BOLONIA. Hace unos días se produjo una concentración ante la puerta de la Real Academia Española promovida por la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad. La Asociación protestaba por la nueva definición de "gitano" que aparece en la última edición del Diccionario de la RAE, porque en una de sus acepciones remite directamente a "trapacero", es decir, a una persona "que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto". Y no sabemos de quién, pero las gitanas feministas lograron la promesa de que en la próxima revisión del DRAE corregirían tal definición ignominiosa.
Los gallegos ya habían protestado hasta acabar con la definición de "tontos" que el diccionario mantenía hasta 2009. También Alberto Fabra y la consellera Català protestaron por la quinta acepción de "valenciano", que reconoce que es una variante del catalán y no una lengua propia, pero los académicos debieron de echarse unas risas ante la formalidad y la ignorancia y no se tiene constancia de respuesta alguna.
La RAE es el lugar donde cada cual hace rebotar sus complejos, aunque tampoco sea la institución que pueda dar una respuesta o una solución a cada uno de ellos. Qué curioso nuestro tiempo: se solapan la edición digital, donde no aparece "gitano" como "trapacero", la edición nueva, que estará imprimiéndose alegremente en las prensas de Planeta (para desgracia de Gregorio Morán y alegría de VGDLC, el intocable), y la edición futura, que como siga prometiendo cosas así se convertirá en un homenaje a los arcoiris y a los unicornios. We are the world, we are the children, mientras un vendedor de la Fnac te da un abrazo y te cobra los 94 euros que vale lo nuevo de nuestra más flamante institución cultural. El vacío se paga a precio de oro.
En la disputa gitana, cada uno está en su lugar. La Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad hace lo que tiene que hacer: reivindicar la modernidad y protestar por todo aquello que estigmatiza al pueblo gitano. La RAE, por su lado, hace lo que tiene que hacer, o lo que le dicen que haga: una gramática, un diccionario, una ortografía, procurando no pisar muchos charcos para no levantar muchas ampollas y seguir existiendo. De entre sus funciones, pocas tienen sentido, pero a la espera de mejoras (o de su desarticulación), la institución bascula del litigio de salón a la corrección política, y del sillón de terciopelo al BOE. Y al bostezo.
UN DICCIONARIO ES UNA COSA SERIA
En el amor y en la filología siempre se confunden la realidad y el deseo, y así nos va. Es la diferencia que existe entre un diccionario descriptivo, la realidad, y un diccionario normativo, el deseo. Por ahí se salva la RAE diciendo que sus obras lexicográficas solo pretenden ser mero reflejo de la realidad de los hablantes, y si los hablantes dicen que un gitano es quien roba y engaña, pues que tampoco puede hacer mucho. Razón no les falta. Los diccionarios no cambian el mundo, sino al revés. Ojalá fuera distinto, pero serían obras de ficción y el vendedor de la Fnac te daría algo más que un abrazo a cambio de los 94 euros por la adquisición de obras lingüísticas selectas.
Lo único que tiene sentido, como norma, es la ortografía: la única herramienta para cohesionar una lengua y permitir la comunicación dentro de sus variantes. Un diccionario normativo es un sinsentido. Una gramática normativa, también. Y que la Real Academia se arrogue las funciones de oficialidad con un diccionario y una gramática no deja de ser un ejercicio de presunción y un anacronismo.
Una gramática es un ring de boxeo, los límites y los nudos de la estructura del lenguaje que siempre están en discusión, y tal discusión no cesa en los numerosos departamentos de lingüística de todas las universidades del mundo. La RAE aspira a quedar bien con todos ellos y poco más.
Nació como nacieron las academias de historia o de ciencias naturales, es decir, para demostrar al mundo la variedad y la cantidad de palabras, frases hechas y expresiones que tenía la lengua española, igual que un paisaje o que sus insectos. Formaba parte de una guerra europea que se libraba a través de instituciones culturales, diplomacia literaria y obras que pretendían demostrar que la lengua propia era superior a la extranjera. En número de palabras, por ejemplo.
Más allá de las funciones diplomáticas y del cultivo de la tradición secular, la RAE perdió su hegemonía dentro de todo debate científico con el desarrollo de centros de estudio especializados, como las universidades. El resto fue sobrevivir e intentar detener el tiempo. Y poner un tapete de lujo a Arturo Pérez-Reverte y Javier Marías cuando se esconden en los salones en penumbra para enseñarse sus pistolas. La Patria siempre ha sido muy generosa con sus prohombres y sus pistolas.
LO RAT PENAT Y LA ACADÈMIA VALENCIANA DE LA LLENGUA
Dicho lo cual, si la RAE no alcanza más que a patalear en tiempos de ciencia interpretativa y no de feudalismo cultural, y teniendo un Estado detrás que le otorga la oficialidad de un idioma, va a ser una risa pensar en algo como la Acadèmia Valenciana de la Llengua. El valenciano (o catalán) necesita detrás unas estructuras de poder que la fomenten, la promuevan y la hagan visible, desde las universidades (y sus itinerarios formativos o sus publicaciones oficiales o científicas), a los medios de comunicación, editoriales y demás ecosistema social. Una Academia sería el punto culminante de un país normalizado que se dedicara a promocionar la lengua y cultura propias, pero no un intento de Real Academia Española para no aparecer en la misma foto que el Institut d'Estudis Catalans. Cuando la AVL dejó de decir lo que Alberto Fabra quería, el President le retiró la financiación. Era demasiado fácil.
