VALENCIA. Desde siempre, el alzhéimer ha sido una enfermedad de puertas adentro. La dolencia de la desmemoria, cuyas víctimas son, por lo general, mayores de 65 años, transcurre bien en el ámbito doméstico, bien en residencias de la tercera edad, donde el deterioro cognitivo y conductual de los afectados queda resguardado de las miradas ajenas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la cultura puja por darle visibilidad.
En 2007, Paco Roca publicaba su novela gráfica Arrugas, trasladada al cine en el género de animación en 2012. Ese mismo año, el director austríaco Michael Haneke estrenaba su película más humana, Amor, Palma de Oro en Cannes, mejor filme en los Premios del Cine Europeo y Óscar 2013 a la mejor película extranjera.
El teatro no se ha mantenido al margen. En España, la compañía vasca Kulunka Teatro suma cuatro años de gira por todo el mundo con su tragicomedia de máscaras André y Dorine. El germen de la obra, programada el próximo 26 de septiembre en el Teatro Tívoli de Burjassot, fue la noticia del suicidio conjunto del filósofo francés André Gortz y su mujer Dorine Keir, aquejada de una enfermedad degenerativa.
Meses antes de partir, el pensador dedicó una carta a su esposa que arrancaba así: "Acabas de cumplir 82 años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y sigues siendo hermosa, elegante y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca".
En la obra tejida por Iñaki Rikarte, Garbiñe Insausti y José Dault, los personajes no se profesan ese amor. El tiempo ha convertido la convivencia en rutina, pero la irrupción de la enfermedad va a romper con esa desidia. Para relatar "este viaje a través del recuerdo", los protagonistas se sirven del teatro gestual. "Al no usar texto, no nos hemos perdido en el laberinto de las palabras y el resultado es profundamente esencial", explica el director, Iñaki Rikarte.
El trabajo de Kulunka tiene una marcada inspiración en el de la compañía berlinesa Familie Flöz. De hecho, la productora, actriz y creadora de las máscaras, Garbiñe Insausti, realizó un curso con ellos en la capital alemana y cuando André y Dorine empezó a tomar forma, la compañía invitó a uno de los miembros de la formación alemana, Paco González, a impartir un taller en el que aprender el abecé del trabajo con máscaras.
"Nuestro espectáculo se distancia del suyo en lo referente a la dramaturgia. Las obras de Familie Flöz son una sucesión de sketches, y a menudo trabajan de forma exclusiva el humor, pero nosotros queríamos una historia clásica, con principio, nudo y desenlace", detalla Rikarte.
La ausencia de idioma ha supuesto la contrapartida de un lenguaje universal, que ya les ha procurado actuaciones en 16 países, con paradas en ciudades tan dispares como Estambul, Shangái, Nueva York y Buenos Aires. Su segunda incursión internacional fue en Nepal, un país donde la esperanza de vida es más baja y el alzhéimer todavía no ha sido diagnosticado. "Teníamos dudas de cómo iba a ser recibido un espectáculo del primer mundo hecho por gente del primer mundo, pero se entendió perfectamente, porque es una historia sencilla que habla de padres e hijos. Fue muy emocionante, les tocaba tanto como aquí", relata el director.
En todas las funciones, independientemente del país donde se representen, el público vive una catarsis colectiva. "El teatro tiene una función de ritual social, de hacer de algo privado una experiencia colectiva", argumenta el portavoz de la compañía.
VUELO POÉTICO
La compañía de Villarreal Visitants ha dado un paso más allá y visibilizado la enfermedad en la calle. Su acción teatral itinerante Judit & Paul sube a una pareja de ancianos sobre zancos al encuentro del transeúnte. "La intención es reivindicar un mal que muchas veces se vive de manera muy íntima. Es imprescindible dejar de eludir el alzhéimer y darle visibilidad", opina la actriz y fundadora de la formación Sonia Alejo.
La mirada proyectada por la compañía sobre la enfermedad no es explícita ni científica, sino artística y personal: "Hemos buscado transformar esos síntomas y darles un vuelo poético. Ver a dos viejecitos sobre zancos da otra perspectiva a la dolencia, es una manera de alejarlos de la Tierra, de volar, de intentar salir, de escapar".
