Así, aprovechando los resquicios y recovecos de la Ley del Mercado de Valores, los presidentes, en un acto más de burla hacia la masa social valencianista, realizarán una recolocación de acciones del club sin necesidad de comunicar la misma a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
¿Cómo van a cumplir con sus atónitos objetivos de pseudo-democratización? Fácil. Lo que siempre hemos dicho: a través de paquetes de acciones de 50.000 euros por accionista. Es lo que técnicamente se conoce como una colocación a inversores cualificados. Esto da lugar a que la recolocación no sea considerada por la CNMV como una oferta pública de venta y, por lo tanto, no requiera de folleto de emisión. Además, como las acciones tampoco cotizan en ningún mercado regulado español (Bolsa de Valencia), tampoco es necesario pasar por el tamiz de la CNMV a través del registro de un folleto de admisión.
De Piles a Llorente (o viceversa): "¿Pero qué hacemos con los pesados de los minoritarios?, ¿esos de 9 o 10 acciones?, si esos de 500 euros. ¿Cómo podríamos tenerlos contentos para la Junta?".
La solución. De Llorente a Piles (o viceversa): "Garrigues dice que existe la posibilidad de recolocar hasta 2,5 millones de euros a cualquier tipo de inversor siempre que no se supere esta cantidad en un periodo de 12 meses. ¿Y la muchedumbre tranquila?. Por supuesto, tampoco tienen dinero para más".
Efectivamente, la Ley del Mercado de Valores, en su artículo 30 bis (Oferta Pública de Venta o suscripción de valores), indica en la letra e), del apartado primero, que una recolocación de acciones no se considerara oferta pública -y, por lo tanto, no pasará por CNMV-, si "la oferta de valores es por un importe total inferior a 2.500.000 euros y su límite se calculará en un período de 12 meses".
Bingo. Este año 2,5 millones de euros. El año que viene (bueno, mejor dicho, dentro de 12 meses, para la próxima junta) otros 2,5 millones de euros.
La verdad. Es sonrojante que este plan de recolocación pueda ver la luz en estas condiciones. Creo, sinceramente, que de llevarse a cabo sería una falta de respecto inimaginable al aficionado 'che'. La Fundación VCF se desprendería del 3,4% de las acciones que posee actualmente (1.531.433 acciones), con destino a la afición (inversores minoritarios). En total, 51.996 acciones representativas del 2,46% del total de acciones en circulación del Valencia CF SAD.
El cooperador necesario. El único trámite por el que deberá velar la Fundación VCF del señor Piles será contar con el concurso de una entidad de crédito. Así es, gracias a la conocida 'Doctrina Rumasa', para poder llevar a cabo la venta de estos 2,5 millones de euros, al dirigirse a la 'chusmilla' empleando una comunicación publicitaria, deberá intervenir una entidad de crédito autorizada para prestar servicios de inversión a efectos de la comercialización de los valores emitidos. Vamos, una especie de sello de calidad. ¿Se les ocurre quién puede ser esta entidad?
Es cierto que la histeria que envuelve al futbol ha alcanzado cuotas insospechadas al hilo de la crisis financiera que padecemos. Pero para este viaje no eran necesarias estas alforjas. ¿Un año perdido para esto?. Espero y deseo que los 49.000 y pico accionistas actuales del Valencia SAD expresen su rechazo más absoluto a esta operación de maquillaje democrático de baja intensidad.
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