MADRID. Mario Draghi anunció a bombo y platillo el pasado jueves que contaba con el apoyo unánime del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE).
Un apoyo sobre su plan de inyectar un billón de euros más en el sistema, con el objetivo de rescatar a la economía de la Eurozona del estancamiento.
Los 23 responsables políticos respaldaron la idea del presidente para traer de vuelta el balance del BCE a niveles vistos por última vez en 2012, un compromiso que Draghi dio a conocer por primera vez hace dos meses, pero que posteriormente pareció perder relevancia.
El día anterior a la reunión del Banco Central Europeo se publicaba una exclusiva de Reuters por la que se aseguraba que varios gobernadores de bancos centrales iban a mostrar su descontento con Draghi por su falta de colegialidad en la toma de decisiones y por lo que denominaban secretismo en su actuación.
El mercado empezó a prepararse para un frenazo en la política expansiva que recién había comenzado.
Pero el presidente del BCE en su comparecencia tras la reunión dejó bien claro que el consejo se mantuvo unánime en su compromiso de utilizar las herramientas menos convencionales incluyendo la flexibilización cuantitativa.
ALTERNATIVAS
También reveló que los expertos del BCE han intensificado su trabajo para encontrar formas alternativas para expandir el balance de la institución europea, más allá de las compras anunciadas de los bonos garantizados y valores respaldados por activos
Draghi dijo en septiembre que las compras de activos del sector privado y un esquema de préstamos baratos de cuatro años a los prestamistas de la zona euro aumentarían el tamaño del balance del BCE a niveles vistos por última vez a principios de 2012.
En esta reunión del jueves se atrevió a decir que el balance del BCE será expandido todo lo necesario, utilizando todos los instrumentos a su alcance para alcanzar los niveles previstos de inflación más cercanos al 2%.
INYECCIONES MASIVAS DE LIQUIDEZ
Lo que ya se considera una victoria del italiano ha sido el desencadenante de una caída del euro que ha alcanzado niveles no vistos desde 2012. Nadie duda ya quien manda en el Banco Central Europeo y los mercados se preparan para inyecciones masivas de liquidez y tipos bajos durante un largo periodo de tiempo.
Japón no dudó la semana anterior en incrementar su flexibilización cuantitativa y el Banco Central Europeo, ahora sí, está decidido a que Europa no entre en una espiral deflacionista como la que ha sufrido el país asiático.
POBRE EURO
El gran damnificado será el euro. Esperamos ver los mínimos alcanzados en 2010 por la zona de 1,18 unidades/dólar en el futuro próximo.
Existen ya predicciones que ponen a la moneda única a la paridad con el dólar, pero para eso todavía queda mucho recorrido y no nos olvidemos que Estados Unidos también cuenta.
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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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