MADRID (EFE). Dejó huella en los festivales de Cannes y San Sebastián, y en Argentina se ha convertido ya en la película más vista de los últimos 25 años. Los Relatos Salvajes de Damián Szifrón llevan este fin de semana a los cines españoles su invitación a liberar nuestra bestia interior a base de carcajadas con un humor ácido y divertidísimo.
Un guion certero, seis historias cortas sobre el malestar que puede llegar a generar la vida moderna, y escrito por Szifrón casi como un divertimento entre proyecto y proyecto, se alía con una realización firme y atrevida y un elenco de primera, encabezado por Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia, en esta comedia extrema que representará a Argentina en los Oscar.
Los tres estuvieron hace unas semanas en el festival de San Sebastián, donde Relatos Salvajes se llevó el premio del público a la mejor película europea, por la coproducción con El Deseo, y allí confesaron algunos de sus propios excesos y fantasías ante situaciones de abuso u opresión, el tema del filme que ha sido una de las grandes sorpresas del año.
"A mi me ponen bastante mal las cuestiones urbanas en el amplio sentido del término", indicó Darín en una entrevista a un grupo de periodistas. "Soy conductor, conduzco desde muy niño y me doy cuenta de la cantidad de aberraciones que la gente comete sin ni siquiera darse cuenta". Eso sí, a diferencia de su personaje, un ingeniero especializado en demoliciones que ve cómo la grúa municipal se lleva injustamente su coche, una y otra vez, él, por lo general, es más contenido. "Soy bastante cascarrabias por naturaleza, pero ejerzo permanentemente un autocontrol, porque es lo que hacemos todos, estamos siempre negociando y midiendo consecuencias", explicó.
Sbaraglia, que interpreta a un soberbio y chulesco conductor de un Audi que no ahorra en insultos en plena autopista, también ha sufrido mucho con los coches en la vida real. "El primero que tuve me lo robaron a los 28 días, otra vez se me cayó un árbol encima, otro se me incendió; uno se me inundó, lo vi pasar como un barquito y ni siquiera era mío", enumera el actor, de 44 años. A su lado, el también director y guionista de Tiempo de valientes (2005) y de la serie Los simuladores va más allá con el tema del volante. "A veces fantaseo con volver a usar el caballo, no sé porqué se dejó de usar", confiesa muy serio el irónico Szifrón.
Cada una de las pequeñas historias que componen Relatos Salvajes no solo aborda situaciones diferentes, una boda accidentada, una fatal coincidencia a bordo de un avión o un fantasma del pasado que aparece de forma inesperada, sino que lo hace con estilos visuales muy diferentes.
Szifrón admite influencias como los Cuentos asombrosos de Spielberg o la serie Alfred Hitchcock presenta, y precisa que concibió la película "como un álbum de rock, con diferentes tracks que componen un mismo viaje", o "como un espectáculo circense", que pasa del número de los malabaristas, a los magos y los domadores.
La cuestión es que la fórmula ha funcionado y, en opinión de Szifrón, puede calar también en España. "Tenemos muchas cosas en común, el mismo sistema rige en todo el planeta. Vivimos en un mundo que oprime a mucha gente y la deprime, y hay algunos que explotan. Esta es una película sobre los que explotan. Y todos entendemos a los que explotan".
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