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Empresario, mecenas y militante de Compromis. Lluis Planes huye de las etiquetas. Él y sus dos hermanos sostienen una empresa, Pollos Planes, de medio millar de empleados que el año pasado facturó más de 43 millones

VALENCIA (MARÍA COSTA). "A los músicos valencianos les digo que soy empresario y a la gente de la empresa que soy promotor cultural". Lluis Planes (Massamagrell, 1963), huye de las etiquetas. Es gerente de Pollos Planes, mecenas de artistas y deportistas valencianos, accionista del Valencia Club de Fútbol y miembro de Compromís. Pollos Planes, la empresa, que creó su padre y en la que trabajan los tres hermanos, facturó en 2013, 43,5 millones de euros.

Cuenta con 141 pollerías -excepto cinco en Cataluña, el resto están en la Comunidad Valenciana- tiene medio millar de empleados y sigue en expansión con la cadena de restaurantes low cost, la Parrilla de Pollos Planes. En el mecenazgo empezó hace ya seis años con Pep El Botifarra. Desde entonces, y apoyado en algunos casos por su familia, ha realizado cientos de conciertos solidarios y patrocinado la pelota valenciana de la que es jugador amateur. Los carteles anunciando estos conciertos empapelan las paredes de su despacho. Su padre le dice que más que un gerente parece un representante artístico.

-¿Cómo dio el paso para apoyar la cultura valenciana con acciones de crowdfunding?
-Al conocer a Pep el Botifarra, su humanidad y ver la posibilidad de contratarlo. No lo dudé. Mire, hasta la transición, eran las instituciones y ayuntamientos los que apoyaban y contrataban a estos artistas. Después se fue perdiendo esta tradición y quedó reducida a la iniciativa de asociaciones culturales o fallas. Llene este vació y los ayudé. Fue fácil. Como no había circuito comercial con poca inversión realizaban actuaciones muy dignas. En poco tiempo el fenómeno se multiplicó.   

-¿De dónde le viene esta afición?
-Supongo que está inscrito en mi ADN. Crecí escuchando las canciones de Paco Muñoz, Raimon, Ovidi Montllor y Al Tall, pero también me gustaba el rock sinfónico de Pink Floyd. Al conocer al Botifarra todo cambió. Él consiguió despertar recuerdos del pasado, pero revivirlos con los sonidos de hoy ha modernizado la música tradicional. A partir de ahí fueron apareciendo muchos más. Todos con la misma precaria situación profesional. Con una pequeña ayuda les abres el cielo. Me gustaría que otros empresarios hicieran lo mismo. Nuestra cultura se haría grande.

-¿Pero lo suyo es solo amateur o también toca algún instrumento?
-No tengo oído para la música, lo tengo para el deporte. Pero se me erizan los pelos cuando escucho la música tradicional valenciana. Amo esta cultura y por eso la consumo y la apoyo.

-¿Cree que la lengua valenciana sigue siendo un buen instrumento para obtener votos?
-Me desagrada pensar que esto fuera cierto. La lengua es uno de los bienes más preciados y auténticos de los hombres por lo que su uso mercantilista o electoralista no ayuda a su divulgación. No veo que con el castellano hagan lo mismo. Crecí escuchando hablar en valenciano a mis abuelos. No dominaban el castellano. Se aturullaban. Por respeto, costumbre, cultura, llámelo como quiera, siempre me he sentido obligado a conservarlo e incluso promocionarlo. Por supuesto que esto no está reñido con el aprendizaje de otros idiomas.

-¿Se refiere al impulso que se le ha dado al inglés en las aulas?
-Ojalá, nuestros hijos y sus hijos aprendieran inglés, chino, francés o alemán. Es más, deberíamos exigir a los responsables educativos que los alumnos salgan de la escuela dominando perfectamente tres idiomas. Si lo hacen en otros países europeos, ¿por qué no aquí?

-¿Qué le parece la futura ley, propuesta por el PP, para defender y proteger las señas de identidad de la Comunidad Valenciana?
-A priori me suena raro porque da a entender que todo lo que se ha hecho hasta el momento es insuficiente para defenderlas. En todo caso me pregunto: ¿qué no están bien defendidas ya en el Estatuto de la Comunidad Valenciana?

-¿Qué le ha parecido el cierre de Canal 9?
-Eso sí que ha sido una auténtica salvajada cultural y una verdadera afrenta a la identidad que ahora pretenden defender con nuevas leyes. Canal 9 era una buena herramienta para el desarrollo cultural, económico y empresarial de toda la Comunidad Valenciana. A los empresarios nos han hecho mucho daño. ¿Cómo nos damos a conocer, cómo expansiono la empresa?

