MADRID (EFE/EP). El polifacético artista chileno Alejandro Jodorowsky que ha visitado España esta semana para promover su película La danza de la realidad, una cinta autobiográfica en la que hace una catarsis de su historia familiar, asegura que no le gusta el cine que se hace con la única finalidad de enriquecerse. Jodorowsky, a punto de cumplir 86 años, recorre su pasado, desde que nació hasta su adolescencia, y demuestra que "cada persona, por muy mediocre que te parezca, es una novela", en esta película que este viernes llega a las salas españolas.
A diferencia de otras películas como Amarcord, de Fellini, el artista ha preferido hablar del pasado "cambiándolo, interviniendo y buscando la conciencia". "No es nostalgia, sino todo lo contrario", apunta. Según cuenta, su madre una "fracasada", porque quería haber sido una cantante de ópera. Su padre, un admirador de Stalin que quería la revolución y que no quería un hijo artista porque consideraba que "la sensibilidad era para los homosexuales". Por ello, en el filme su madre se convierte en cantante y su padre mata a un dictador.
Producida por Karma Films, la cinta es parte de su método de "psicomagia" en el que pretende promover una especie de "terapia colectiva" enseñando a los espectadores la importancia de perdonar el pasado y vivir el presente. "Todo el mundo tiene que hacer ese trabajo", indica.
Esa catarsis le cambió a él, pero también a los actores, entre los que se encuentra su propio hijo, quien interpreta al padre del cineasta, así como algunos amigos de infancia. Sin embargo, a pesar de que el lugar en el que filmó fue el sitio donde vivió de pequeño, entre otros elementos autobiográficos, afirma que no es una historia narcisista, sino solo "arquetipos que pueden preocupar a todo el mundo". "¿Quién no ha tenido problemas con su padre? ¿Quién no ha visto a su madre humillada en esta sociedad machista?", se pregunta.
Después de 23 años de su última producción, Jodorowsky estrenó esta cinta en el Festival de Cannes el año pasado y ahora la presenta al público español como un "testamento" pero también "como un regreso". "Durante esta ausencia seguí pensando en cine y cambiando mi percepción del mundo. No creo que uno deba ser un fabricante de salchichas que hace en serie películas para ganarse la vida", explicó. En su trabajo, eliminó la fotografía hollywoodiense y todo aquello que consideró "inútil". En este sentido, critica que el cine de Hollywood "no es arte", sino "solo industria", y sostiene que solo existe "para hacer dinero", es decir, "contar historias y entretener, pero sin cambiar al ciudadano".
Jodorowsky cuenta con más de un millón de seguidores en su cuenta de Twitter, una herramienta que considera "la literatura actual" y que compara con las barreras que encuentra en cine. "La gente es de imagen, ya no lee. Chaplin tuvo que hacer cine hablado. Me gustan los límites que tengo para filmar, no quiero más tiempo ni dinero", señala.
Sobre las críticas positivas y las que lo tildan de "extraño", Jodorowsky dijo que admira a muchos cineastas como Luis Buñuel, el citado Fellini, Andréi Tarkovski pero considera que ha encontrado un estilo propio. "Sí, quizás es extraño, pero es mejor ser distinto a ser uno más de la industria porque en el cine actual se cuentan muchas cosas falsas y preferí apostar por una historia real en el sufrido pueblo de Tocopilla en Chile", advirtió.
Se confiesa un cinéfilo que durante estos últimos años ha visto a razón de dos películas por día "con envidia y rabia" de no hacer una cinta pero admite que pocos apuestan por el cine alternativo. La danza de la realidad que ya se ha presentado en Chile, México, Japón y Francia cuenta con la participación de sus hijos Brontis, Adán y Cristobal. Y es que para Jodorowsky no hay línea que separe el arte de la vida.
Vivo en Sevilla y me gustaría saber en qué ciudades españolas se ha estrenado la película. Tengo un gran interés por verla. Gracias
es el lynch hispano
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