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VALENCIA. Lleno en el Auditorio Sinfónico del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia el domingo 16 de noviembre, en el concierto ofrecido por el joven director valenciano Gustavo Gimeno al frente de la orquesta titular. Había expectación, y se notaba en la presencia de muchos habituales de los conciertos del Palau de la Música. También una presencia importante de escolares y público poco habitual.

La expectación era comprensible, ya que el del director valenciano ha sido uno de los nombres lanzados por los actuales responsables políticos de la Generalitat como aspirante a la titularidad de esa orquesta, vacante tras la marcha de Omer Meir Wellber, fugaz sucesor del recientemente desparecido Lorin Maazel. No obstante, el propio Gimeno, que acaba de aceptar la titularidad de la Orquesta de Luxemburgo, se encargaba de disipar esas expectativas en una entrevista que publicaba el domingo el diario Levante, en la que precisaba, con mayor sentido que quienes han mantenido lo contrario, que el hecho de que el futuro director de la orquesta del Palau de les Arts sea o no valenciano es por completo irrelevante.

Así pues, con estos preámbulos apareció Gimeno en el escenario del Palau de les Arts vistiendo un clásico frac, en contra de la hoy muy extendida tendencia entre los directores de evitar ese atuendo y utilizar otro tipo de chaquetas y camisas menos tradicionales y más cómodas. La orquesta, de proporciones clásicas, con cinco contrabajos, presentaba una disposición poco habitual, al situarse estos al fondo a la izquierda, desde el punto de vista del espectador, tras los violines segundos. A la derecha figuraban delante las violas y detrás los chelos. Los timbales, a la derecha, y en el centro los vientos, en colocación clásica.

El programa era de gran repertorio, ya que incluía dos sinfonías de Beethoven. En primer lugar la número 4, que algunos han llamado La Griega por sus proporciones clásicas después de la amplitud en duración y aliento prerromántico de la Heroica, su inmediata anterior en numeración. Después, la número 6, conocida como Pastoral, de rasgos evocadores y descriptivos.

Fue la Cuarta que presentó Gimeno animada en general en los tiempos, con marcados contrastes y acentuaciones, sin por ello evitar la recreación en el sentimiento de melancolía que expresa el segundo movimiento. Fue una interpretación en conjunto redonda y brillante, que permitió a la orquesta exhibir su dominio técnico y la belleza del sonido. Gimeno dirige con movimientos enérgicos y elegantes, sin descomponer nunca la figura, y logra finos matices en las dinámicas sin necesidad de grandes aspavientos.

Algún pequeño desajuste al principio de la Sexta no empañó una lectura intensa y apasionada de esa obra, en la que los solistas brillaron espacialmente en las maderas y en los timbales. Tras una muy lírica Escena junto al arroyo, la Tormenta fue en algunos momentos verdaderamente atronadora, como pide la partitura. No hubo propinas, pese a la intensidad de los aplausos, que hicieron salir repetidamente a saludar al director valenciano. Es de esperar que haya más ocasiones de escucharlo en Valencia.

Beethoven

Sinfonías nº 4 y nº 6

Orquestra de la Comunitat Valenciana
Gustavo Gimeno, director

Valencia, Palau de les Arts
16 de noviembre de 2014