VALENCIA. Para cuando ‘7 Vidas' entró en escena (1999), Globomedia, la productora fundada por Emilio Aragón, Daniel Écija y José María Irisarri ya había conseguido éxitos incontestables en la ‘nueva' televisión privada, como por ejemplo Médico de familia o Periodistas. Por la vía de la no ficción, otros casos como El Informal o ¡Qué me dices! soleaban su curriculum de productos en los canales jóvenes y dinámicos de la oferta española.
Los ya citados suponían productos a establecerse, pero si Globomedia consiguió instaurar una cultura prolongada en la televisión española fue con ‘7 Vidas' y el concepto ‘noche de domingo y humor ficción' en Telecinco. Siete años duró y solo un spin-off, ‘Aída', obró el milagro: que la audiencia permaneciera y aumentara. Ahora, 15 años más tarde, la productora de la mano de Telecinco vuelve a enhebrar los mimbres de una producción mimada para perdurar.
A diferencia de otras producciones -incluso de la misma responsable ejecutiva-, ‘Anclados' cuenta con una serie de guiños confesados a ese espacio del último rato frente al televisor de la semana. Esta vez, con el casting trasladado a 2.000 metros cuadrados de decorados y sets, la serie deja de ser una sitcom con su habitual single camera; es decir, que el espacio abierto al público de las escenas grabadas y la posibilidad de rodar a una única cámara por toma pasan (tras sus dos longevas predecesoras) a mejor vida por una opción multicamara.
En lo técnico es un cambio, pero también en lo conceptual, como apunta Daniel Écija: "la tecnología es posiblemente uno de los aspectos que más ha cambiado a lo largo de nuestra trayectoria. Y lo cierto no es que este ahorro sea una causa como para decir que esa parte del presupuesto se destina a cualquier otra, sino que lo relevante es que poder rodar una serie que se desarrolla en un crucero pero plenamente en Madrid sin que el espectador pueda perder la sensación de mar es parte de libertad, que es lo que hemos ganado".
Por el momento únicamente se ha grabado un único capítulo completo, aunque la producción sigue. Serán 13 los episodios que completen una primera temporada que las partes (Mediaset, Telecinco y Globomedia) dan por hecho que saldrá adelante. Para ello, y pese a los inevitables paralelismos con ‘Aída', lo cierto es que solo han arrastrado a Miren Ibarguren hasta la nueva serie. El casting de Luis San Narciso, el responsable de esta área en Globomedia, ha hilvanado voces totalmente nuevas para la cadena, pero con el suficiente tono de enjuague para el público y de solera como para ofrecer mucho a primer golpe de mando.
"No es tanto una renovación de casting con respecto a ‘Aída', sino una evolución. Para nosotros, vocacionalmente, es un reto al que nos gusta enfrentarnos, pero también para ofrecer un producto de calidad al espectador", responde Ecija a ValenciaPlaza.com. "Nunca hemos tratado de repetir fórmulas y para nosotros sí es una declaración de intenciones".
En cualquier caso, la investigación y el proceso de avance tiene una mayor dosis de investigación intramuros que de contaminación por parte de las lujosas series estadounidenses: "tenemos mucho que mirar hacia adentro. Con una dosis de autocrítica e ironía, hay una demanda interna en la que estamos llamados a reflejar quiénes somos", apunta Écija. "Y, añado, que reírnos de nosotros mismos es un síntoma de inteligencia y sano".
Si el humor que va a parar a esa codiciada franja de los domingos noche tiene una vocación de responsabilidad por el hecho social español, parece casi una consecuencia previsible que el llamado nuevo humor (La Hora Chanante, Venga Monjas, Miguel Noguera, etc) empiecen a contaminar series que podríamos entender como más convencionales. Una llegada propiciada por el canal Internet, el único ajeno a los índices de audiencia donde la espera y el cariño del espectador se mueve con otros ritmos.
"El papel de Internet es fundamental porque allí caben muchas personas que antes no tenían un vehículo de comunicación", asegura Écija. "Si Internet es un cambio sociológico, nosotros vivimos dentro de la Red porque también es una forma de escuchar al ciudadano. Nos permite estar en más sitios y escuchar a más voces, porque seguramente es el medio más libre que existe".
Entendido así el nuevo espectro comunicativo como "una oportunidad", la realidad de las producciones también ha cambiado mucho desde los orígenes de la serie hasta la actualidad. "Tenemos menos inconvenientes para contar y poder producir. Hubiera sido impensable hace unos años creer que las barreras entre la cinematografía y la videografía se iban a ‘tocar' así", añade el productor.
En lo tocante a lo económico, Écija reconoce que "de dos años a esta parte", Globomedia ha notado un cambio positivo a partir de la publicidad de las cadenas de televisión. "Han sido unos años difíciles y en gran medida todavía lo son. Pero no únicamente por nuestro trabajo o por lo que respecta a la productora o a sus trabajadores, sino porque todos estamos en la calle y es imposible que en cualquier equipo de trabajo no haya personas y familiares que no estén afectados por el desempleo o por situaciones extremas".
En este sentido, el productor también asegura que este es un terreno de trabajo para sus series desde el respeto "pero entendiendo que lo que estamos viviendo a nuestro alrededor debe quedar reflejado. No podemos girar la cara y, sea el contexto o la trama que sea, olvidarnos de ello".
LA SERIE Y SU TRAMA
La serie estira desde el guión de algo que en ‘Aída' ha funcionado a lo largo de los años: el revestimiento de los tópicos con sus extremos, de Mauricio Colmenero a los problemas de adicción sexual de alguno de los nuevos roles, o de las adicciones ‘del Luisma' a la realidad de un gitano licenciado en derecho pero convertido en camarero de la serie en fase de producción.
En el barco el vodevil de personajes cuenta con notables pesos del humor como Joaquin Reyes o Rossy de Palma, aparentemente extremos pero poderosos en cámara en una mezcolanza más complicada de aceptar previamente que de ver como espectador. Miren Ibarguren volverá a asumir un peso muy notable de esta producción, con un personaje cargado de histrionismo, pero también femenino, poderoso, pero también despechado. Junto a Daniel Guzman, tras su periplo como director de cine y en otras ocupaciones deportivas, los cuatro capitanean el guión del ‘Ancla II', un barco que tras provocar el vuelco del majestuoso ‘Bribón' trata de salir adelante con su actividad crucerística pese a los 993.000 euros de multa.
‘Anclados' es, en definitiva el nuevo salto mortal hacia delante de Globomedia en una de sus vetas de oro durante los últimos 15 años, más de la mitad de su vida como empresa. Mantenerse, como pudo confirmar el productor Écija a este medio durante la presentación de la serie la pasada semana en el puerto de Valencia, "siempre será mucho más complicado que celebrar lo conseguido".
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