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VALENCIA. El Museo de Bellas Artes de Valencia abrió por primera vez sus puertas al público en el antiguo convento del Carmen el 5 de octubre de 1839, hace 175 años. Para celebrar la onomástica el centro ha organizado una pequeña pero simbólica exposición que reúne las seis primeras obras que formaron el germen inicial del futuro museo.

Las seis fueron donadas en 1813 por diversas comunidades religiosas a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, en agradecimiento por cómo habían conservado sus obras durante la ocupación napoleónica de Valencia por las tropas francesas al mando del mariscal Louis Gabriel Suchet.

La pinacoteca de la Academia de San Carlos hasta 1812 había estado formada solamente por 117 cuadros de muy diversa calidad, incluidos los de sus mejores profesores. Tras la frustrada iniciativa del mariscal Suchet de crear un museo, comenzaron a llegarle las donaciones.

La primero estuvo compuesta por las seis obras antes citadas: San Pedro Nolasco intercediendo por sus frailes enfermos, de Jerónimo Jacinto de Espinosa, procedente de La Merced; el Retrato del Padre Jerónimo Mos, también de Espinosa, del convento de Santo Domingo; la Última Cena del Señor, de Vicent Joanes, del Carmen; Calle de la Amargura, de Joan de Joanes, del Temple, donada por la Orden de Montesa; y una Magdalena, del mismo Espinosa, procedente del convento de Santa Catalina de Siena.

Las dos últimas pinturas, que fueron seleccionadas por el pintor de cámara y académico Vicente López, serían regaladas posteriormente por la Academia de San Carlos al rey Fernando VII, cuando éste visitó la ciudad el 22 de abril de 1814 a su regreso del exilio en Valençay y en la actualidad se conservan en el Museo del Prado. Ahora, 200 años después, se vuelven a reunir de nuevo en Valencia de manera excepcional para esta muestra.

UNA IDEA DE SUCHET

La idea de Suchet de crear un museo no se perdió y ya en el mismo 1813 ingresaron también en la Academia como donación del Barón de Frigrestani unos cuadros de Batallas de Esteban March. A los dos años, en 1815, Vicente López instaba a Mariano Salvador Maella a que legase su boceto de bóveda del Palacio Real con la Apoteosis de Adriano.

Las donaciones prosiguieron y en 1823, el Monasterio Jerónimo de La Murta, de Alzira depositaba en la Academia treinta y un retratos de valencianos ilustres, que habían pertenecido a Diego de Vich. En 1831, Salvador Perellós y Lanuza donaba veinte cuadros de su propiedad. En 1835, tenia lugar el más importante legado, efectuado por Francisco Martínez Blanch, cónsul de España en Niza, compuesto de setenta y nueve obras, algunas de rocambolesca trayectoria como el Autorretrato de Velázquez, sacado del Vaticano por los franceses. Con todas estas donaciones se incrementó la colección académica alcanzando unos trescientos cuadros, que fueron los que conformaron la primera gran exposición.

La muestra que celebra esta creación, y que tiene por explícito título Orígenes, se podrá contemplar hasta el 1 de febrero y se complementa con selección de obras en las que se pueden apreciar diferentes imágenes gráficas de la ciudad de Valencia, así como visiones concretas del entorno urbano de las dos sedes que el Museo de Bellas Artes de Valencia ha tenido a lo largo de sus 175 años de presencia en la ciudad, el antiguo convento del Carmen y, desde 1946, el Colegio-Seminario de San Pío V.