VALENCIA. Si alguien creyó alguna vez que Internet salvaría al arte contemporáneo, debería abandonar esa ilusión lo antes posible. Los nuevos medios y las nuevas formas de comunicación a través de redes sociales no son la panacea. En la actualidad, según los datos que maneja la directora de Art Economics Clare McAndrew, el comercio online supone tan solo el 6% de las ventas a nivel mundial y un porcentaje mucho menor en España.
No es una tendencia que vaya a cambiar. Al menos no a medio plazo. En este sentido, la presidenta de la asociación valenciana de galerías de arte contemporáneo LAVAC, Olga Adelantado, comparte la tesis de McAndrew de que las obras importantes, las grandes piezas, se seguirán comprando en persona. Porque a los artistas y a su arte se les ve físicamente. La pincelada no se distingue a través de un Whats App.
Con todo, pese al poco rédito que supone internet, tantos las galerías como los artistas se han significado desde hace décadas por abrazar las nuevas tecnologías con notable alegría y no piensan dejar de hacerlo. Así, Adelantado recuerda que, por ejemplo, "la mayoría de las galerías de arte valencianas" disponen de páginas web desde hace más de veinte años y es raro el artista que no cuenta con la suya propia, ya sea para vender o tan sólo para difundir su arte. "No es tanto por volumen de venta, sino más por mantener un contacto directo con el cliente, con el aficionado al arte", explica. Y es que, vender, lo que se dice vender, poco. Aunque ella misma ha conseguido recientemente que le compren un cuadro por Instagram, es consciente de que se trata de una excepción. El mundo digital es pues, en cierta medida, un escaparate sin puerta.
SÓLO EL 2% MUNDIAL DEL MERCADO
Uno de los problemas que se encuentran los profesionales para poder monetizar sus propuestas a través del mercado digital es ya de entrada la escasa dimensión del mercado del arte contemporáneo español, apenas el 2% del global mundial, con unas transacciones en 2013 de 336 millones de euros, según los datos del informe El mercado español del arte en 2014, encargado por la Fundación Arte y Mecenazgo, de la Fundación La Caixa. La cifra es baja y aún así supone que España sea el sexto país europeo y el noveno del mundo en ventas, pero a mucha distancia de los grandes como Reino Unido o Francia.
En ese contexto, cualquier propuesta se enfrenta siempre al mismo problema: para dar réditos, tiene que ser planteada y meditada a largo plazo. Muy largo. Así lo cree Juan Pérez de los Cobos, uno de los impulsores de la iniciativa mitaza.es, en la que proponen una peculiar fórmula de difusión de arte contemporáneo valenciano: han solicitado a artistas locales que les creen pinturas, que usan como reproducciones para tazas de café.
"Vamos lentos, pero vamos, porque esto es una carrera de larga distancia", explica. "Tanto mi socio [David Pastor] como yo venimos del mercado online y sabemos a qué nos enfrentamos. Conocemos los procesos y los tiempos y esto [el mercado digital] no tiene prisa", añade. Con la experiencia que les da haber recomendado paciencia en el pasado a otros clientes, ahora ellos se están aplicando esa misma receta estoica.
Por si fuera poco, artistas, galerías y profesionales, se han encontrado en muchas ocasiones solos ya que las distintas administraciones evidencian, por regla general, una considerable falta de cintura y modos dignos del siglo pasado. En el caso valenciano el mejor ejemplo sería el del IVAM, que por no disponer no dispone de ni Wi Fi en sus instalaciones, y cuya página web será completamente remozada en los próximos meses ante su evidente desfase estilístico y de contenidos. La única solución digital adoptada por Consuelo Císcar durante su década como directora fue subir en formato PDF los catálogos de las exposiciones, si bien no se trataba de una apuesta por el mundo virtual sino un mero ardid ante la incapacidad presupuestaria para imprimir la mayoría de ellos.
LA REALIDAD DE UN 'MARKETPLACE'
Pese a sus imperfecciones y peros, la venta de arte online ha acaparado ya la atención de, por ejemplo, Business Booster, una de las aceleradoras de empresas más destacadas con capital valenciano. Lo hizo en su segunda edición, atrayendo la idea de ArtTroop, un marketplace con el que pretendían ofrecer arte online y offline al alcance de sus clientes a golpe de clic.