Dado su ámbito de representación, los espectáculos de Visitants están concebidos para todos los públicos. El hecho de desarrollarse en plazas y calles provoca reacciones inesperadas de una audiencia que no está necesariamente interesada en el teatro.
En el caso de Judit & Paul, programada este domingo, 28 de septiembre, en la primera edición del Festival de Teatro en la Calle de Faura, sus responsables han reparado en que algunos espectadores adultos muestran rechazo ante las reacciones extremas de unos protagonistas que van de la ternura a la agresividad, mientras que los niños lo viven de una manera "más tierna y entrañable, pues se identifican con lo que les pasa a sus abuelos".
Un rasgo común a todas las obras reunidas en este reportaje es la amalgama de comedia y tragedia, pues la misma enfermedad tiene algo de tragicómica en su proceso de desaprender. "La pieza provoca momentos de mucha empatía con el público, hay contacto muy directo y cómico, pero, evidentemente, también se suceden las bofetadas de realidad y de tragedia. Ir de la carcajada al llanto es todo un reto para cualquier proyecto teatral", considera Alejo.
EL HIJO DE LA CRISIS
En febrero llega al Teatro Olympia la adaptación teatral de la película El hijo de la novia (Juan José Campanella, 2001). Película y obra relatan el vuelco en la vida del propietario de un restaurante, abocado al negocio, al conocer el deseo de su padre de contraer matrimonio con su madre, ingresada en un geriátrico y enferma de alzhéimer.
Al igual que la portavoz de Visitants, la directora del montaje El hijo de la novia (reparto en la fotografía superior del artículo), Garbi Losada, también incide en la necesidad de enfocar escénicamente esta enfermedad con un planteamiento entre la risa y el drama. "Uno de los aciertos de la película es llevar la tragedia del alzhéimer a la comedia. El humor te permite digerir las cosas más duras".
Si la comedia argentina se contextualizaba en el corralito del país andino, el montaje español se extrapola a la crisis patria actual. El personaje interpretado por Ricardo Darín es incorporado por Juanjo Artero, el de Héctor Alterio, por Álvaro de Luna, y el de Norma Aleandro, por Tina Sainz.
Losada, ha destacado, precisamente, el trabajo de "la novia": "Tina es una mujer muy inteligente y despierta, con una energía impresionante. Tiene muchos años pero es una mujer jovencísima. E interpretar a su personaje era, en principio, difícil, porque su condición es contraria a la naturaleza de la actriz".
En último extremo, El hijo de la novia es una llamada de atención a los workaholics con alzhéimer al fondo. Así lo refrendó Juanjo Artero en la rueda de prensa de presentación de la obra en Bilbao, quien afirmó que lo esencial en la vida es "el amor, los amigos, las relaciones, tus padres y la pareja" y no consumirse en el trabajo.
ESPECT-ACCIÓN
Sólo en España, el Alzhéimer aqueja a más de 650.000 personas, lo que se traduce en la vida de más de dos millones de personas afectadas por la enfermedad. Si en El hijo de la novia se hacía hincapié en los familiares de una anciana ingresada en un residencia, en ¿Qué hacemos con la abuela?, el foco se apunta a los cuidadores de los enfermos.
La obra se ha planteado como una pieza de teatro foro, esto es, un montaje que se completa con la participación activa del público durante la representación. El espectador convertido en espect-actor puede parar la función y ponerse en la piel de los personajes para debatir sobre esta realidad social.
El montaje "lleva a reflexionar entre todos sobre la otra cara del alzhéimer: la que afecta a las personas que están alrededor del enfermo", plantean los responsables de Cross Border Project, compañía de teatro y educación que emplea el teatro como herramienta educativa y de cambio social.
El objetivo de la obra fue plantear a los espectadores cuestiones como la desigualdad de género en el cuidado de los padres enfermos, el vínculo con los cuidadores externos, generalmente inmigrantes, o la forma en que la atención al familiar afectado termina medrando la salud física y mental del cuidador a su cargo.
La pieza, estrenada en el Encuentro de Teatro Foro Africano de Senegal, se encuentra de gira por España.
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.