-Tener espacios como el IVAM, el Palau de la Musica, El Palau de les Arts, la Ciudad de las Artes, el Museo Principe Felipe, y cualquiera de los 28 museos dedicados a la cultura valenciana ¿cree que han conseguido que los valencianos amen su lengua y cultura?
-Es obvio que algo falla y no han conseguido cumplir con el papel con el que fueron creados, porque, por un lado este año hay que dar en las escuelas cultura valenciana, y por otro no han afianzado las señas que requieren de una ley para defenderlas. Es decir, que en las escuelas, en la ESO, este año tengan que dar cultura valenciana muestra su desconocimiento entre los chavales. Pero es más llamativo que del temario hayan excluido la pilota valenciana. La cultura debería impregnar los ambientes cotidianos de nuestra vida, si fuera así no haría falta enseñar cosas tan básicas.

-¿Su ejemplo de micromecenazgo debería ser más habitual?
-Sin duda. Tanto para los artistas como para los que amamos las tradiciones sería muy positivo. Pero el hecho de que usted me esté haciendo esta entrevista es porque no hay tantos empresarios que apoyen e inviertan en cultura y practiquen el micromecenazgo. Al no haber inversión, no hay cines, teatros, salas, etc, para que los ciudadanos consuman. La cultura tradicional valenciana no se difunde. Queda reducida a casales, fallas, asociaciones o pequeños municipios, donde jóvenes artistas la defienden y quieren darla a conocer. Así llevamos muchos años.

-Tradicionalmente a la izquierda no les gustan los empresarios, sin embargo usted es empresario y militante de Compromís. ¿Hay aires de cambio en la izquierda?
-Los esquemas han cambiado. En los partidos de hoy se entra por afinidades de pensamiento, conducta, simpatía independientemente de la situación empresarial personal.

-¿Cómo empezó usted?
-De mi familia, y sobre todo de mi padre, aprendí el sentido del servicio público desinteresado. Él fue concejal de Massamagrell antes de la transición y posteriormente con el Partido Popular. Sin embargo  la  degradación que he visto los últimos años en los  dirigentes -de todo color- que nos  gobiernan, despertó  las ganas de dar un paso adelante, de comprometerme, como ya había hecho mi padre en su día, pero en mi caso afiliándome a un partido distinto. En el cual sí veo de verdad reflejados, entre otros, aquellos valores que aprendí. Me presenté a unas elecciones, pero no me considero político, ni estoy en los órganos del partido.

-¿Qué contesta a los que dicen que la cultura es un gasto?
-Que no es cierto.  El Estado recauda, por muchos y variados conceptos, dinero de la industria cultural. Como cualquier empresa la cultura paga IRPF, ahora el 21% IVA, cuotas a la Seguridad Social, etc. Cuánto más se invierta en cultura, más la consumiremos y más dinero recaudara Hacienda. Por otro lado hay que tener en cuenta que hay muchas empresas que viven de la cultura.

-Por lo que el IVA...
-No alimenta el consumo de productos culturales. Es público el resultado catastrófico de este incremento. El sector está muy tocado, pero si además promociona cultura tradicional, -que se consume menos- la injusticia está servida. De cada entrada que el consumidor compra hay que descontar, el 21% de IVA, el 9% para la SGAE, 2% de comisión venta on line, más los gastos en personal, promoción y el caché de los artistas. Ah, e incluir los gastos corrientes de la empresa que está realizando un servicio a la sociedad, que algunos consideran artículo de lujo.

-Con más de 43 millones de facturación solo en la Comunidad Valenciana no parece que haya habido mucha crisis en el sector del pollo, ¿no?
-La vimos venir. Había muchos datos que procedían del entorno del Estado e informaban veladamente que se acercaba una época de recesión y de impagados. Se puede decir que hicimos bien los números, nos ajustamos y expandimos. Lo último, la Parrilla de Pollos Planes, que tras superar la fase de prueba de un año, está en claro crecimiento.

-Si vieron venir la crisis, ¿qué es lo que ven venir ahora?
-Años de crecimiento plano o mínimo. Lo malo es que no se ha sabido aprovechar la crisis para cambiar algunos métodos de funcionamiento y el sistema productivo. Ha habido demasiados recortes y se han tomado pocas medidas para el crecimiento.

-¿Cómo empezó en el negocio de los pollos?
-Por responsabilidad. A los 17 años me planteé entrar en el negocio familiar donde lo aprendí todo desde la base.

-¿A quién se le ocurrió dar el salto a las tiendas?
-A mi madre. Teníamos un excedente de una contrata que no quisieron. De repente nos encontramos con miles de kilos de pechugas. A mi madre se le ocurrió venderlas en un Taulell de mármol que teníamos en casa a las amas de casa del pueblo. Así surgió la venta al detall en despiece. Pasamos de vender a mayoristas a vender al público en general. Hoy el 90% de nuestra facturación es detall y todo en la Comunidad Valenciana. De todos modos la crisis también ha hecho sus estragos en este sector, pero nos benefician otras cosas como el hecho de que los médicos consideren más saludables las dietas con carne blanca.

-¿Su plato favorito?
-La paella, de pollo y conejo, por supuesto.