VALENCIA (CP/EFE). El concierto de Año Nuevo en Viena es posiblemente una de las grandes referencias musicales del año; no tanto por su calidad artística, es un concierto cómodo para los músicos, agradable, sino sobre todo por lo que implica de prestigio. Se trata de una gran cita mediática, con cientos de millones de espectadores. Y la batuta la llevó este año un director muy vinculado a Valencia, al Palau de les Arts, Zubin Mehta (Bombay, 1936).
Por quinta vez el director indio se subía al atril para dirigir un concierto que transciende los límites de la música clásica y de la propia historia. Inventado en pleno nazismo como una respuesta modesta al decreto del III Reich que intentó disolver la Filarmónica de Viena, el concierto de Año Nuevo se convierte año tras año en una celebración de la música por la música.
Compases de vals, champán, confeti, una realización algo casposa, y muchos aplausos se citaron este jueves en la Musikverein de Viena para dar inicio musical al 2015 con el 75º Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica vienesa. La Sala Dorada arropó a Mehta con una cálida ovación cuando el maestro indio subió al escenario vienés, lo que le convierte en el cuarto director con más interpretaciones. Mehta comenzó con gesto emocionado el tradicional recital.
La retransmisión en España corrió como siempre a cargo de RTVE y durante la misma el célebre crítico José Luis Pérez de Arteaga calificó de "heroica" la gestión de la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, gran amiga personal de Mehta.
Al hablar de que Mehta ha sido director del Festival del Mediterráneo, el presentador comentó que el certamen pertenecía "al Palau de les Arts, que dirige con heroísmo, hay que decirlo, Helga Schmidt". Fue la principal sorpresa que deparó un concierto que de por sí rara vez aporta mayores novedades que descubrir a personalidades entre el muy selecto público.
HOMENAJES EN EL PROGRAMA
En homenaje a la estrecha relación del maestro con la ciudad, donde estudió y donde inició su relación de amistad con personalidades como Daniel Barenboim, la orquesta le dedicó la primera parte del repertorio, que se inició con la obertura titulada 'Una mañana, un mediodía, una noche en Viena' del compositor de operetas austríaco Franz von Suppé. Uno de los últimos valses escritos por Johan Strauss, 'Cuentos de Oriente', fue la segunda pieza de la mañana, a la que siguieron composiciones vibrantes de los hermanos Joseph y Eduard Strauss.
El concierto de este año celebró también el 200 aniversario de la Universidad Técnica, cuna de los ingenieros austríacos desde los tiempos de los Strauss, y uno de los temas de este año junto a la Universidad de Viena y el Ring, la avenida circular más famosa de la ciudad. Así se interpretaron piezas como la polca 'Electromagnética' o el vals 'A todo gas'.
Tras la clásica ofrenda floral al director, se interpretó la 'Polca de las explosiones' que finalizó, haciendo honor a su título, con una explosión de confetti, con detonación incluida, un recurso que ya utilizó Mehta en su primera dirección de la orquesta, en 1990, y que recuerda a los que se emplearon en Valencia para su despedida del Palau de les Arts. Para el anecdotario de la cita quedarán ciertos instrumentos peculiares que los filarmónicos sacaron a relucir este año, como una carraca o un pequeño silbato lleno de agua para imitar los gorjeos de los pájaros.
El final del concierto fue el inevitable 'Danubio azul' (elegante y transparente dirección la de Mehta). Llegados a este punto, otra tradición que ningún director se atreve a incumplir y tampoco Mehta: falso inicio del 'Danubio Azul', interrumpido por los cómplices aplausos del público, entonces el director se gira, finge enfado y desea un "¡Feliz Año!" con una sonrisa antes de retomar el vals más famoso del mundo. A continuación, el segundo bis, la no menos inevitable 'Marcha Radetzsky', en la que Mehta dirigió los tradicionales aplausos de acompañamiento de los espectadores como si fueran un músico más de la Filarmónica. Era una fiesta y así lo vivieron.
Lamentable. El comentario de José Luis Pérez está fuera de lugar. Por inapropiado, por partidista y... por falso. Tan solo desear que a no mucho tardar algún superior con una pizca de cordura, proceda a firmar su cese. Si es que lo tiene (lo de la cordura, porque jefes y jefecillos seguro que los tiene, muchos y muy bien pagados por todos nosotros).
Tranquilo Hermelando, ya no quedan muchas más cosas que arrasar.....¿o sí?...
...."heroica" como mínimo...xq aguantar a tanto "listo" como tenemos aquí e intentar q funcionara un palacio de la ópera como el q tenemos sin un duro de ayuda (lo recibe todo Madrid y Barcelona) consiguiendo todo lo q consiguió x ser quien es, merece ese calificativo. Ahora NO tenemos ni a Helga ni a Mehta.....para mayor gloria de todos los Hermelandos de la Comunitat......y así nos va todo!!!.-
El señor Pérez debe haber viajado gratis (pagado con dinero de todos los valencianos) muy a menudo al Palau de les Arts para tener una opinión tan pintoresca.
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