VALENCIA. Con el cine como paladín de las adaptaciones de cómic y la televisión como escudera en ascenso, pasa desapercibido el interés que la historieta ha inspirado en el teatro. Y el vínculo entre ambas artes resulta natural. "Es muy fácilmente trasladable por el simple hecho de que comparten la existencia de una cuarta pared y el vínculo de la necesidad de una conexión visual", subraya el crítico valenciano de tebeos Álvaro Pons, autor del blog La cárcel de papel, premio Expocómic 2009 a la mejor web.
Las últimas experiencias en nuestro país de esta simbiosis son Mr. Kidd, de Bambalina, un montaje para niños con ecos de Jimmy Corrigan, de Chris Ware, que se estrena el 11 de enero en la Sala Escalante de Valencia, y la versión escénica del cómic de Alfonso Casas Amores minúsculos, programada los fines de semana en la Sala Off del Teatro Lara de Madrid.
"Era muy atractivo trasladar el soporte cómic al teatro para niños por el elemento gráfico, por ese lenguaje que permite narrar a través de la imagen y sin recurrir a la palabra", explica la directora de Mr. Kidd, Eva Zapico.
Con ese objetivo arrancó un proyecto que se reveló arduo cuando la compañía valenciana reparó en que los cómics dirigidos a la franja de edad del público del espectáculo, niños de 5 a 10 años, "o eran muy infantiles, demasiado simples, o ya para adolescentes".
Eva recordó entonces una novela gráfica que le marcó el día de su lectura, Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo. La obra, a la que muchos han aclamado como el Ulises del noveno arte por su renovación del género, está protagonizada por un treintañero solitario, con una madre controladora, un trabajo alienante y un padre al que conoce por primera vez siendo adulto.
"Me interesó porque Jimmy viaja en busca de su identidad y crea un universo paralelo de fantasía para poder sobrellevar la realidad que le rodea. Me atrajo la idea del niño que inventa personajes para que le ayuden a superar sus miedos en el periplo en pos de su progenitor", subraya la directora.
Su Kidd resuena a Corrigan, pero no es una adaptación. Las escenas de la obra parecen transcurrir en el interior de una viñeta. Los dibujos son de trazo limpio y cromatismo rotundo. Los volúmenes se recrean a partir de la superposición de superficies planas y bidimensionales.
"Lo que conecta con el lenguaje de la ilustración es que el espectáculo resulta muy visual: sin palabras, con color y mucha acción por parte de los actores. Y la escenografía se conforma a partir de elementos planos elaborados en papel y cartón", detalla Zapico.
Aunque la autora ha estudiado los mangas del japonés Tori Miki y las historietas poéticas y oníricas del alemán Ulf K, hay mucho poso del trabajo del director de cine Michel Gondry. En especial, de su película de 2006 La ciencia del sueño. "Su estética se nutre de lo gráfico. Tiene una manera sencilla y artesanal de construir los espacios escenográficos que me resulta muy evocadora. Utiliza cartón para crear los objetos y la técnica stop motion para narrar mediante animación".
Mr. Kidd relata la historia de superación de un niño que puede hacerse gigante, volar y viajar en el tiempo. En sus aventuras le acompañan un robot, un caballito de juguete y un superhéroe.
LA CASTAÑA DE SPIDERMAN
También se han servido de un superhéroe en Broadway, pero alejados de toda sensibilidad artesanal y con resultados catastróficos. Spider-Man: Turn Off The Dark es un musical inspirado en 40 años de álbumes de la Marvel. El montaje contó con un presupuesto de 65 millones de dólares destinados a recrear el skyline de Nueva York, coreografías de lucha y actores que sobrevuelan al público. La banda sonora era obra de Bono y The Edge, de U2, y la dirección original, de Julie Taymor, la celebrada creadora de la versión escénica de El Rey León. A pesar de tan excelsos mimbres, la obra acumuló críticas demoledoras de la prensa especializada, problemas técnicos varios, lesiones del reparto, hasta media docena de aplazamientos del estreno y la espantada final de Taymor tres meses antes de la première.
"No creo que fuera por el personaje en sí, sino por la enorme inversión necesaria para trasladar la saga a un mecanismo tan complejo como es el musical. El encuentro de ambos géneros no pegaba ni con cola. El musical es un género complejo y la escenografía para simular los efectos especiales era muy complicada", argumenta Álvaro Pons.
En opinión del divulgador, los cómics y autores que más potencial presentan para ser adaptados a los escenarios son aquellos que no requieren una gran inversión en decorados. "Aunque los clásicos y la ciencia ficción han tenido una repercusión muy importante entre los lectores tienen una difícil traslación al teatro por una cuestión económica. Los planteamientos que han sido más activos en los último 30 años son los costumbristas y autobiográficos", concluye el crítico.
LATIDOS PEQUEÑOS, PERO ROTUNDOS
En esa línea cercana y cotidiana transcurren las viñetas de Amores minúsculos. Y fue ese potencial el que Diego Rebollo, productor ejecutivo de la adaptación a los escenarios e integrante de la productora teatral loszurdos, percibió en el cómic de Alfonso Casas.
La traslación de esta comedia romántica urbana se ha convertido en una de las revelaciones teatrales de la cartelera madrileña por la empatía y la emoción que despierta en los espectadores.
