VALENCIA. La llegada de los centros comerciales supuso, para cualquier ciudad, una convulsión de las tiendas tradicionales. Estas colmenas de grandes empresas no solo han sido una amenaza para los comercios con mayor identidad y arraigo, sino que su forma de operar, dinámica y recursos económicos, han sabido atraer la economía y la atención a su entorno. Una oferta en la que la publicidad, el ocio y el entretenimiento han sustituido los espacios ajenos a los vínculos de la ciudad y al interés por la artesanía y el comercio local.
En Valencia la reacción de los comerciantes frente a esta realidad fue lenta. Integrados y cohesionados a partir de la Asociación de Comercios Históricos del Centro, la primera gran revolución llegó entre los años 2003 y 2004 con el primer Plan Arteco. Con esta primera piedra, los comerciantes empezaban a combatir con informes técnicos y políticas activas la desaparición de estas tiendas. Lo hicieron con las ayudas de instituciones como el IMPIVA, pero principalmente autofinanciados por su propia cuota.
Lo primero que descubrieron fue, en aquel estudio inicial, que la llegada de estos hasta el centro de la ciudad se producía en transporte público (preferentemente, autobús de la EMT) o, sencillamente, andando. Una minoría accedía a las compras en los comercios del centro en coche, pero siempre cuando su lugar de origen estaba a más de 15 minutos a pie de esta área de trabajo. Porque los comerciantes asociados en la citada organización son los que se encuentran entre las grandes vías de Guillem de Castro, Margen del Río Turia y Colón. En esa área con forma de corazón, el primer plan Arteco propuso diversas peatonalizaciones como la de la calle En Sanz y adyacentes, paradigmáticas del citado proyecto.
De una forma más o menos velada, el plan trataba de frenar la desaparición del comercio más allá de Barón de Cárcer. La antigua Avenida del Oeste se iba convirtiendo en una suerte de última frontera para la pérdida de comercios, pero la creación de los ejes peatonales y la llegada de los parkings de la Plaza de Brujas, Vinatea-Hospital y San Agustín se parapetaba como la gran estructura para dinamizar el comercio del centro.
Lo cierto es que el parking del Mercado Central, el de la Plaza de Brujas, sigue bloqueado en su licitación para la puesta en marcha, aunque terminado. Es la base para rematar un plan que, además, incluye la doble dirección y ensanche de aceras de Barón de Cárcer y la conexión peatonal de todo el entorno del Mercado con la Lonja. Un plan urdido, con retrasos por muy diferentes motivos particulares y municipales, impulsado técnicamente y promovido con los recursos de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, aunque capitalizado por toda la ciudad.
El objetivo de la misma es el de la generación de economía a partir de las soluciones de tráfico, movilidad e innovación en el comercio. Desde la propia organización, una portavoz reconoce a ValenciaPlaza.com que "no siempre todos los comerciantes entienden el bien colectivo de nuestras propuestas. A menudo, lo importante para muchos de ellos es si el cambio en su entorno le afecta directamente a su fachada".
Ese es uno de los obstáculos contra los que ha bregado la asociación durante los últimos años. No obstante, desde la gerencia se reconoce que "han sabido diferenciar las mejoras pese a la fuerte desaceleración del consumo y de hecho existen un buen número de comercios más vinculados que nunca a la asociación".
Las ‘islas ecológicas' (sin contenedores), la llegada de árboles a los espacios comerciales, isletas entre aparcamientos y la mejora de la movilidad en general han sido los caballos de batalla de la asociación. Para ello se han realizado estudios de acceso por parte de los peatones en los diferentes planes Arteco, para descubrir por ejemplo que los distritos 8 y 10 (Arrancapins y Botànic) son dos de los que más acceden a comprar al centro y su principal embudo resulta ser la calle del Hospital. Gracias a estos informes, las vías han ido adecuándose y ahora culminan una década de influencias en las principales zonas comerciales.
AMENAZAS Y OBJETIVOS
No obstante, desde la asociación visualizan diferentes amenazas a su labor en constante propuesta. Una de estas es la presión constante para el uso de las zonas peatonalizadas como terrazas, algo que desde la organización se evita: "no queremos que el trabajo para la accesibilidad y potenciación económica de los negocios del centro silva de trampolín a terrazas y bares que se aprovechen de esta inversión pública", señala la portavoz.
No es la única: sobre la marcha han variado diseños de aceras que fomentaban el parking de motos indiscriminado. El cierre de comercios y las jubilaciones también han proliferado durante los últimos años: de 450 asociados han pasado a algo más de 300, y también algunos comercios ("los menos") han abandonado la misma por desavenencias puntuales. El contexto, agresivo en lo comercial y frágil en lo económico, no ha ayudado a una asociación que por otro lado mantiene todo su potencial en los estudios técnicos que han ido dinamizando las concejalías vinculadas del Ayuntamiento de Valencia.
Las inversiones a menudo han contado con diferentes ayudas de dinero público por parte de los diferentes estamentos, especialmente por parte de la Dirección General de Comercio de Generalitat, pero también con alguna ayuda obtenida de la Unión Europea. La última de ellas está también entroncada con el futuro plan que remodelará las calles Félix Pizcueta, Pizarro, Hernán Cortés y Conde Salvatierra. El objetivo es vertebrar ejes transversales en dos sentidos: el centro de la ciudad y el pulso de población creciente en Ruzafa.
Este 2014 se cierra una década de influencia con planes destacados como la remodelación de la Plaza Redonda, en la que solo el menudeo de los casos hizo posible el proyecto y sin el que actualmente la zona se hubiera degradado hasta el extremo de ser expropiada. Los planes Arteco de 2008 y Arteco de 2011 todavía mantienen activas acciones en buena parte del tejido industrial vinculado al centro de la ciudad, con un creciente cambio de calles peatonalizadas y el reto de finalmente dotar a la Plaza de la Reina de esta condición.
No todos los CC son iguales. Personalmente prefiero los cerrados vs los abiertos, ¿por qué?, principalmente porque los cerrados están climatizados y a salvo de la intemperie y tampoco tienes que aguantar a los fumadores que sí hay que soportar en CC abiertos. En un CC p ej El Saler tienes hipermercado, multitud de tiendas de distintas ramas, hostelería, cines, aparcamiento....y si tienes críos pequeños, después de comer pueden corretear por allí sin miedo al tráfico rodado. Esas son algunas claves del éxito de los llamados centros comerciales
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.