VALENCIA. En los mentideros del café y la tertulia (que a veces están en lo cierto y otras no) se habla del nuevo impulso editorial valenciano. Pequeño, volcado, peleón. Como casi todo lo que nos está naciendo. Verdad o mito. Si hubiera que abrir tres ventanas para ver por dentro tres mundos decididos a producir libros de aquí y desde aquí, en valenciano, castellano o viceversa, en muchas de aquellas mesas se lanzarían los nombres de Drassana, Sembra y Andana. Se pronuncian de carrerilla. Las dos primeras salieron del paritorio no hace demasiado; Andana en 2009.
Abran paso a tremendos hedonistas cuyas voces hablan de enriquecer un panorama que se abrasaba, de locuras personales escapando de lo clandestino, y de un momento renovador que, atención a la machada, sitúa la lectura de obras en valenciano tan mal, tan bien, que está en el mejor momento de su historia.
Ricard Peris de Andana, Toni Sabater y Vicent Baydal de Drassana, y Joan Carles Girbés de Sembra Llibres al aparato. Sembra nació por una larga conversación entre Girbés y Xavi Sarrià a cuento de la novela que escribía este último, cantante del grupo Obrint Pas. Cuando las horas se consumieron, sin darse cuenta, acababan de sembrar una editorial.
La de Drassana partió "alrededor de una mesa, en una opípara cena al lado de la plaza del Negrito de Valencia". Y se presentó el 11 de julio de 2014. "Nunca podré olvidarlo porque aquel día mi mujer se puso de parto y pasamos el día al teléfono, pendientes los unos de los otros: ¿cómo va la presentación? ¿cómo va la niña? Y al final la editorial nació la tarde del 11 de julio y mi hija esa misma noche, unas pocas horas más tarde", rememora Baydal. Una editorial y una hija el mismo día. Hay jornadas que valen por media vida.
"Nos identificamos con las aventuras marítimas, con el Mar Mediterráneo que nos une a la cultura clásica de los griegos y los romanos, con la mitología antigua, con "drassana", esa palabra árabe que designa el lugar donde se hacían los navíos con los que los valencianos de la Edad Media surcaron nuestras aguas", cuenta Sabater. Mientras que Andana, especializada en libros infantiles y juveniles, fue el señuelo con el Ricard Peris terminó cerrando un círculo mayúsculo, cuando el alumno editó el libro del profesor. Ànimes de cotó en pèl, de Enric Lluch. "Enric fue mi maestro en la escuela. Aquella pasión por la literatura y por relatar historia que me transmitió cuando era su alumno se convirtió años después en una editorial".
El otro día le escuché decir a un vendedor: "Si es que no se lee nada en valenciano". ¿Tiene razón?
Joan Carles Girbés (Sembra): Hay más lectores escolarizados en valenciano que nunca en nuestra historia. Tenemos un punto de partida bueno para que las semillas que sembramos arraiguen con fuerza. Totes les cançons parlen de tu ha sumado 5 ediciones y 5500 lectores en 10 meses. ¡Sí que hay lectores!
Vicent Baydal (Drassana): Es cierto que los índices de lectura en valenciano son bajos, pero efectivamente nunca como ahora se leyó tanto en valenciano. Hasta el siglo XX porque los índices de alfabetización eran bajísimos y desde entonces porque únicamente en los últimos 30 años ha existido un proceso de escolarización masiva parcialmente en valenciano que, además, crece año a año. Si los editores ofrecemos buenos libros en valenciano, los valencianos responden.
Toni Sabater (Drassana): Y quizás parte de la razón de esa poca lectura en valenciano sea una cierta idea de normalidad que en realidad no se ha dado en las capas mayoritarias de nuestra sociedad. Necesitarán empezar por consumir productos más asequibles, normalizar realmente el hecho de leer en valenciano, y ahí nacerán los lectores que percibirán como natural leer en la lengua en la que hablan y que entonces sí llegarán a esa gran literatura. Por eso apostamos por una variedad amplia de registros, para dar cabida a todos: a los ya iniciados y a los que están por venir.
Andana encontró la tecla con El meu nom no és Irina, de Xavier Aliaga. Sembra con Totes les cançons parlen de tu de Sarrià o Lluitant contra l'oblit de la periodista Laura Ballester. Drassana con Fer Harca, sobre historias medievales valencianas, la novela Després venen els anys de Maria Folch o La balada del Bar Torino de Rafa Lahuerta. "Hace poco un lector se acercó para decirme que Fer Harca era el primer libro que había leído en 10 años y que le había gustado tanto que iba a buscar libros similares para continuar haciéndolo. Resucitar lectores no tiene precio...", recuerda Vicent Baydal.
Se fueron al traste los fatalismos y se renovó la misión de editar libros enraizados a este lugar, tan transversales (ya debería estar penado usar esta palabra) que no sólo buscan los nichos previsibles. Un más allá del confort. "Sin arrogancias pero también sin complejos", se escucha.
"Un ejemplo ha sido la última campaña de fomento de la lectura que hemos realizado estas navidades entre cuatro pequeñas editoriales valencianas -una de ellas Sembra- y 47 librerías. Creo que es un primer paso que ha demostrado que las sinergias pueden ser positivas para todo el sector. Hay que dejar de de 'mirar-se el melic'", pronuncia Peris.
En el Londres de 2009 estaba Ricard Peris escapando de la lluvia cuando se encontró con una presentación de un tal Oliver Jeffers. "Decidimos acercarnos a ver aquella presentación y surgió el amor a primera vista". Desde entonces Jeffers es un reconocido ilustrador y Andana edita todos sus libros en valenciano y, en breve, en castellano.
De repente Girbés -su editorial lanzará el próximo febrero Fallera Calavera, de Enric Aguilar, "nuestra primera novela de humor"- sacude la jornada con una frase titular:
-"En el sector editorial valenciano se han producido más cambios en los últimos 12 meses que en los 25 años precedentes. Es un proceso que no ha concluido todavía. En paralelo a los procesos de concentración están emergiendo nuevas editoriales que complementan la oferta y aportan fuerza y vitalidad. Es un momento esperanzador".
Ricard Peris (Andana), interviene: "Vivimos en una paradoja. En un instante en que cada vez se lee menos (realmente es así) al mismo tiempo es un momento donde están apareciendo muchos nuevos sellos. En una situación de absorciones y compras de las editoriales medianas que dominaban el mercado valenciano, aparece un paisaje con grupos cada vez más grandes y también pequeñas editoriales que han nacido con estructuras 'de batalla'".
Entonces Baydal, uno de los cuatro editores de Drassana, recuerda El coixinet de Vicent Andrés Estellés. "Es su única novela, muy breve, erótica, y siempre le estaré agradecido porque me unió a mi mujer". Y después nació su hija mientras en un lugar de Valencia se presentaba su editorial. Los libros, a veces, cambian la vida.
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