VALENCIA. Isabel Fariñas es catedrática de Biología Celular de la Universidad de Valencia (UV) y junto a un grupo de neurobiólogos moleculares ha sorprendido recientemente a la comunidad científica con un programa de activación de las células madre del cerebro adulto capaz de producir nuevas neuronas a lo largo de toda la vida. Una especie de elixir de la juventud y la salud cuyo desarrollo alargará la vida.
Fariñas es miembro de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO), de la junta directiva de la Sociedad Española de Terapia Génica y Celular, de la International Society of Differentiation, pertenece la Red Nacional de Terapia Celular (RETIC TerCel) y al Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED). Además de un excelente curriculum, Fariñas es una científica comprometida que ve desmoronarse el tejido de la ciencia por el cortoplacismo de los políticos.
-¿La opinión de los científicos se tiene en cuenta en España?
-No. Todo el mundo reconoce que la ciencia es algo importante, pero hay poca conexión tanto con el saber científico como con el tecnológico. Esto impide ver la ciencia como algo esencial para el presente y futuro. Por el contrario, los países cuya sociedad demanda y apoya estos conocimientos avanzan más que la nuestra.
-Sin embargo España ha invertido en jóvenes talentos durante años, aunque ahora muchos salgan del país
-Sí, pero la universidad española no es una institución para impartir solo conocimiento. De eso se encargan los institutos de secundaria. La universidad de cualquier país imparte conocimiento porque lo genera. Esa dualidad es clave. Nuestros estudiantes sí están preparados, pero hay un nivel adicional, generar conocimiento, que no está tan desarrollado en nuestro país y nos diferencia del resto. Una sociedad fuerte, descubre, patenta, transfiere, sirve a su sociedad y a los intereses de la ciudadanía porque transmite conocimiento y lo genera. Es crucial.
-¿España es un país que transfiere conocimiento? ¿Sabemos aplicar y hacer llegar a la sociedad el conocimiento que surge de las investigaciones?
-No. La sociedad no entiende muchas veces cuál es el objetivo de la ciencia, ni comprende la relación que existe entre la generación de una determinada investigación y cómo ésta puede serle útil. Hay que explicarlo. Los avances no surgen de la nada, ni de la noche a la mañana. Surgen porque existe un cuerpo de conocimientos. Una masa crítica de científicos, que a través del tiempo, sinergias y cooperación van generando descubrimientos. El problema en España es que los políticos no ven que las inversiones en ciencia, educación o sanidad nunca son a corto plazo.
-¿Cómo se consigue que los niños, por ejemplo en Noruega, tengan un buen nivel educativo?
-Porque llevan 50 años con el mismo sistema educativo. En España cambiamos de marco educativo con cada gobierno. Es imposible avanzar. Un docente se adapta al sistema regulativo que le impongan. Al que sea. Y lo hace crecer. Lo mejora cada año para transmitir mejor a los alumnos estos conocimientos. Pero si cada cuatro u ocho años le cambian el sistema, ¿qué se puede esperar? Hay cuestiones, como la ciencia, la educación y la sanidad que no deberían depender de los gobiernos de turno. Son proyectos a largo plazo, como la vida de las personas, no pueden estar sometidos al juicio temporal de unos pocos. Es un mal camino utilizar la ciencia como una ficha más del juego político.
-¿Debido a los recortes asistimos al crack de la ciencia?
-No le quepa duda. Estamos caminando hacia atrás, dramáticamente. Uno de los problemas básicos de nuestro país era la masa crítica de científicos. En 1998 Francia tenía cinco veces más científicos que España. Cambiamos ese año. España comenzó un reclutamiento de investigadores formados en otros países que estimuló las sinergias, la cooperación, mejoró los métodos... La ciencia despegó con un tejido científico clave para el avance. Al caer la financiación los primeros afectados han sido los grupos que forman el tejido científico. Luego el recambio generacional. La conclusión es obvia. Estamos envejeciendo la ciencia y desdotándola de medios. A este paso las universidades acabarán siendo institutos de secundaria.
-¿Hay casilla de salida?
