VALENCIA (EFE/EP/CP). Después de haber interpretado complejos personajes histórico como Oskar Schindler o Michael Collins, el irlandés Liam Neeson dio un giro inesperado a su carrera con la saga Venganza, de la que ahora estrena la tercera parte, aunque considera que no ha dicho todo lo que tiene que decir como actor. No obstante, tampoco tiene complejos para encarnar por tercera vez a Bryan Mills, el protagonista del que fue el gran éxito sorpresa en 2008, Venganza, un padre que se enfrentará a los más peligrosos criminales con tal de dar con su hija secuestrada.
"Las historias primarias a veces son las más exitosas", explicaba Neeson en una entrevista a la agencia Efe. "Soy padre y estoy muy orgulloso de mis dos hijos. No tengo que hacer un gran esfuerzo de imaginación, sé que haría cualquier cosa por protegerlos", agrega.
El toque de distinción de esta saga era, precisamente, someter a alguien con la apariencia bondadosa y la edad de Neeson convertirse en un implacable héroe a su pesar. "Supongo que sí era inesperado. Yo tampoco me lo esperaba. Así son las vidas de los actores... Pero la fama que me ha venido ahora me alegro de no haberla tenido con 30 años, porque no la habría manejado bien. Ahora, a mis 62 años, todo me parece un añadido. Estoy encantado", asegura el actor irlandés.
Tras las dos primeras partes, la tercera (a la que se une otro gran actor, Forest Whitaker) no podía forzarse un tercer secuestro de su hija (como dice en tono de humor Neeson, hubiesen tenido que llamar a los servicios sociales), sino que a la que tiene que vengar es a su exmujer, que no es secuestrada sino asesinada. "Parece que mi personaje atrae a la mala suerte, sí, pero por otro lado parece estar muy preparado para tanta mala suerte", bromea. Y así, el hombre normal vuelve a vivir la transformación. "Es como si le apretaran un botón en el cuello y se convierte en una máquina de matar".
Pese a su vocación de espectáculo de entretenimiento puro y duro, no exento de sentido del humor, Venganza, en sus tres entregas, también ha buscado en el espectador el sentido de desamparo ante los errores de la Justicia, un tema de especial interés ahora mismo en Estados Unidos. Algo que explica en parte el éxito de taquilla que han obtenido las dos primeras entregas de la franquicia, que transcienden los límites del mero entretenimiento para indagar en otras pulsiones.
La primera Venganza recaudó en los cines más de 226 millones de dólares, mientras que su segunda entrega amasó más de 365 millones de dólares. En la tercera, escrita por el cineasta francés Luc Besson, el personaje de Neeson es acusado injustamente del asesinato de su exmujer, a la que vuelve a dar vida Famke Janssen, y se ve obligado a huir de la implacable persecución de la CIA, el FBI y la policía. Mientras intenta que su hija no corra la misma suerte que su ex, Mills deberá, una vez más usar sus "habilidades especiales" para hacer justicia.
Mills emprenderá una solitaria cruzada para intentar dar caza a los verdaderos asesinos y proteger lo único que le queda en la vida, una hija que vuelve a estar interpretada por Maggie Grace. Dirigida por Oliver Megaton, responsable de la segunda entrega de la saga película, V3nganza muy posiblemente será, según ha anunciado el propio Neeson y constata el cartel de la película, el final de la franquicia.
Con una estructura que remite inevitablemente a la versión cinematográfica de El fugitivo, la película juega con la confrontación entre Neeson y un poderoso Whitaker, quien le da réplica como el policía implacable pero justo. Rodada parcialmente en España, el largometraje incluye espectaculares secuencias de acción como la que se filmó en el Aeropuerto de Murcia-San Javier.
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