¿Para qué queremos una Academia? Como institución simbólica para cuidar un idioma maltratado es extraordinaria. Pero poco más. ¿Y cómo se cuida un idioma maltratado? A veces nos planteamos quince preguntas antes de esta, que es la fundamental.
Ahora, el contraejemplo. Entre las instituciones culturales valencianas más tóxicas está Lo Rat Penat. Eso sí que es patear un idioma, una variedad y unas señas de identidad, con o sin Ley de la Generalitat. La fundó Constantí Llombart en el siglo XIX con más compromiso por la lengua, progresismo político y visión de lo que ahora muestran sus sucesores, pero fue quizás Teodor Llorente el que le imprimió ese carácter reaccionario que mantiene la sociedad hasta la actualidad.
En los años 30 aceptaron las Normas de Castellón, una normativa unitaria para el conjunto de territorios de habla catalana, pero en los 70 se alinearon con el blaverismo y ahí siguen, afilando los cuchillos que María Consuelo Reyna clavó en la historia de las banderas de la patria. Son todo metáforas, menos las bombas que le ponían a Fuster.
Lo Rat Penat pidió hace poco expedir títulos oficiales de valenciano con argumentos propios del barroco, el honor, la traición y el enredo. Vale. Solo algún iluminado podría aceptar semejante oficialidad. Olvidando todos los problemas que la oficialidad conlleva.
El mundo es desproporcionado. El día en que la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad se manifestó a las puertas de la RAE por una palabra como "gitano" y con una reivindicación justa (desde el punto de vista social, pero no lexicográfico) me pareció un acontecimiento maravilloso. Siempre es mejor pelear por una palabra que continuar peleando por una consideración de una lengua con argumentos alejados de la ciencia. Indica el grado de normalización que se ha adquirido en la sociedad con respecto a sus hablas. Lo demás, es confundir la realidad y el deseo. Otra vez. O engañar como los gitanos de la RAE.
Respecto a este tema de la lengua valenciana; tal vez sería positivo organizar un referéndum en esta Comunidad Valenciana; para preguntar el parecer del pueblo valenciano sobre la normativa a seguir; normas de Castelló o Normas del puig. A nadie se le ha ocurrido plantear esta posibilidad. Tal vez fuera la solución, o quizás no sirviera de nada porque pocas personas se preocuparían de
Molt bon article. És una llàstima que encara estigam així, fent el ridícul i tractant de destruir la llengua per part d'autoanomenats valencianistes que no són més que franquistes (mal reciclats)
Totes les vostres argumentacions comencen i acaben en el pancatalanisme, sense més justificació històrica ni lingüística. Crec que no val la pena perdre el temps amb gent com vosaltres, que no ateneu a raons,que no considereu que hi ha gent que es dedica integrament a estudiar l´origen, evolució, futur... de la llengua a les universitats (lloc on s´hi troba la ciència i el saber). I mira si que intente escriure correctament el valencià, tal volta perquè ma mare va insisitir molt que ho estudiara a l´escola, perquè ella (valencianoparlant) no va poder apendre per la censura del franquisme. I per últim, no em sent català ni catalanista ni res per l´estil, simplement (a l´igual que l´autor del text) he llegit un poc d´història, he treballat en altres territoris on es parla la mateixa llengua que a València i preferisc pendre com a eix vertebrador del pensament a les universitats.
Tot l'artícul està farcit d'incultura, d'ignorància i d'antivalencianisme. El autor pancatalaniste ni coneix Lo Rat Penat, ni té gens d'idea de l'idioma valencià, ni de filologia, ni molt manco estima la Nació Valenciana. No sóc de Lo Rat Penat, pero des des de el meu occitanisme llingüístic estic molt més prop de les Normes D'El Puig que del catalanisme ranci i coent de l'autor d'este destrellat. Una llàstima que gent d'eixa calanya escriga en un diari com este. Vixca Valéncia lliure i digna!!!
els enemics del valencianisme són gent com tu, són els pancatalanistes que renegueu de lo vostre. Lo que tu escrius no es lo que parlem al meu poble. Ves-te'n al Nort de l'Ebre, que estaras molt content a ben segur.
Quina llosa el blaverisme per al poble Valenciá. Si no hagueren tingut que lluitar contra el reaccionarisme, ignoracia i irraciocini d'aquestos grups (Lo rat penat, RACV, GAV, UV,PP), València (Ciutat comunitat i societat) estaria ara mateix en una altra esfera molt mes prop de les societats civils centro europees.
Un article d´opinió excel·lent... No hi ha sector de la societat més incongrüent amb la llengua que el blaverisme... defensem l´idioma valencià i desprès parlen als fills en castellà... L´estima per una llengua significa parlar-la a diari i fomentar l´indústria cultural que s´hi despren d´´ella...
Llegir opinions aixina, soles mos lapiden com a poble. Més quan escriu un casellà indocumentat que soles ha llegit per damunt del fem.
Que desgracia tener a los catalanistas dentro de nuestra propia casa. Podrás estar a favor o en contra de determinadas propuestas de Lo Rat Penat... pero de ahi a nombrarla como la institución más tóxica de Valencia y de sus señas de identidad hay un trecho. Lo bueno es que enseguida sabemos de que pie cojea el autor. Supongo que sus señas de identidad será la cuatribarrada y el pais valencià.
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