En funcionamiento desde marzo de 2012, ArtTroop ha comprobado las múltiples dificultades de implementar el mercado del arte en Internet. "Para empezar, los artistas de obras físicas han tenido que adaptarse a fotografiar su trabajo y a entender cómo se va a mostrar online", reconoce Raquel Bernal, cofundadora la plataforma.
Aunque el número de piezas en el catálogo entre la obra física y la digital es similar, las cifras hablan de una mejor venta del producto ‘nativo': "La ilustración, la fotografía digital... de momento tienen mejor mercado". Bernal admite que el proyecto "no ha generado las ventas que esperábamos en el plan", motivo por el cual en este momento ArtTroop trabaja en un rediseño de su modelo de negocio.
GAIA CREA EL MÉTODO GIOTTO
La presencia en Internet se extiende no sólo a la compra venta de pintura, sino también a los cursos de formación de las academias. Una empresa de este ramo que se ha sumado al paisaje online recientemente ha sido Gaia, un centro de estudios de Valencia con más de 25 años de experiencia que ha incluido en su página web un curso de dibujo y pintura que, con el nombre Método Giotto, ofrece al usuario la posibilidad de aprender las nociones básicas de dibujo y pintura en cursos trimestrales con prácticas.
Se trata en su caso de un programa único en Europa, creado ex profeso por la academia, con el que pretenden llegar a aquellas personas que, ya sea porque viven lejos de Valencia o por cuestiones personales, no pueden acudir al centro a las clases presenciales. El director del centro, José María Payá Zaforteza, explica que a la hora de lanzar su propuesta desde Gaia se enfrentaron a dos problemas: Por un lado debían crear un sistema de docencia que fuera eficaz y por el otro encontrar la fórmula para hacer de él un negocio económico. Entre las peculiaridades del método, resalta que la persona que realice el curso dispondrá de atención personalizada de sus profesores e igualmente podrá compartir con sus compañeros sus experiencias vía Hangout. En cierta medida, es lo más parecido a estar en clase sin tener que moverse uno de casa.
Pese a su fe en este proyecto, Payá advierte que el objetivo de Giotto no es reemplazar a las clases tradicionales, ni a corto, ni a medio ni a largo plazo. "Poder contar con la plataforma supone un valor añadido a nuestros cursos. Yo era muy escéptico con este tipo de iniciativas pero me he dado cuenta de que hay que meterse de cabeza en Internet". Una obligación, que advierte, es casi más conceptual que crematística, porque los ingresos tardarán aún llegar. "Apenas podemos todavía rentabilizarla. Nosotros el sistema de formación de pintura lo consideramos eficaz, pero comprendemos que las ganancias no serán inmediatas. Simplemente, hay que estar y hay que aguantar", resume como filosofía.
SIMPLEMENTE, UNA AYUDA, AUNQUE DE GRAN VALOR
Una opinión que comparte un pintor profesional como Luis Lonjedo quien no sólo tiene web sino también Facebook profesional. Recientemente, relata el artista valenciano, ha tenido contactos con posibles compradores vía esta red social. Y, de hecho, ha vendido un cuadro a Miami, ciudad en la que nunca ha estado, gracias a Internet. Con todo, comprende que son excepciones.
"A esto he llegado por un contacto de un amigo que se ha casado con una persona de allí. Al final siempre hay una persona", comenta. Para el pintor valenciano, Internet es sólo la vía de comunicación, la forma de enlazar, el instrumento; no el fin. "La gente te propone cosas a través de mails, pero realmente siempre hay un primer vínculo", indica.
Internet es, pues, confirma Olga Adelantado, una gran herramienta, pero no la solución. "Lo utilizan los artistas para saber qué es lo que está pasando. Lo utilizan las galerías para posicionarse. Estamos intentando usar todas las armas para monetizarlo, pero no acaba de funcionar". Ante eso, sólo cabe la paciencia que invocaba Pérez de los Cobos.
"Seguiremos en internet, claro, pero si lo hacemos no es por su rentabilidad inmediata", apunta Adelantado. En todos los casos, y nunca mejor dicho, será por amor al arte.
Afortunadamente para todos, será internet la que nos salvará de esa m...a de "arte" contemporáneo.
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