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VALENCIA. No es la paradoja clásica del huevo y la gallina, pero es difícil diferenciar entre qué influye en quién, si la sociedad en los juguetes o justo en sentido contrario. En el caso de las jugueteras valencianas sí existe una reflexión acerca de 'qué significa' el juguete frente a la sociedad. Entiende que éste, según José de la Gándara, consejero delegado de Famosa, se interrelaciona con el juguete que llega a las tiendas. Tras analizar durante los primeros años 'cómo jugaban los que ahora son padres' o cómo se elige entre un estudio u otro, entre otras, este año en la qunta edición de Juegorama, la empresa intentó explicar la ideación y desarrollo de un jueguete.

En esta presentación, Eduardo Garagorri, responsable de ventas y marketing de Famosa, utilizaba el caso de 'Mutant Busters' como ejemplo: lo primero que surgía era un cómic. En este el mundo explosionaba por la polución y la superpoblación, generando tanto hombres como animales mutados y otros estándar. El producto se enfoca a 7 u 8 años y el paso más inmediato, una vez esté la idea bocetada y testeada en el cómic, es pasar a la acción.

Para ello, el equipo de diseño acopia la idea original con muchas otras y genera un 'storytelling'. Con este se empieza a modelar en 3D, formato digital, para acabar fabricando algunos prototipos. "Todo ha de estar atado y muy atado antes de enviar a China a fabricar", apunta Garagorri. Cuando se envía la propuesta todavía quedan muchos meses para Navidades, pero el que está en proceso será uno más de la campaña.

En Big Ban la inspiración, ideas, diseño de producto, el prototipo de moldes, el montaje o la distribución, han visto como elementos tecnológicos se convertían en imprescindibles dentro de su vocación de multinacional. En el caso de Famosa, entre 60 y 80 personas trabajan en este área y, volviendo a 'Mutant Cócmis', para dotarla de vida. Es el paso previo al prototipado que se hace pintando a mano para entregar a niños y niñas y ver qué tal funciona.

Llegados a ese punto, se envía a fabricar a China. Lo que se envía en realdiad son los moldes tras un proceso vasto de preproducción en España. Una vez en China, empieza la parte de la "ingeniería pura y dura", según Garagorri. En este caso los juguetes pasan innumerables test de estrés, etcétera. La idea es que antes de que aparezcan problemas, como con las normativas, los productos son especialmente resistentes.

Por último llega el momento de las artes finales, de la guía de estilo sobre el producto y del packaging, por ejemplo. Antes, en fábricas como las de Monterrey (México) o China se pueden llegar a producir 10.000 figuritas diarias. No obstante, como apunta Garagorri, su principal test de estrés de temperaturas "lo hace en alta mar". hasta 40 dáis tarda en llegar el barco de China. 

En ese momento se ponen en marcha los elementos comunicativos: el spot televisivo, que sigue ocupando el 80% de la inversión, la web, los juegos online, la interactuación con el producto y las nuevas tecnologías son la parte que, en esta fase, más se desarrolla. 

Para cuando estas fases están listas, el fabricante, en este caso Famosa, se dispone a vender. Sin embargo, el mecado cada vez concentra más marcas y las áreas de influencia no son fáciles de ganar por parte de la juguetera valenciana. Para ellos, antes de llegar a este punto, se ha vivido un trabajo en pro de la imaginación, creatividad y motricidad.

Para José de la Gandara, consejero delegado de Famosa, "el juguete ha de transmitir, sobre todo, los valores intangibles y pedagócos". Esto sucede en el principal banco de pruebas que tiene Famosa: España. Tras esa primera campaña se va contagiando por el resto de Europa, de hecho es algo que tenemos previsto con 'Mutant Buster'.