VALENCIA. Las últimas semanas reflexionando sobre gastronomía con distintas personas, siempre llegábamos a la misma conclusión. Ha sido muy simple, muy evidente pero igualmente certera: entender de gastronomía es una cuestión de pasión.
Lo reconozco, no me gusta el fútbol, por mucho que me cuenten y me intenten conmover con las destrezas de jugadores y entrenadores nunca me he emocionado viendo un partido. Me sucede lo mismo con los toros -polémicas aparte-, con el heavy metal o con los coches. Reconozco mis limitaciones, por lo que nunca opinaré de aquello con lo que tengo una distancia insalvable.
Creo que tener pasión por algo es imprescindible para poder llegar a entender la vida. Elijan cada uno la suya y no se conformen, pueden elegir más de una. Hay personas que a la pasión la llaman fe, al fin y al cabo es lo mismo, esa tendencia incontrolable por buscar algo que nos reconforta frente al mundo extraño y ajeno en el que vivimos. Si eligen la gastronomía... bienvenidos al club.
Por suerte tenemos el privilegio de comer varias veces al día, aunque no todos disfruten haciéndolo. ¡No importa mucho!, en el fondo sólo es comida, si no fuera porque muchos de estos desapasionados por lo gastro son los que más opinan en privado o en público, e incluso escriben sobre lo que está bien o lo que está mal en un restaurante.
La pasión, al igual que el amor, viene y se va, no es eterno, y además hay que cuidarlo. ¡Por Dios!, ¿se consideraría experto en fútbol a alguien que nunca ha visto un partido de la Champion Leage?, ¿tendrían valor sus opiniones sobre equipos y jugadores?. Pues eso hay que aplicarlo a la gastronomía y juzguen, lo digo por los que opinan teniendo en cuenta solo el bolsillo o por las viejas glorias que perdieron la pasión pero siguen dándole a las teclas.
Bueno, yo sigo a lo mío.
En este intenso año 2014, que ya termina, he tenido la suerte de poder disfrutar de fantásticas comidas y de grandes platos (también he tenido grandes fracasos). Como muestra de ello, les propongo mi ranking personal de los mejores platos y los mejores menús, con la intención de que se animen a probarlos y quizá así el veneno gastro entre en sus venas.
Este ranking solo se rige por el placer recibido, independientemente del tipo de cocina, del importe de la cuenta, de las estrellas Michelin o de los productos cocinados, por lo tanto no esperen coherencia, solo pasión.
Los 10 mejores platos de 2014: Placer, memoria, creatividad y producto.
1. Cremoso de mostaza. L´Escaleta. Cocentaina.
2. Cebolla tierna mantecada con anchoa y café. Ricard Camarena. Valencia.
3. Carne de brocoli en el Cenador de Amós. Villaverde de Pontones, Cantabria.
4. Callos de piel de cerdo. El Portal de Echaurren, Ezcaray. La Rioja.
5. Ravioli de ricota ahumada con Caviar. Santceloni. Madrid.
6. Crema ácida de sidra. Obrador Grate. Logroño
7. Berenjena, queso, salazones y piñones. Saiti. Valencia.
8. Tartar de atún con caviar, angulas y huevo. Kabuki. Madrid
9. Figatel de sepia. El baret de Miquel. Denia.
10. Taco de pescado al pastor. Barra Vieja. México D.F.
Los tres mejores menús: Equilibrio, ritmo, coherencia y vanguardia.
1. Naturaleza, tiempo y emoción. Mugaritz
2. Tomorrowland. Quique Dacosta Restaurante
3. El menú de Peter Pan y Wendy. Diverxo.
Y en 2015 más...mira que me gustan poco las listas .... Pero esta es muy acertada . Muy muy acertada.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.