"Con esta adaptación buscábamos dar alma a los personajes al mismo tiempo que trasladábamos la intimidad de la lectura del cómic al escenario", relata su director, Iñaki Nieto. El cómic original está estructurado en tres historias separadas y unidas entre sí por una fiesta fortuita. "Con el fin de crear una estructura que mantuviera la tensión dramática durante toda la obra tuve que mezclar las historias y dar más protagonismo a personajes que ocupaban un papel secundario", detalla Nieto.
Para procurar la conexión del público con los protagonistas de este entramado de amores efímeros, todos se presentan con un monólogo. "Esta introducción nos sirve para introducir a los personajes y posteriormente mostrar las contradicciones propias del ser humano. Una cosa es cómo nos vemos nosotros, como queremos que nos vean, y otra bien distinta es cómo nos comportamos y cómo nos ven los demás".
La experiencia ha derivado en una retroalimentación entre el original y su réplica escénica. Los lectores del cómic de Casas se han interesado por el nuevo punto de vista que aporta la adaptación a la escena, y los espectadores a los que les ha gustado la obra se han animado a leer por el libro.
PRIMERO FUE LAUZIER
Comparte Pons que fue el historietista francés Gérard Lauzier quien bautizó este tipo de relatos comunes, prestos a la identificación con el lector por su componente cotidiano, como tranches de vie, lo que en inglés se conoce como slice of life y en español vendría a traducirse como rodajas de vida.
Su obra Las cosas de la vida esta conformada por pequeñas secuenciasque se surten de anécdotas o acontecimientos relevantes en la vida de sus mundanos protagonistas. Como apuntan desde la editorial Fulgencio Pimentel, que ha publicado su tótem bibliográfico en un solo volumen, se trata de "un conjunto de historias cortas que conforman, siempre desde el humor, una radiografía de la sociedad francesa con el acento puesto en la lucha de clases, la guerra de sexos, el inmovilismo de la burguesía, la vacuidad utópica de la izquierda, el desnortamiento de la juventud y la crisis de la edad madura".
A principios de los ochenta, el vitriólico autor galo se reciclaría en dramaturgo con la adaptación de Las cosas de la vida, que en España fue representada por Dagoll Dagom bajo el título Glups!!. A esta pieza le seguirían, entre otras, Le Garçon d'appartement, protagonizada por Daniel Auteil.
La editorial logroñesa editará en dos meses al italiano Andrea Pazienza, cuyos personajes y historias también han cobrado vida en el teatro en diversas ocasiones. La última experiencia se titula Nel segno di Paz!, de las compañías genovesas Teatro le ZeRBe y Teatrovunque. Por el montaje desfilan los personajes claves de su obra, como el cínico y amoral Zanardi y el protagonista de su ópera prima, Penthotal, representante de la generación universitaria italiana de los setenta, marcada por el activismo político y el consumo de drogas.
Compatriota de Pazienza fue Gianni de Luca, que realizó el camino inverso, la traslación del teatro a las páginas del álbum ilustrado. El autor transalpino adaptó las obras maestras de William Shakespeare La tempestad, Hamlet y Romeo y Julieta. "Su traslado a cómic muy especial, porque hacia de la página un escenario único y los personajes se movían en ese escenario como sucede en el teatro", esgrime Álvaro Pons.
EL CHORIZO, EL ASESINO, EL VAQUERO Y EL REDACTOR
En España, el trasvase ha sido inferior al de países donde la novela gráfica disfruta de un mayor predicamento, pero igualmente interesante. Uno de los más exitosos fue Makinavaja. El malogrado Ivá vio saltar de las páginas del semanario El Jueves a los escenarios las andanzas canallas de su atracador con tupé del barrio chino de Barcelona. Los trapicheos del "último choriso" contaron con la música de Pata Negra. El responsable de la adaptación, el actor, director y productor teatral ilicitano Pepe Miravete, se atrevería a continuación con Torpedo 1936, la serie de cómics sobre el asesino a sueldo Luca Torelli de Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet. La obra, estrenada en 1993, era un compendio de 14 de las historias protagonizadas por el inmigrante italiano en el Nueva York de la Gran Depresión, y fue interpretada por seis actores que daban vida a cerca de 40 personajes.
Más reciente es Cuttlas, anatomía de un pistolero, la obra de teatro visual realizada en 2008 por Produccions Esencials y Acetato Teatro a partir de las tiras cómicas ambientadas por Calpurnio en el Lejano Oeste. Las compañías emplearon técnicas de teatro de objetos, bunraku japonés, música en directo, teatro de sombras y videoproyecciones para insuflar vida al vaquero de trazo minimalista.
Mauro Entrialgo, guionista de la serie de animación de Cuttlas, escribió el texto original Herminio y Miguelito para darle una segunda vida teatral a su personaje Herminio Bolaextra, un reportero de un periódico amarillista cuyo apodo responde a la presencia de tres testículos en su entrepierna. Tras la experiencia, el ilustrador e historietista se animó a prolongar su incursión en el teatro con otras tres piezas, 30 millones de gilipollas, ¡No hay huevos! y Se empieza por los porros. Las cuatro fueron recopiladas a finales de 2013 en el libro ¡Mucho teatro!, una publicación de Diábolo Ediciones de 400 páginas que contiene carteles originales, fotografías de las representaciones, bocetos de los decorados, hojas de mano, anécdotas y curiosidades.
Hola Begoña. Sobre la obra de teatro de Torpedo, fueron 7 los actores que dieron vida a los personajes. En cuánto al número de historias que dices que se adaptaron, comentas que fueron 14, ¿tienes algún dato que lo confirme? Me interesa la información. Gracias.
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