siempre unos planes diferentes a los que uno se había marcado, tal y como ponen de manifiesto los protagonistas del filme. Según indicó el director y guionista durante la presentación del filme en Madrid, esta película busca el "optimismo", aunque también un "tono" compatible con los "momentos vitales más complejos" que se presentan a lo largo de los años.