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ITALIA.Tierra de maravillas naturales, de tesoros artísticos y de exquisiteces gastronómicas, Toscana se ha convertido a lo largo del tiempo en uno de los destinos más anhelados y deseados del mundo, capaz de reunir unos diez millones de presencias al año. Un resultado conseguido gracias a su calidad de vida, su belleza, sus tradiciones y sus producciones de altísimo nivel que, desde siempre, encantan a quien la visita. Calidad, profesionalidad y dinamismo.

Estos son los ingredientes fundamentales que el viajero puede encontrar en toda la oferta turística toscana. Una oferta capaz de responder a la demanda de un mercado global cada vez más exigente, que requiere respuestas diversificadas. Las más de 600.000 visitas anuales procedentes de España a esta bellísima región mediterránea así lo avalan.

Arte y Cultura

Tierra de artistas, literatos, científicos y músicos, Toscana posee más del 50% del patrimonio artístico italiano. Giotto, Masaccio, Botticelli, Brunelleschi, pero también Leonardo y Dante, son algunos de los hombres ilustres que aquí nacieron y vivieron, dejando signos indelebles en el territorio, como atestiguan las cerca de 5000 villas históricas presentes en la región.

Cada ciudad (Florencia, Siena, Pisa, etc.), cada pueblo toscano, cuenta un capítulo fundamental de una historia que profundiza en sus raíces remitiéndose a la noche de los tiempos: desde los testimonios dejados por la misteriosa población de los etruscos, diseminados por toda la región en más de 300 núcleos arqueológicos, hasta las grandes creaciones artísticas de esta tierra, cuna del arte europeo, conservadas en 479 museos y en miles de sitios más. Pero Toscana significa también 198 teatros, 953 bibliotecas, 800 jardines históricos y 4.000 edificios insignes entre castillos y fortificaciones. Un inmenso patrimonio a disposición de todo aquel que busque una experiencia única.

Balnearios

El turismo termal es el turismo del nuevo milenio, y Toscana es la región que goza del número más elevado de infraestructuras. En su territorio, de hecho, hay 24 instalaciones, pues en la región son muchas las fuentes ricas en elementos naturales, nacimientos cuyas aguas, tras haber esculpido las rocas, ven la luz del sol formando maravillosas piscinas naturales en las que zambullirse, renovarse y encontrar el equilibrio físico y la serenidad interior. En estos nuevos templos de la salud, que aúnan belleza y acogimiento, los tratamientos tradicionales se adaptan, con las nuevas tendencias, a aquellos orientados a la obtención de un equilibrio psicofísico completo.

Los balnearios de Toscana son un reducto de lugares con encanto donde la naturaleza responde a las necesidades de la salud y el bienestar; prueba de ello es la eficacia de sus tratamientos, que contribuyen a la curación de importantes patologías como reumoartropatías, afecciones respiratorias y vasculopatías. Los cambios en los estilos de vida, que en Toscana encuentran su más alta expresión, por la tutela del territorio, la autenticidad de los productos, la reconocida calidad enogastronómica y la más absoluta ausencia de criminalidad común y organizada, han sugerido fuertes innovaciones tecnológicas y de producto también en el sector termal, cuyas estructuras hoteleras más prestigiosas son Fontever de Casciano Dei Bagni, en Siena; Termas de Saturnia, en la provincia de Grosseto; Grotta Giusti de Monsummano Terme, en Pistoia, o las Termas de Versilia Villa Undulna, en uno de los tramos más bellos de la costa tirrena.

Naturaleza toscana

Del relax a la mundanidad, de las maravillas naturales a los escaparates de última moda. Los 633 kilómetros de costa toscana (191 kms de playa) ofrecen una extraordinaria variedad donde elegir, y todas capaces de satisfacer al turista más exigente. Lugares como Versilia y Forte dei Marmi, para los que aman la "dolce vita"; las playas, los pinares y el mar para quienes buscan el contacto con la naturaleza, o las ensenadas de la Costa Etrusca para los que desean hacer viajar la imaginación. Y, después, el Archipiélago toscano, con sus acantilados proyectados hacia el mar, mirando al atardecer de mil colores, o las limpias aguas de la Maremma.

