VALENCIA. "Si el FBI encuentra unos niños atrapados en tu destartalada camioneta / tú te mantienes tranquilo y dices que eres el hombre de los helados / pero se ponen a llorar y te delatan / ¿a quién vas a llamar para evitar la cárcel?". Mejor llama a Saul, el abogado más corrupto y carismático de la historia de la televisión. Esto es lo que aconseja la letra de la canción de la serie dedicada a uno de los personajes más queridos por los seguidores de Breaking Bad.
Tras algún retraso, Better Call Saul (Mejor llama a Saul) ya tiene fecha de estreno: febrero de 2015. Y el éxito parece asegurado ya que el canal ACM ha anunciado que tendrá un mínimo de dos temporadas (la primera, de once capítulos, y la segunda de 13). De momento, del proyecto de recuperar al narcotraficante Gus Fring (Giancarlo Esposito) no se sabe nada, quién sabe si será el siguiente.
Junto al agente de la DEA y cuñado Hank Schrader (Dean Morris), el picapleitos Saul Goodman (Bob Odenkirk) era una de los personajes más queridos de la mítica Breaking Bad. Tras seis gloriosas temporadas el final no permitía una séptima, pero los productores, Vicent Gilligan (el genio que parió Expediente X) y Peter Gould tenían claro que el desenlace no impedía un nuevo comienzo. Nada impedía centrarse en el futuro del letrado, pero la decisión final ha sido apostar por sus orígenes y una combinación de 15% comedia y 85% drama.
UN NUEVO COMIENZO
Los primeros pasos de Breaking Bad fueron difíciles. ACM aceptó probar con una mini-temporada de siete episodios tras los rechazos de canales como HBO o Showtime. En seguida, las andanzas del profesor de química metido a narcotraficante se convirtieron en un éxito de público y crítica. Ahora había que prorrogar el triunfo y, como en la serie, Saul Goodman, esa especie de Señor Lobo de la pequeña pantalla, parecía la solución. Los webisodios del personaje habían arrasado, la decisión estaba clara.
Better Call Saul está planteado como una precuela de Breaking Bad. La trama se situará seis años antes de que Walter White (Bryan Cranston) comenzara sus andadas y también se situará en Nuevo México (gracias a las ventajas fiscales para los rodajes, no lo olvidemos). En esta nueva serie veremos los primeros pasos del abogado más cutre de la historia, y de su destartalado despacho situado en un centro comercial, con las paredes decoradas con un vinilo del Bill of Rights y coronado por una patética Estatua de la Libertad inflable.
PUNTO DE ENCUENTRO
La campaña de promoción de ACM ya está en marcha. Amén de la pegadiza canción en clave country cantada por Jameson "Junior" Brown y su inseparable guitarra de doble mástil, un homenaje al espíritu white trash del personaje, hay que destacar la página web con aire retro (parece diseñada con la versión beta del FrontPage) que captura a la perfección el alma casposa del letrado.
Aunque Better Call Saul tendrá personalidad propia (y mucha), no faltarán referencias a la serie que le dio origen. De hecho, en los vídeos de la web aparecen varios personajes de Breaking Bad recomendando los servicios del letrado y contando su experiencia con él: la prostituta Wendy (Julia Minesci) o Badge el camello (Matt Jones). Pero también mirará el pasado y veremos algo de la infancia de Saul. Promete.
Sin duda el gran éxito del personaje se debe a partes iguales a la imagen realista que ofrece de un sector de los abogados americanos como a la interpretación de Bob Odenkirk, cuya carrera profesional se ha centrado sobre todo en su faceta de guionista para esa fábrica de talentos que es Saturday Night Show.
El picapleitos más habitual del cine o la televisión trabaja en un gran despacho, viste a la última y se caracteriza por sus dotes detectivescas. Pero la realidad es otra. Según datos de la web lawcrossing, la imagen que suele ofrecer la ficción es generalmente positiva. De hecho, ha dado algunos muy carismáticos como Perry Mason, Ally McBeal, Boston Legal o Shark.
EL DILEMA DEL 95%
Según destaca la web, lo que más perjudica la imagen de la profesión es el contenido de los informativos y la experiencia personal. En otras palabras, que esa mala reputación se basa sobre todo en la cruda realidad. Si se les considera los reyes de complicar lo sencillo y alargarlo hasta el infinito es por algo.
Así, no extraña que el 60% de los americanos los considere avariciosos y una proporción similar piensa que la justicia no les importa nada. De hecho, el 75% de las familias con bajos ingresos (los clientes favoritos de Goodman) no pueden pagarse un letrado en un país en el que tres de cada cuatro ciudadanos tendrá al menos un juicio en su vida. A lo mejor es una imagen injusta y, como dice el chiste, "el 95% de los abogados son los responsables de la mala imagen que tiene el resto".
Ahora, ya sólo falta que llegue febrero para ver si Better Call Saul está a la altura de las expectativas. De momento, no olvides su consejo: "cuando veas las luces azules de la policía llegar / Sólo hay un tipo al que llamar / porque los otros apestan".
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