BARCELONA (EFE/CP). El escritor ilicitano
Vicente Verdú reflexiona sobre la muerte y el amor a través de los objetos domésticos de los que habla en "
Enseres domésticos. Amores, pavores, sujetos y objetos encerrados en casa", su último libro concebido, reconoce, como "una poesía cognitiva en torno a los objetos".
En la obra, editada por Anagrama, Verdú habla de la casa como un espacio que es como "una cámara de compresión donde se disfruta o se sufre con tal intensidad que
hasta las paredes se resienten con nuestras emociones, olores y maldiciones".
"Enseres domésticos" evoca, según Verdú, la vida del hogar poblada de enseres, sujetos y cosas que cohabitan en un continuo intercambio de influencias, y habla de un espejo, un peine, un pijama o una corbata, y de las estancias de una casa, como el cuarto de baño o el dormitorio, desde una nueva perspectiva.
Para Verdú la muerte, "
el superimán que está presente en todos los que vivimos", es una constante doméstica, y cuenta que siempre lo ha pensado, pero mucho más cuando descubrió, "que dos terceras partes del polvo de las casas está formada por células de otros habitantes que no están aquí. Es algo mortuorio".
Al cuarto de baño lo ve como una morgue, "lleno de azulejos para que la sangre se deslice y no se manchen las paredes", el espejo es "una secuencia de fotos en las que se ve cómo la vida se va", y un peine "un animal que te desgarra el cuero cabelludo".
Al presentar hoy el libro ha explicado que hubo una temporada en la que los cuartos de baño se presentaban como un lugar de fantasía, en medio de paisajes caribeños, como un espacio relajante, pero afirma que "no hay una estancia en la que uno está más aislado que en un cuarto de baño".
Del sexo, -"
es lo que mas fácil y lo que mejores resultados he hecho en la vida", asegura-, habla a través de otros objetos, como un lápiz de labios, porque "los labios de carmín son el obvio correlato de los encendidos bordes del sexo femenino".
Los pintalabios los describe como un objeto que tiene mucho que ver con las sensaciones de las mujeres, que reconoce que siempre le han perseguido, y que han sido muy importantes en su vida.
Vicente Verdú, que asegura haber tenido muchas expresiones de generosidad en la mujer, de perdón, y a veces de incomprensión, habla también de un objeto tan íntimo en ellas como el bolso, un elemento que tiene que ver con las fascinaciones de las mujeres, como algo que siempre le ha perseguido.
"El
bolso -dice Verdú-
es un universo al que no te dejan acceder, es una intimidad del "sancta sanctorum", y habla con este objeto con tal pasión que puntualiza todo lo que ha escrito en esta obra le emociona, porque para el "la emoción ha sido más fuente de conocimiento que la razón".
Hoy ha contado también al hablar de los objetos de la casa que una vez canceló su boda cuando ya estaban mandadas las invitaciones y faltaban quince días para casarse, después de que le empezaran a regalar vajillas, lavadoras y cosas para la casa. "Esto me dio asco".
Con esta experiencia y los tarjetones de boda escribió su primera obra "Si usted no hace regalos le asesinarán", junto con la que dos años después era su amante, la novia abandonada en el altar con la que finalmente se casó y vivió hasta su muerte.