Los amantes de la montaña, por su parte, tienen a su disposición kilómetros de senderos 'trekking' y recorridos en bicicleta de montaña, pistas de esquí, 1500 grutas por explorar, pero también pura contemplación y reposo absoluto. Hablar de montaña toscana implica todo esto, un viaje a través de los colores y de las emociones de una de las regiones más hermosas del mundo, en busca de un paisaje que ha permanecido intacto con el paso del tiempo gracias a las 132 zonas protegidas presentes en la región.

Algunos iconos toscanos: Siena, Pisa y Florencia

Siena: Las tierras de Siena son de un cromatismo, una variedad de colores y sabores, que representan la esencia misma de Toscana. De estos territorios, Siena es el corazón, identificable por su célebre Plaza del Campo: teatro del Palio (verdadero acontecimiento deportivo y social de la zona) y escenario donde recitan siglos de arte e historia. Se trata de una ciudad única, intacta, que ha mantenido no sólo el diseño medieval sino también una simbiosis perfecta con la campiña que la rodea. La historia de su antigua República es una larga vicisitud ligada a estas tierras, en un equilibrio entre naturaleza y asentamientos rurales con pocos otros ejemplos en el mundo. La región de Siena es tan rica en obras de arte que es en sí misma una obra de arte: ciudades, pueblos y regiones que la UNESCO ha declarado "Patrimonio Mundial de la Humanidad": Siena, por supuesto, San Gimignano, Pienza y toda la región de la Val d'Orcia.

Pisa: Pisa es conocida mundialmente por su torre inclinada, pero lo cierto es que tras la Torre se esconde una ciudad extraordinaria, llena de contrastes: grande y pequeña, antigua y moderna, tranquila y frenética, provinciana y cosmopolita, todo al mismo tiempo. Pisa, cuna de próceres como el matemático Fibonacci o el físico Galileo, fascina al turista con sus estrechas calles medievales, sus iglesias románicas y su mercado de frutas y verduras que aún funciona como en el "quattroccento". Podrá pasear por el centro de la ciudad, detenerse en una de las muchas panaderías y comprar las "roschette" (una especie de galleta salada introducida por los judíos españoles que escaparon de los Reyes Católicos), para luego ir a saborearlas sentado en uno de los bancos de mármol de la Plaza Santa Ceterina, bajo los árboles napoleónicos. Y, en las afueras, los centros termales de Casciana Terme, San Ciuliano y Uliveto; o los pequeños y centenarios pueblos de San Miniato o Volterra.

Florencia: Florencia es una de las localidades más atractivas de Italia. Y es que conserva toda la riqueza del pasado. Se trata de una de las mayores capitales del arte y la cultura del mundo. La catedral del Duomo, con su gran reloj decorado en 1443 por Paolo Uccelo, su campanario proyectado por el arquitecto Giotto o las puertas del Baptisterio realizadas por Ghiberti (la puerta sur fue calificada por Miguel Ángel como la "puerta del paraíso"). La iglesia gótica de Santa Croce, con los sepulcros de Galileo y Miguel Ángel. El Museo Bargello; la Piazza della Signoria; el Palazzo Rucellai...

La lista es casi infinita, pero no sólo de arte se nutre este verdadero museo a pie de calle. Los florentinos celebran cada año importantes y coloridas fiestas, como el Scoppio del Carro -una celebración del domingo de Pascua que se lleva a cabo en la Piazza del Duomo con un desfile de vestimentas renacentistas-; en mayo, el Mayo Musical Florentino: dos meses de conciertos, ballets y óperas de todo tipo, o el Calcio Storico del 7 de junio: una interesante mezcla de deportes como el rugby, la lucha libre o el fútbol delante de la Santa Croce.