MADRID. (EP) En la prevención una de las frases más oídas es la del padre de la Medicina Hipócrates: "Que el alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento". Sin embargo, para las personas que sufren histaminosis alimentaria no alérgica aquellos alimentos que más consumen también son, sin saberlo en la mayoría de los casos, el origen de sus malestares físicos.
La alergia alimentaria es un mecanismo de respuesta anómala del organismo ante un alimento y que suele presentar síntomas agudos a diferencia de la intolerancia alimentaria en la que se produce una pérdida progresiva de la salud por el consumo moderado de alimentos en buen estado.
Según explica el doctor Félix López Elorza, director del Laboratorio del Hospital Victoria Eugenia de Sevilla, de Cruz Roja Española y director de la Unidad de Intolerancias Alimentarias de este centro sevillano, el mecanismo por el que se producen las intolerancias alimentarias en la mayoría de los casos se debe a una liberación de histaminas, un mediador fisiológico, en un proceso no alérgico, lo que se denomina histaminosis alimentaria no alérgica (HANA).
"La HANA es una enfermedad adquirida con un periodo silente de varios años en los que se van presentando síntomas de forma progresiva", apunta López Elorza. Los síntomas crónicos varían en cada persona pero pueden ir desde cefaleas, deshidratación de discos intervertebrales, estreñimiento, diarrea o dolores musculares. En muchos casos existen pacientes en los que se mezclan alergias y HANA.
Volviendo a la comparación con las alergias alimentarias, en éstas existe una base genética mientras que la HANA es una enfermedad adquirida sin base genética en la que se han producido alteraciones en el tubo digestivo derivadas de una lesión como una gastroenteritis, una parasitación o un tratamiento farmacológico.
Esta lesión suele originar una permeabilidad del intestino a ciertos componentes de los alimentos que tras atravesar la barrera intestinal desencadenan mecanismos que promueven la acumulación de histaminas en los tejidos corporales del paciente y que ocasionan sus síntomas.
Los pacientes pueden realizar un peregrinaje por diferentes especialistas médicos y aumentar sus problemas con una medicación que se dirige a los síntomas y que daña aún más al tubo digestivo por lo que se agrava el problema. Estas personas presentan síntomas en los sistemas cerebral, intestinal y del aparato locomotor, lo que explica su paso por distintas consultas hasta que se acierta con el diagnóstico.
UN PROTOCOLO CLÍNICO BIEN DEFINIDO
Aunque no se han llevado a cabo estudios en la población general, el especialista estima que en mayor o menor grado de severidad esta intolerancia a los alimentos mediada por la histaminosis podría darse hasta en un 50% o 60% de la población.
"La histaminosis lleva a la intolerancia a determinados alimentos y es el único mecanismo que justifica los síntomas. Estos alimentos a los que se es intolerante son los que más frecuentemente comemos", explica el doctor.
Para realizar el diagnóstico clínico se extrae una muestra de sangre al paciente que se expone a fórmulas diseñadas en el laboratorio que se corresponden con los 12 alimentos de mayor consumo entre la población (pescado azul, pescado blanco, leche, yema y clara de huevo, carne de ternera, cerdo y ave, trigo, soja, maíz y arroz) y que explican el 95% de los casos de histaminosis.
Cuando se ha detectado el grupo de alimentos ante el que reacciona la sangre del paciente se determina cómo deberían evolucionar los síntomas de éste tras restringir o eliminar de la dieta estos alimentos.
TRATAMIENTO
El tratamiento es básicamente dietético aunque existen especialistas que lo combinan con acupuntura, homeopatía y otros tratamientos alternativos para aliviar la sintomatología del paciente.
"Cada paciente es un proyecto, lo que se busca es una mejoría clara en un periodo relativamente breve y si ésta no se produce se buscan las causas. Tomar una medicación pautada puede resultar fácil sin embargo hay personas que no asumen que no pueden tomar un alimento concreto durante 6 meses", aclara López Elorza, promotor del Grupo HISTAL, especializado en el diagnóstico y tratamiento de la histaminosis alimentaria no alérgica.
El especialista añade que la atención al enfermo ha de ser integral laboriosa ya que "hay que tener en cuenta todos los factores que puedan contribuir a la liberación de histamina tales como aspectos psíquicos, consumo de fármacos, etc. por ello, el apoyo de médico y dietista es fundamental para recuperar la salud", apunta.
Y añade que "hay que desterrar la idea de 'me hago un análisis y dejo de comer lo que me salga positivo", señala. Una vez que se produce la mejoría en el paciente se pasa a una segunda fase en la que se van reintroduciendo los alimentos que producían la patología. "La histaminosis se puede curar pero conlleva ser muy disciplinado como paciente en la abstención a los alimentos que producen la intolerancia", concluye López Elorza.
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