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VALENCIA. El particular calvario que atraviesa el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, escribió este domingo otro capítulo con letras doradas debido a la consulta soberanista celebrada en Cataluña e impulsada por Artur Mas. Una jornada en las urnas de carácter no vinculante a la que, sin embargo, respondieron los ciudadanos de forma notable: en torno a 2.250.000 personas acudieron a votar si deseaban que Cataluña fuera un Estado y si su deseo es que ese Estado fuera independiente.

Respecto al censo contemplado de unas 6,3 millones de personas, los participantes se situaron en torno a un 35%. Una cifra por debajo de la votación del Estatut en 2006 (49%), de las autonómicas de 2012 (69%) o de las europeas de este año (46%).

No obstante, todas estas citas con las urnas tenían un carácter oficial y vinculante del que carecía el simulacro realizado ayer en tierras catalanas, que además de las dificultades legales contaba con otras logísticas como que estuvieran habilitados muchos menos colegios electorales que en unos comicios al uso.

Así, más allá de las masivas manifestaciones de los últimos meses y la consiguiente guerra de cifras en cuanto a asistentes, este domingo, cerca de dos millones de personas fueron a hacer cola con su DNI para dejar claro que quieren que Cataluña sea, como mínimo, un estado y, la mayoría de ellos, lo desea independiente. 

Así, con el 96% escrutado, el resultado arrojaba que el 80,7% de los que depositaron la papeleta plasmaron una respuesta afirmativa a ambas cuestiones. Un 10,1% de los electores respondieron 'sí' a la primera pregunta y 'no' a la segunda y en torno a un 4,5% rechazó de plano la cuestión planteada.

OTRO PROBLEMA QUE SE AGRAVA PARA EL GOBIERNO DEL PP 

La crisis del Ébola, la Operación Púnica, el globo sonda de la reforma electoral, el derrape con el aborto, la nefasta gestión de la propia consulta soberanista... y, por supuesto, lo que al fin y al cabo interesa, los catastróficos sondeos que se han hecho públicos -el del CIS sin ir más lejos- últimamente, han convertido la recta final de la legislatura en un via crucis para Rajoy. 

Aunque es posible que no sea esta la percepción en La Moncloa de lo ocurrido este domigo, dado que a lo largo de la jornada las fuentes oficiales aseguraron no dar "ninguna validez" a las cifras. Definieron la consulta, además, como "un ejercicio antidemocrático e inútil" que dificulta "mucho el futuro" a Mas. Un ejercicio de firmeza, realizado sin portavoz identificado, respecto a la línea mantenida por el Ejecutivo. Para corroborarlo, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, se presentó ante los medios a las 21 horas para calificar de "acto de propaganda" el acontecimiento y anunciar que la Fiscalía estudiaba "la existencia de responsabilidades penales para ejercer en los próximos días las acciones legales que correspondan".

Por su parte, Mas, en la comparecencia nocturna tras la consulta, calificó la reacción desde Madrid de "miopía política, indiferencia e intolerancia". En cuanto al resultado y participación, el presidente de la Generalitat de Catalunya consideró un "exito total" la jornada: "Es un paso de gigante para el propósito de poder decidir". afirmó. En este sentido, Mas anunció que empezará a explicar este martes su hoja de ruta y después se irá reuniendo con los distintos partidos, si bien realizó una advertencia respecto a la actitud de hostilidad del Estado hacia el proceso: "Si el muro continúa, nosotros tendremos que internacionalizar más la causa catalana. No es la independencia exclusivamene, sino el derecho a decidir".

En definitiva, un marco 'idílico' para los próximos meses. Rajoy no ha sabido o no ha querido desplegar toda su hipotética capacidad negociadora en todo este tiempo, con lo que Mas ha proseguido con una huida hacia delante que podría acabar en unas elecciones anticipadas de pretendido carácter plebiscitario. En términos electorales, que suele ser el principal cuando no único criterio en el que se basan las decisiones políticas, el líder del PP tiene muy poco que 'rascar' en Cataluña. Con esta premisa, es comprensible mantenerse firme y amarrar el grueso de sus votantes del resto de España que rechazan de plano la consulta y las intenciones secesionistas catalanas.

Ahora bien, en ese aspecto también está pinchando el presidente del Gobierno, puesto que con su falta de iniciativa ha llevado la situación a un punto casi de no retorno en el que tampoco ha solucionado el problema a su favor con una negociación. Una posibilidad de diálogo que quizá sea demasiado tarde para replantearse. 

Presto para intentar captar esos votos que rechazan el secesionismo pero también el inmovilismo de Rajoy se ha mostrado estos días el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, quien el sábado en Sevilla proponía a los catalanes un 'triple sí' basado en una reforma constitucional, del Estatuto y la unidad en la diversidad. También habló ayer sobre la consulta, para asegurar que deseaba "una Cataluña a la vanguardia de España", además de reiterar una reforma constitucional "que alumbrará una España federal".

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