VALENCIA. En apariencia podría pasar por una oficina al uso. Hay muchos jóvenes. Hay salas de reuniones. Hay despachos. Todo el mundo está haciendo algo. Todo el mundo sabe cuál es su cometido. No hay prisas pero apenas hay pausas. En un pared, un reloj con los husos horarios de los países con los que trabajan: China, centro de EEUU, costa Oeste de EEUU, Australia, Reino Unido y un reloj de color naranja con la hora en Valencia.
Lo único que llama la atención es la decoración. Básicamente se compone de pósters e imágenes de películas de animación, principalmente de Píxar. Junto a ellas, también desperdigados por las estanterías, productos de marketing de las sagas de La guerra de las Galaxias o las aproximaciones al mundo de J. R. R. Tolkien de Peter Jackson.
La empresa se encuentra en el Parque Tecnológico de Paterna. Se llama Blue Dream Studios Spain. Es el espejo de la estadounidense Blue Dream Studios, la nueva aventura del director de Mulan, Tony Bancroft, y de su socio Scott Sava. Bancroft y Sava han emprendido la producción de una película que se titulará Animal Crackers y para la que ya se ha confirmado un reparto de voces en Estados Unidos de primer nivel: Ian McKellen, Danny DeVito y Sylvester Stallone. El largometraje está ahora mismo en marcha y promete ser una de las sensaciones de 2016.
Bancroft lleva más de un año trabajando junto otros grandes del género, como Simón Varela (El libro de la vida, Ice Age) o Carter Goodrich (El príncipe de Egipto, Buscando a Nemo), dando forma a este guión de Sava que versa sobre un joven que quiere dejar la fábrica de galletas de su suegro para regentar el circo en el que se crió. Goodrich ha dibujado los personajes. Varela, que se encuentra en Valencia, está creando los fondos y decorados.
El porqué esta producción se filma en Valencia es una larga historia de amistad y "confianza" entre el cineasta valenciano Jaime Maestro, ganador de un Goya por El vendedor de humo, y Sava. "Nos conocemos desde hace años", explica Maestro en su despacho en Paterna. Mantenían conversaciones periódicamente y se relataban el uno al otro sus proyectos.
En una de sus conversaciones vía Skype, él le hizo la proposición. "Acababa de vender dos guiones a Fox y a Disney y tenía ganas de hacer una serie de proyectos personales. Y fue entonces cuando me dijo si quería ayudarle a hacer Animal crackers". Sava no necesitaba más que oír su sí. Y lo oyó. "La confianza es la base de todo" apunta la valenciana Nathalie Martínez, productora española del proyecto; "somos totalmente independientes pero nuestro nombre común es un ejemplo de nuestra voluntad manifiesta de colaboración a largo plazo", añade.
Con esa confianza como bandera, Martínez y Maestro decidieron unir sus fuerzas y levantar desde prácticamente la nada la empresa española. Mientras Sava y Bancroft buscaban inversores por todo el mundo, Martínez y Maestro realizaban el primer teaser de la película. "Cuando Scott [Sava] va por el mundo buscando inversores dice quién es, presenta sus proyectos, presenta sus socios y después dice que tiene un estudio en España que tiene ésta calidad", explica Maestro. La unión es casi perfecta.
Para Animal Crackers los argumentos fueron convincentes y el dinero llegó de Corea del Sur, de China, de Estados Unidos... Ahora, con la financiación ya conseguida, más de diez millones de dólares aproximadamente, se afanan en Paterna en dar forma a un largometraje en el que Martínez espera que dé trabajo a más de cien personas. "Llegaremos a coincidir 80 personas en los picos de trabajo", dice. "Es, de largo, el proyecto más grande de animación que se ha hecho en la Comunidad Valenciana", apunta Maestro. "Era lo que le faltaba a la industria local", apunta el cineasta Maxi Valero, quien colabora en las tareas de producción.
Una idea que comparte el director de CulturArts, José Luis Moreno. "En CulturArts IVAC siempre se ha destacado la importancia que iba a tener el sector de la animación dentro de la industria valenciana; de hecho en el plan de ayudas para el apoyo al sector audiovisual la animación tiene su propio presupuesto y un papel destacado. Que se ruede una película como Animal Crackers aquí lo confirma", comenta. Con cinco Goyas y más de una decena de nominaciones, la animación valenciana siempre se ha destacado por ser la rama más sólida del tejido local. Con empresas veteranas, como Pasozebra de los hermanos Rául y Daniel Díez, donde Martínez y Maestro coincidieron, y referentes como el dos veces ganador del Goya Pablo Llorens o SAM, los animadores valencianos gozan de un más que merecido prestigio a nivel internacional.
