VALENCIA. Para algunos la presencia de Joan Llinares es una mala noticia. El de Alzira será el hombre encargado de gestionar las cuentas del IVAM y auditar la rutina del pasado. Y la experiencia dicta que será implacable si se descubren facturas perdidas o se hallan desmanes que se hayan producido durante la última década, mientras estuvo al frente del museo Consuelo Císcar. Llinares escrutara todo, sumará todas las cifras, hará todos los balances, hasta el último céntimo.
"Es un contable puro y duro", comenta una persona que trabajó con él. "Es escrupuloso con las cuentas", dice otro. La fama de Llinares es la de una persona rigurosa, seria hasta el extremo. Hay quien cree incluso que tiene más de "policía del dinero" que de gerente económico al uso. En cualquier caso, su nombramiento ha sido bien recibido.
Nacido en 1953, la incorporación de Llinares ha sido celebrada por su currículum. Primero, porque es un hombre de la casa, ya que fue administrador del instituto valenciano desde 1989 hasta 2000. Conoce el IVAM a la perfección. Sabe cuáles son sus puntos fuertes, cuáles sus gastos reales, qué es lo que necesita.
Y después, por su historial y muy especialmente por su experiencia en el Palau de la Música de Barcelona, donde junto a Mariona Carulla, fue el encargado de limpiar las cuentas del auditorio catalán tras que se descubriera el desfalco que había realizado Fèlix Millet.
Funcionario en excedencia del Cuerpo Nacional de Secretarios, Interventores y Tesoreros de Administración Local, Llinares llegó en 2001 al Museu Nacional d'Art de Catalunya de la mano de Eudald Carbonell. El director del centro catalán recibió buenas referencias del administrador del IVAM y le preguntó a quien entonces era su homólogo en el instituto valenciano, Kosme de Barañano, quien le habló de su capacidad de trabajo y seriedad.
Permaneció como gerente del Museu Nacional d'Art de Catalunya hasta 2009, fecha en la que fue reclamado para que formase tándem junto a Carulla y, además de abrir todos los cajones de la era Millet, lograr que el Palau de la Música remontara el vuelo. Por emplear un símil, haciendo uso de un conocido personaje cinematográfico de Quentin Tarantino, este miércoles hubo quien le describió como el señor Lobo.
Como director ejecutivo, Llinares permaneció quince meses en el Palau de la Música barcelonés y dimitió una vez consideró que su trabajo estaba "hecho y acabado". En rueda de prensa aseguró entonces haber cumplido los objetivos con los que se comprometió cuando asumió la dirección, entre los que se encontraba conseguir que se le devolviera cerca de ocho millones de euros al Palau barcelonés, además de 1,6 procedentes de Suiza.
COSAS EN COMÚN
Las similitudes entre el Palau de la Música de Barcelona y el IVAM son varias en cuanto a las declaraciones de intenciones de sus directores. Así, cuando Carulla y Llinares se presentaron a la opinión pública como nuevos responsables del Palau de Barcelona, apuntaron que su objetivo era "poner el Palau donde estaba" y dar "sensación de normalidad"; dos frases que podría haber suscrito el nuevo director del IVAM. De hecho, una de ellas la dijo el mismo lunes por la tarde una vez se oficializó su nombramiento: "Quiero poner el IVAM dónde se merece".
Las diferencias también existen. Si bien se ha criticado la gestión de Consuelo Císcar por su opacidad informativa y por sus desbarajustes económicos, a última hora de este miércoles no existía constancia pública de que se hubiera abierto ninguna investigación oficial. Eso sí, hay muchos reproches al manejo de la economía del centro. Sin ir más lejos, la semana pasada las asociaciones de críticos y artistas reclamaron una auditoría interna exhaustiva para saber qué ha pasado durante estos años. Qué se debe. A quién. Por qué.
A Llinares le corresponde bailar con la más fea, ya que deberá levantar todas las alfombras del IVAM en busca de hasta la última factura. En virtud de su conocida probidad, la elección del alcireño como administrador por parte del nuevo director tiene como fin, según fuentes consultadas, no sólo romper lazos con el pasado sino también conseguir ofrecer una perspectiva real del IVAM desde la cual relanzar el museo. Sin saber de dónde se viene no se sabe adónde se va, que decía Cromwell. Una vez esté concluido el informe interno que solicitó este martes G. Cortés, el nuevo administrador del instituto podrá establecer el diagnóstico definitivo. Y a partir de ahí comenzará el nuevo IVAM.
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