VALENCIA. Le contaba el mítico Howard Hawks a Joseph McBride en el imprescindible Hawks según Hawks que tras rodar Tierra de faraones, ante los discretos resultados artísticos de la película, decidió tomarse un tiempo sabático. "Hice un trabajo tan malo que pensé que lo mejor sería que me sentara un poco y estudiara a ver cómo iban las cosas. Eso me dio algo así como una actitud más fresca", confesaba. Tras eso, rodó Río Bravo, una de sus obras maestras.
No ha sido el caso de Christopher Nolan, como ha demostrado Interstellar. Pese a que han pasado dos años de su última película, El caballero oscuro: La leyenda renace, Nolan se muestra cansado y carente de ideas en esta costosa, espectacular, aparente y pretenciosa fantasía sobre el fin del mundo y su salvación que sí destaca por su pasmosa ausencia de épica, una falta de reflexión desconcertante y una escasa laboriosidad inesperada en alguien que se ha destacado por ser uno de los cineastas más preparados y meticulosos de su generación, capaz de manejar grandes presupuestos sin por ello desdeñar la calidad narrativa.
El film relata la expedición desesperada de un grupo de científicos para salvar la humanidad. Ambientada en un futuro apocalíptico, con las reservas naturales casi extintas, estos científicos serán liderados por un tripulante, un ex piloto e ingeniero que se ha convertido en granjero encarnado con convicción por Matthew McConaughey, quien casualmente llega hasta la última base de la NASA, guiado por un fantasma que se aparece en la habitación de su hija. Lo del fantasma se explica en el tercio final de la película en una secuencia muy bella, de lo más sugerente del largometraje.
Apoyada en las teorías de Kip Thorne, Interstellar salva el gran cabo que lastra a la mayoría de las películas de ciencia ficción y es la ausencia precisamente de base científica. Pero una vez superado ese Rubicón, el largometraje no batalla por sacarle partido a las numerosas historias que afloran en él y es un continuo ir por lugares comunes, con pequeños y en ocasiones brillantes golpes de efecto cortesía de la casa, y subidas y bajadas de ritmo muy controladas.
Al igual que le sucedió en la decepcionante Origen, Nolan desperdicia los muchos mimbres de los que dispone y que, en ocasiones, él mismo ha creado como el hábil tejedor de fantasías que es. Así, por ejemplo, la historia de los astronautas del proyecto Lázaro, que es narrada de viva voz, se revela como un argumento mucho más interesante, lleno de matices y emocionante que el de la película en sí. Igualmente, el futuro distópico que se presenta en el largo pero ameno prólogo, es mucho más sugerente, con esos libros de textos corregidos en los que el hombre jamás llegó a la Luna, de lo que finalmente se acaba viendo en pantalla; sólo falta el chiste de decir que fue un programa grabado por Stanley Kubrick.
Plagada de tópicos del género y de la narrativa convencional, desde los robots inteligentes y bromistas (¡!), con ese TARS que es una mezcla de R2 D2 con HAL 9000 y algo de Robby, hasta el sabio iluminado, pasando por la mujer de carácter y el hermano paleto obtuso, Interstellar es una pasarela constante de retazos de otras películas, bien cosidos, bien disimulados, pero tan poco imaginativos que resulta más divertido encontrar cuál es la referencia que se cita que el propio argumento en sí. Hasta el uso del órgano en la banda sonora por parte de Hans Zimmer parece sacado de Solaris, el clásico de Tarkovski (1972). Un poco de 2001, un poco de La guerra de las Galaxias, algo de Alien, un poco de aquí y allá, hacen que se acumulen secuencias en muchos casos carente de interés pero tan bien resueltas que epatan de la misma manera que hacen los fuegos artificiales: son bellas, son banales, se desvanecen en el aire. Y cabe preguntarse: ¿Christopher Nolan ha tenido alguna idea original?
Otro aspecto sorprendente es que la película es muy insulsa, apenas tiene acción, y en ocasiones muestra una falta de sentido del humor asombrosa y una frialdad irritante. El reencuentro final, sin entrar en muchos detalles por no incurrir en spoilers, previsible y resuelto anteriormente con un deus ex machina de libro, es desperdiciado con un par de frases tópicas y una planificación sorprendentemente anodina del diálogo, con una dejadez inesperada e insólita en la filmografía del propio Nolan.
