Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• Heródoto, el clásico que nos enseñó a entender al otro
• Nolan, interesado en un remake ‘humano' de Akira
• Las óperas de Palermo y Montecarlo se suman al festival del Mediterráneo

VALENCIA. El escritor y cineasta Philippe Claudel (Nancy, 1962) es un personaje de primer orden en Francia. Sustituyó en 2012 a Jorge Semprún en el jurado de la Academia Goncourt y tiene en su haber obras como Almas grises (Premio Renaudot 2003) o La nieta del señor Linh.

Este viernes llega a las carteleras españolas su tercera película como director. Discreto por naturaleza y con tendencia a esconderse tras sus obras literarias o cinematográficas, Claudel se ha volcado en el cine en esta última etapa de su carrera creativa, convencido, dice, de que se trata de un arte superior porque reúne todas las artes y puede llegar a más gente.

En su tercera aventura detrás de la cámara tras Hace mucho que te quiero y Silencio de Amor, Claudel ha vuelto a contar con Kristin Scott Thomas como protagonista, una combinación que dio muy buenos resultados en su opera prima. Junto a ella se encuentran un extraordinario Daniel Auteuil, Leïla Bekhti y Richard Berry.

El largometraje, una reflexión sobre el amor y el matrimonio, se centra en la pareja formada por Paul (Auteuil), un neurocirujano de sesenta años y su esposa Lucie (Scott Thomas). Ambos siempre han sido felices, hasta que un buen día empiezan a llegar ramos de rosas a su casa coincidiendo con que Lou, una joven de veinte años, no deja de cruzarse en el camino de Paul.

La intención de Claudel era, en declaraciones recogidas por Fabien Lemercier, "auscultar a un hombre, a una pareja, antes del invierno de su vida, durante un otoño brillante, soleado, al final del cual comienza la progresiva pérdida de luminosidad".

En este sentido, el cineasta y escritor califica a la vida del protagonista, que encarna brillantemente Auteuil, como "una cárcel dorada, magnífica, un cliché de tarjeta postal que puede suscitar envidia". Pero eso es sólo en apariencia. Conforme avanza la narración, el espectador irá descubriendo que tras la fachada no todo es tan armónico como parece, que la pareja no se habla, que hay problemas mayores...

Poco a poco, las máscaras empiezan a caer: ¿Son lo que pretenden ser? ¿La vida de Paul y de Lucie es realmente lo que habían soñado? ¿Quién miente, qué es verdad? ¿Aún queda tiempo, antes de entrar en el invierno de la vida, para revelar los secretos, lo que se han callado hasta ahora? ¿Dónde están los monstruos y quiénes son los ángeles?