-Durante la época de la abundancia deberían haberse desarrollado leyes que impidieran esta desestructuración. Hoy los políticos son cortoplacistas y sus análisis están hechos para la inmediatez. La crisis agrava la situación. Pero ver a la ciencia o la educación como algo secundario nos hundirá más en el agujero. Ningún político se ha planteado un programa educativo, sanitario o científico a largo plazo. Como ellos no estarán ahí. No ven la herencia que dejarán a los hijos de sus hijos, ni la clase de mundo que están haciendo.
-A este paso...
-Vemos un futuro negro. Pero no solo el de la ciencia. También el del país. España no es solo turismo. Ya lo tuvimos en los 60. Esa no es forma de salir de una crisis. Creo que el daño a largo plazo no lo percibe el ciudadano, pero es el peor porque se arrastrará durante décadas.
-Pese a todo este panorama, el equipo que dirige ha presentado un programa de activación de células madre del cerebro adulto que es toda una revolución.
-Pero en nuestro caso no nos quejamos porque la investigación está bien financiada. Ahora, sin inversión la ciencia no puede hacer maravillas.
-Aclárame ciertas dudas. La investigación con las células madre está poniendo encima de la mesa soluciones para el cáncer, el párkinson, la ceguera, la diabetes, el sida, los ictus y trasplantes de todo tipo de órganos. ¿Estamos asistiendo a la revolución de la medicina?
-Sí. Estamos asistiendo a una revolución celular. Hemos descubierto aspectos sobre nuestras células madre que están dando un gran impulso a la ciencia. Las células madre tienen la propiedad de autorenovarse a sí mismas y ser plásticas, es decir pueden dar lugar a distintos tipos de célula. Estas células que puedes amplificar a millones en una placa de cultivo se pueden usar en la medicina regenerativa y contribuir a que nuestros tejidos se renueven constantemente. Las células madre son una fuente inagotable.
-¿Pondrán fin al envejecimiento?
-No. El envejecimiento es algo multisistémico e inexorable. Es la afectación de todo el organismo debido al fallo de tejidos y órganos. Dado que todos esos tejidos se renuevan a partir de células madre, se piensa que el envejecimiento está determinado sobre todo por una funcionalidad un tanto deteriorada de esas mismas células. ¿Pero por qué? La respuesta está en intentar activar estas células madre endógenas, que tenemos en nuestros tejidos, para hacerlas funcionar en la dirección que queremos. Saber cuáles son sus propiedades y los mecanismos moleculares que las mantienen activas o frenadas.
-¿Es decir que las células madre no distinguen entre el bien y el mal?
-Exactamente. Y ahí tenemos una clave ya que media docena de células madre es capaz de regenerar tanto un tumor completo como un tejido. El drama del cáncer es que son nuestras propias células las que han perdido la orientación. Muchos tumores surgen de la desregulación de estas células madre. Tras una extirpación tumoral con que tan solo quede una de estas células, el tumor se regenerará.
-Llama la atención que tras muchos años investigando y tratando de curar el cáncer, éste sigue creciendo. Para 2015, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), prevé un incremento de los porcentajes de mortalidad. ¿Qué pasa con esta enfermedad cuyo fin se les escurre a los investigadores?
-Sí, pero cada vez somos más viejos. Cada día hay más gente que supera un cáncer. El problema es que el cáncer, al igual que el envejecimiento, es algo inexorable. Somos nosotros, son nuestras células que con el tiempo acumulan nefastas mutaciones. Si nos alargaran el tiempo de vida, todos acabaríamos teniendo cáncer. La idea es que nuestras propias células, por el mero hecho de vivir, acaban contaminándose. La relación entre cáncer y tóxicos ambientales está más que demostrada. Como decía un buen amigo, contra el cáncer: col y naranjas.
-¿España está a la altura de otros países respecto a los avances en células madre?
-La ley española aprobada en 2007, que regula el trabajo con células madre, es una de las más avanzadas del planeta. Permite la derivación de células madre embrionarias a partir de embriones preimplantacionales de las clínicas de fecundación asistida.
-¿Qué opina de las páginas web que ofrecen terapias celulares por 200 euros?
-Son un fraude. A día de hoy no hay ninguna estrategia de terapia celular que haya demostrado eficacia. Estos lugares donde al parecer te inyectan células madre carecen de garantía y se desconoce cuáles serán por tanto los efectos secundarios.
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