La propia conclusión de la película es tacaña, ya que una vez llegados al punto que se llega a Nolan le faltan arrestos para ser cursi y cerrar como reclama el argumento, al menos con cómo se ha desarrollado. Si hay una película que se puede permitir ser cursi es un largometraje sobre la salvación de la humanidad. Era de hecho la cursilería lo que salvaba a la irregular Sunshine (Danny Boyle, 2007). Nolan no se atreve.
Cabe insistir en que Interstellar puede tener a gala ser una de las pocas películas de ciencia ficción realmente científicas, con sus licencias, sí, claro, esto es Hollywood, pero sin demasiadas barbaridades. Aunque dicho así parece cualquier cosa, evidencia por parte de Nolan y su hermano Jonathan un talento ya fuera de toda duda. Muy pocos lo habían conseguido hasta ahora. El citado Kubrick, Robert Zemeckis con su Contact (1997) basado en la novela de Carl Sagan... la lista es corta. Forma parte de una lista de muy pocos.
Pero al margen de hallazgos que hacen de por sí obligatorio el visionado de Interstellar, como la más que lograda representación tanto de los agujeros negros como de los agujeros de gusano, posiblemente los mejores momentos de la película, Interstellar está a años luz, valga el tópico, de otras películas recientes como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013), que con toda su carga de moralina, sus numerosos despistes científicos y todos sus peros, era mucho más intensa, emocionante y emotiva. Del mismo modo, Interstellar no resiste la comparación con cualquiera de las obras maestras que hasta la fecha había realizado el cineasta británico. No deja sin aliento como Insomnio, no asombra como El caballero oscuro, no desconcierta como Memento. Interstellar entretiene. Bien. Y ya está. Hasta Origen, que no era sino un plagio bien hecho y mal disimulado de Dark City (1998, Álex Proyas), era más intensa.
Ni la aparente cacharrería técnica ni la lógica factura formal impecable que proporcionan los 200 millones de dólares que tuvo de presupuesto son argumentos de peso para ensalzar esta larguísima película carente de un clímax que el argumento reclama a gritos. Es un largometraje respetable, sin duda, notable, pero que cautiva sin enamorar. Salvo por secuencias puntuales, el último trabajo de uno de los cineastas del gran Hollywood, dista mucho de ser su nueva gran película y se limitará a engrosar su filmografía con un título más que correcto, brillante, sí, pero no legendario.
Lo que me parece realmente estúpido es ir a ver una película de un director del cual no te gustan ninguna de sus anteriores.
Patricia, aquí la única lobotomizada eres tú. Este señor tiene excelentes películas, buenas y menos buenas, como casi todos los grandes directores. A mí "Memento" me parece una maravilla, "Origen" una buena película y la última de Batman una castaña. Interstellar, me parece que peca de que su trama parece mucho más sencilla de lo que realmente es, (si te interesa y buscas por internet te sorprenderás), y si a eso le añadimos un final "complicado" es carne de cañón para "entendidos" como tú. A mí el final me parece una preciosidad y de una elegancia considerable, pero vamos yo soy un lobotomizado...
Lo de "a años luz de gravity..." es una auténtica barbaridad. Gravity es una buena película de entretenimiento que captura muy bien la esencia de la soledad en el espacio. Más allá de eso es un garabato infantil comparado con Interstellar. Es una obra excepcional, pedir un clímax a Interstellar es cómo pedir un clímax al jardín de las delicias. Un saludo.
Acabo de venir del cine y es horrorosa. Es una estupidez como todas las películas que hace este señor. Y sí, yo casi también dejo de leer cuando he visto que 'Origen' era decepcionante, porque no era decepcionante, era un bodrio. Este señor es un cineasta que sólo le gusta a los analfabetos que sólo han visto cine comercial yanqui y a lobotomizados. Es insufrible. Todas sus películas son malas, pesadas y pretenciosas. Lla crítica, normalita; se pasa de bueno.
"A años luz de Gravity" jajajajja que te fumaste tio.
A mi me ha parecido un películas como la copa de un pino.
Me ha pasado exactamente lo mismo...
He dejado de leer cuando he visto "...decepcionante Origen"
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.