Quizás por su escasa vinculación con RTVV, las empresas de animación valencianas se han destacado por su solvencia financiera y su capacidad de encontrar inversores fuera de España. Y ahora con proyectos como Animal Crackers no sólo han logrado el reto de producir una película internacional en suelo español; también han conseguido recuperar a buena parte del talento que se hallaba desperdigado fuera de la Comunidad Valenciana. "Algunos ya los hemos rescatado", comenta Martínez; "a otros los rescataremos con el próximo proyecto". "Conozco gente en todos los grandes estudios", explica Maestro; "el objetivo es traerlos de vuelta".
Blue Dream Studios en su versión española es una máquina a todo gas. Mantienen con Estados Unidos conexión constante. Si no es por el Animal crackers que tienen ahora entre manos, es por su próxima película. Las conversaciones vía Skype son tan frecuentes que tienen hasta habilitada una sala de reuniones para realizar chats de grupos, con una webcam controlando todo el espacio desde encima de un gran monitor de plasma.
La sincronía de gustos y querencias, la amistad, la confianza de la que hablaban, está haciendo más llevadero el desfase horario que obliga a la productora española a vivir con un ojo abierto hasta altas horas de la madrugada. La jornada de trabajo no acaba nunca. Se inicia temprano, con los ritmos y usos españoles y, después de comer, suma la jornada estadounidense. "A partir de las tres de la tarde comienzan a llegar los mensajes desde Estados Unidos", explica Martínez. "En cuanto se levantan, a las cinco de la mañana de allí, nos llaman. A las seis de la tarde conectamos con Los Ángeles y hablamos". En Blue Dream España el trabajo es constante. Duro. Las jornadas en pos de la perfección son maratonianas.
La disponibilidad española ha tenido premio. El volumen más importante de la producción de Animal crackers se está haciendo en Valencia, con personal contratado en la Comunidad. Han tenido que competir con Canadá y con China, pero no sólo por cuestiones salariales, sino también porque "los incentivos fiscales en China son buenísimos", revela Martínez. "Estamos trayendo a la Comunidad Valenciana millones de dólares y es un lástima que no haya más incentivos fiscales para favorecer la venida de este tipo de rodajes", se lamenta Maestro. Hay pues que poner talento, sí, pero también muchas horas si se quiere estar en esta batalla.
¿Y en qué consiste la producción? En decenas de ordenadores, alineados en largas mesas, creando capas y capas de dibujo, las iluminaciones de las secuencias, los tiros de cámara, los cabellos, y un sinfín de detalles que después pasarán aparentemente desapercibidos pero que son fundamentales para que la animación funcione. Por ejemplo, cuatro de los animadores se dedican programar los esqueletos de los personajes; si no fuera por su trabajo, estos no podrían moverse de manera verosímil.
Pero no es todo digital. En el despacho contiguo a Maestro, bolígrafo BIC en mano, Varela y su equipo se dedican a dibujar los paisajes y planos generales. Son seis artistas incluyéndole a él, la mayoría mujeres, inclinados sobre las mesas de dibujo como miniaturistas medievales, trabajando con la misma precisión y delicadeza. Estos días, por ejemplo, trabajan en el diseño del circo sobre el que gira la trama. Como modelo, fotografías de todo tipo de circos históricos dispuestos sobre un panel.
Martínez ya está pensando en ampliar las oficinas del estudio. Hace mención al despacho que se encuentra en la planta inferior. "Vamos a tener que mover paredes", dice señalando los paneles prefabricados. "Cuando llegamos aquí nos pareció una oficina maravillosa, toda luminosa, pero nos hemos dado cuenta de que es peor para trabajar por los reflejos sobre las pantallas de los ordenadores", ríe. "Cuando alquilemos la planta de abajo forraré las ventanas de vinilo", bromea mirando al exterior
En Blue Dream Studios Spain están siempre con la mirada puesta en el futuro, en el próximo mes, en lo siguiente que tienen que hacer. Porque, y eso es lo más importante quizás de Animal Crackers, esta producción no es una meta sino la línea de salida. Sobre la mesa ya tienen varias películas más de las que aún no pueden hablar, negociaciones mandan, pero para las que han realizado su correspondiente teaser.
Una de ellas la presentaron en el último American Film Market. "Teníamos reuniones con tres inversores; el primero, en cuanto vio el teaser, nos dijo que no buscáramos a nadie más, que lo querían producir", recuerda entre risas. "Lo que se está montando en torno a esta película no se limita sólo a un largometraje; es algo más", explica Maestro. "El objetivo nuestro y de Estados Unidos también es a largo plazo. Y eso creo que es lo mejor de todo esto", concluye.
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