Las fallas blancas, la censura a espectáculos como los de Xavi Castillo, la autocensura... ¿Goza la sátira de libertad?
VALENCIA. Regino Mas fue el artista fallero. Así, sin más complementos. Quienes me hablan de él deslizan cierta excitación reverencial ante su nombre. Regino Mas, tío, Regino Mas. Estamos hablando del gran genio de los catafalcos falleros, del padre del ninot indultat, de la mano que mecía la sátira festiva de la ciudad. Regino Mas, que durante la Guerra Civil plantó un belén (y la armó) con Franco como Niño Jesús, arropado por la Guardia Civil y una mula encarnando a la Iglesia. Aquello le costó seis meses y un día de cárcel. Unos años más tarde, en 1947, el director de la Feria de Muestras de Valencia le dio dos bofetadas después de verse parodiado en un ninot crítico con sus negocios opacos.
Eso, en estos días de defensa de la sátira en el que no hay representante público que no enfatice su compromiso con la libertad de "hacer humor", no pasaría. Y no sucedería así porque sería difícil encontrar a un Regino Mas contemporáneo en la ciutat, porque las bofetadas se evitan de antemano. Las fallas, quizá la mejor herramienta demoscópica para conocernos como pueblo, son un privilegiado ejemplo de la involución en la bronca humorística. "Se han convertido en fallas blancas, políticamente correctas, para no verse perjudicadas en la lucha por los premios", explica Xavier Serra, a.k.a. Malalt de Falles, catedrático de la materia, firme defensor de la separación entre poderes públicos y fiesta popular. "El poder político tiene un arma muy hábil para ejercer el control, que son los premios. Premian lo que quieren que se represente, lo que no les gusta no lo premian, y así van modulando. La hipercompetitividad de querer ganar los premios hace que la crítica desaparezca". Fallas blancas. Y blandas.
En la era (una semana y media de duración) del 'Je Suis Charlie' y el "qué defensores del humor gamberro somos todos", miramos la sátira en el ojo ajeno y la censura en el humor propio. Eche la vista atrás y... Y recordará al ayuntamiento de una ciudad tan abierta como la nuestra censurando la escena fallera en la que tres monjas miraban de frente un consolador. La obra, del artista Toni Fornés en 2006, sufrió una censura bizarra que llevó a remplazar el consolador por un cirio. A causa del incidente la Junta Central Fallera y el Gremio de Artesanos acordaron supervisar los ninots antes de exhibirlos en exposición. Se podría pensar que era un intento de ejercer el control sobre aquello que iba a representarse, pero el concejal de fiestas Félix Crespo avisó que era una medida "no como una forma de censura previa, sino como forma de que prevalezca el buen gusto". El buen gusto.
Por razón del buen gusto, recuerda Xavi Serra, la Falla municipal infantil vio como un pequeño muñeco de la Virgen de los Desamparados en el monumento infantil era indultado contra todo pronóstico. Al paso de Rita Barberá, la alcaldesa decidió que la Virgen no podía arder entre llamas. "El indulto del ninot fue una censura encubierta. En Alicante se quema la Santa Faz porque lo ven como un orgullo, pero en Valencia es distinto".
En 2013 la comunidad hindú manifestó su indignación ante la posibilidad de que el dios Ganesha y la figura de Shiva Nataraja fueran pasto de las llamas purificadoras. Ante las acusaciones de sacrilegio la comisión de Ceramista Ros modificó el monumento.
"El modelo de fallas grandiosas, en el auge de la burbuja inmobiliaria, contribuyó a la corrección política -retoma Serra-. Incluso en el franquismo había más ingenio, aunque sólo fuera por intentar manifestar una crítica". Invoquemos el espíritu de Regino Mas.
Turno para otro Xavi, Xavi Castillo, emblema durante los últimos 20 años de la incorrección política. A tenor de las acaloradas reacciones en favor de tipos que ejercen un humor como el suyo, sus actuaciones deberían estar normalizadas. Nada que ver. "Estos días hay mucha gente que se ha apuntado al carro de Charlie, pero es todo muy ridículo. Una payasada", apunta Castillo. "Nuestros espectáculos sufren una censura sistemática. La más espectacular fue la del Ayuntamiento de Xàtiva. La única solución que tenemos es continuar haciendo broma, la broma más brutal que podamos, porque la realidad es muy bestia".
Allá va un recorrido vertebrando territorio valenciano. "En Alicante sufrí un episodio esperpéntico. En el cartel de nuestra actuación teníamos una caricatura de Zaplana. Al ir a actuar al Teatro Arniches, dependiente de Teatres de la Generalitat, vimos que la sala había cortado los carteles para que no apareciera el rostro de Zaplana. Se armó mucha polémica. -"Ahora va a ser que Zaplana es como Mahoma", dijo entonces Castillo- ¿Qué provocó eso? Qué estuviera el teatro petado de gente todos los días. Pero la consecuencia es que desde entonces no hemos podido volver ni allí ni a casi ningún espacio de Alicante".
Que siga el recorrido. "La mayoría de problemas sin embargo los hemos tenido por parodias eclesiásticas. Las parodias políticas nos hacen significarnos y que estemos vetados en tantos ayuntamientos, pero son los asuntos de Iglesia los que causan los incidentes. También en Alicante, cuando estaba parodiando al Papa, un hombre del público muy indignado empezó a protestar. Y el concejal Pedro Romero, que estaba presente, se puso de su lado".
En Bocairent, rememora Xavi Castillo, "el alcalde le dijo a una comparsa de su pueblo que si me contrataban llamaba a la Guardia Civil". Y como derivada, el miedo a contratar, el miedo a publicar. "Con Això ho pague jo!, un libro con sátira eclesiástica, Bromera nos lo iba a editar y se echó atrás por lo que pudiera pasar. Nos lo autoeditamos".
-"Hay cosas con las que no se puede hacer broma", nos dicen
-¿Qué respondéis?
-Que no hay nada sagrado. Nuestra respuesta es parodiar lo que nos hace gracia, vamos a saco. Sólo queremos hacer broma.
Cambio de escenario. El dibujante Calpurnio, creador de El Bueno de Cuttlas, autor en '20 Minutos', aporta vía telefónica su sentimiento después del ataque a Charlie Hebdo ("Me siento desconcertado y abatido, como toda la familia de dibujantes. Estoy aturdido") y reflexiona sobre las reacciones ocasionadas: "Ha habido mucha hipocresía a la hora de cuestionar los intentos de censura de otros, pero no los propios. No hay más que ver casos como el de 'El Jueves'".
La sátira en el ojo ajeno... Censura sistemática, fallas blancas, alcaldes amenazando con llamar a la Guardia Civil si se parodia al político de turno. La realidad propia en la era del 'Je Suis Charlie'.
El señor Castillo puede parodiar a quien considere oportuno. Generalmente lo que más gracia hace es lo que tenemos más cerca, tanto geográficamente, como en el tiempo. Es algo natural. Sin embargo pueden haber otras personas que prefieran parodiar al islam, aunque nos pille más lejos. Si alguien lo criticara, yo me pondría de su parte
Me parece muy bien que Xavi Castillo haga el humor que crea oportuno. A nadie le obligan a ir a verlo por muy soez que pueda llegar a ser. ünicamente tengo una duda: ¿sería tan valiente a la hora de meterse con el Islam como lo es a la hora de atacar a la Iglesia Católica? Como el diría "No m'ixen els comptes", o sea... no me creo nada.
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