MADRID (EP). Christopher Nolan ya tiene su película del espacio, Interstellar. Y es, como casi todas las de su filmografía, grande, grandiosa y grandilocuente. Todo a la vez. Tres horas de epopeya galáctica bajo la batuta del intenso cineasta londinense dan para mucho. La suerte, también grande para nosotros, es que casi todo es bueno.
Esperada como uno de los acontecimientos cinematográficos del año, Interstellar hará las delicias de los fans y también de los detractores del director británico. Los unos porque en esta cinta encontrarán todas las señas de identidad del cine de Nolan, los otros porque por ende de este mastodonte cinematográfico de 200 millones de dólares sacarán más carnaza que nunca para saciar su hambre después de varios años, y tres tráilers, afilando sus colmillos.
Se trata de una película con muchas y deslumbrantes virtudes, obra del director de Memento, Origen o El caballero oscuro.
EL HOMBRE Y LA TIERRA
Interstellar nos lleva hasta un futuro no muy lejano y espeluznantemente plausible. La raza humana cometió el error de pensar que la Tierra era un vivero infinito inmune a sus excesos y ha agotado todos los recursos naturales. En la situación actual, el fin de la humanidad es solo cuestión de décadas. La solución no es salvar la Tierra, es salir de ella.
INVOCANDO A EINSTEIN
Los pilares científicos en los que se sustenta el complejo y denso guión de Interstellar que firman Christopher y su hermano Jonathan son las teorías de Kip Stephen Thorne, un físico teórico estadounidense. Este erudito de inconfundible perilla, de ahí la que luce Michael Caine, cuyo personaje es el encargado de desmenuzar la enorme carga teórica de Interstellar, se ha especializado en retorcer la Teoría de la Relatividad de Abert Einstein con trabajos sobre los agujeros negros, viajes en el tiempo, agujeros de gusano y las tan manidas en el cine paradojas temporales.
LA CIENCIA COMO EXCUSA
Pero la compleja astrofísica y las frías ecuaciones no son el alma de Interstellar. Son solo el vehículo para canalizar la épica y desesperada lucha de la raza humana por sobrevivir y, sobre todo, los heroicos esfuerzos de un padre por intentar rescatar un futuro para sus hijos. El amor es el verdadero motor de ese gran viaje que Interstellar
LA NAVE
La Nostromo de Alien, el Halcón Milenario de Star Wars, la Enterprise de Star Trek, la Galáctica de Battlestar Galactica... En Interstellar Nolan engorda esta lista de míticas naves de cine con la Endurance. Un gigante de estructura circular que inevitablemente recuerda a la estación que vimos en 2001: Una odisea del espacio. No en vano la cinta de Kubrick fue, según ha reconocido el propio director, su gran referencia a la hora de armar su gran epopeya espacial.
OTRA VEZ MCCONAUGHEY
Y el hombre elegido para tomar el timón de la nave en la que viaja el futuro de la humanidad es Cooper. Un ingeniero, piloto, ex de la NASA, granjero y curioso de vocación. Pero sobre todas esas cosas Cooper es padre. Un padre al que da vida un imponente Matthew McConaughey que firma otro soberbio trabajo de esos a las que últimamente nos tiene malacostumbrados. El Cooper de Interstellar pasa a engrosar la lista de grandes personajes que el de Texas ya tiene en su haber, junto al Rust Colhe de True Detective, el oscarizado Ron Woodroof de Dallas Buyers Club o al fugaz Mark Hanna de El lobo de Wall Street, ese yuppie que tenía el golpe de pecho con más ritmo de la historia del cine.
SECUNDARIOS DE LUJO
Pero Cooper no está solo. Además del ya mencionado Sir Michael Caine y del inmenso McConaughey, Nolan cuenta con un reparto de muchos quilates en el que destacan nombres como Anne Hathaway, Jessica Chastain, Matt Damon, Casey Affleck o la legendaria Ellen Burstyn. Entre todos suman seis Oscars y más de una veintena de nominaciones. Ahí es nada.
LOS ROBOTS
Entre tanta trascendencia científica y sentimental, TARS, el robot que acompaña a los tripulantes de la Endurance y al que en su versión original pone voz Bill Irwin, es un soplo de aire fresco. Suyos son los únicos golpes de humor de Interstellar y algunos de los planos más creativos y sorprendentes de la cinta. Tanto su diseño como el de su colega, mucho menos carismático, CASE están inspirados en el monolito de 2001: Una odisea del espacio, la referencia más evidente, pero también en las otras del arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe.
LOS MUNDOS DE NOLAN
Además de ser un viaje emocional y emocionante por el Universo, Interstellar atesora un buen puñado de planos de una belleza apabullante. Espectaculares mundos, nuevas galaxias, sistemas solares y anomalías cósmicas imaginadas que hacen de lo nuevo de Nolan un festín visual de obligado disfrute en pantalla grande. Y si tienen cerca un IMAX... mejor.
LA MÚSICA DE ZIMMER
Y toda gran Space Opera que se precie debe contar con una música que esté a la altura de las épicas circunstancias. Y en el caso de Interstellar la banda sonora corre a cargo de Hans Zimmer, el compositor de cabecera de Nolan con quien ya trabajó en la trilogía de El caballero oscuro y Origen. Su imponente partitura encaja perfectamente con la épica y grandilocuente historia y las potentes imágenes que nos regalan las casi tres horas de Intestellar.
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