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VALENCIA. La estación de verano está a punto de finalizar y con ella una de las principales épocas de afluencia a los restaurantes valencianos. Algunos de estos, los principales teniendo en cuenta sus reconocimientos gastronómicos y la dificultad para conseguir mesa en sus salas, se han encontrado un gran obstáculo durante la primera parte del ejercicio: el aumento en el incumplimiento de las reservas.
Por citar un ejemplo, en el restaurante de Ricard Camarena en Valencia, el que lleva su nombre, se ausentaron hasta siete meses en una de las semanas de agosto, teniendo únicamente 20 cubiertos disponibles por servicio. Por su parte, Quique Dacosta ya puso en marcha una serie de requisitos para la realización de reservas en su local de Dénia, pero muchos otros cocineros y hasta la Federación de Hostelería de Valencia han alertado de que el problema no afecta únicamente a unos pocos.
No obstante, muchos de los chef que mostraron su "necesidad" por la toma de medidas para atajar esta "lacra" para el sector apuntaban que, en cualquier caso, pasarían el filtro de las asociaciones de consumidores antes de dar un paso al frente al respecto.
Estos restaurantes, como es el caso del Quique Dacosta en Dénia o el Ricard Camarena en Valencia, muy difícilmente pueden reemplazar las reservas una vez incumplida la misma. A este respecto, Fernando Móner, presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores (AVACU), entiende que "el hecho de no presentarse a una reserva para un restaurante supone un coste en la planificación y los alimentos, pero hay que tener en cuenta el porcentaje de esa merma para la facturación antes de tomar medidas".
Para Móner es clave tener en cuenta el daño que se le puede causar al sector, "pero también valorar las consecuencias que puede tener de cara a aquellos consumidores que prefieran no dar sus datos bancarios o personales por hacer una reserva de este tipo". Una de las opciones propuestas en el citado artículo por Ricard Camarena es la de quedarse con datos de una tarjeta de crédito y enviar un cobro si no se avisa de la cancelación de la cita con al menos seis horas de antelación con respecto a esta.
El hecho de requerir y almacenar estos datos supone un reto también para los restaurantes, tal y como apunta Móner: "hay que tener especial cuidado con los datos bancarios. Si esos datos pasan a formar parte de una base son datos que tienen que estar perfectamente protegidos, y esto algo que el cliente debe tener garantizado".
Además, Móner apunta a que "la información previa ha de ser muy clara y cumplir con las obligaciones básicas del establecimiento. Esta información ha de ser concreta, reuniendo todos los supuestos de toma de datos y cobros".
No obstante, para el presidente de Avacu lo más relevante es que "si se realiza cualquier pago, debe haber un justificante de cobro. Si se cobra por adelantado 50 euros por comensal -tal y como hace actualmente Dacosta- en ese preciso instante se ha de emitir un recibo o factura que certifique ese pago".
Móner asegura que, teniendo en cuenta todas esas ‘líneas rojas' "infranqueables, las asociaciones de consumidores no vamos a poner trabas a la decisión". Aun así, como percepción personal, el presidente de Avacu asegura que la puesta en marcha de medidas si puede afectar a algunos de los tipos de clientes de estos establecimientos ya que "al consumidor no le gusta que le hagan pagar por lo que otros no hacen".
En este sentido, Móner aboga por la creación de luna lista de esos nombres que pueda circular de forma interna o gestionada a través de la patronal del sector. Una lista ("con nombre y apellidos completos y DNI")de uso interno y que únicamente lleve a prever los supuestos y evite una toma de medidas que pueda afectar a la buena situación del sector.
Frente a esta posibilidad, la chef Begoña Rodrigo asegura que confirman varias veces con clientes si vana a asistir a su cita en el restaurante La Salita, en Valencia, "y a veces pese a haber confirmado pocas horas antes la asistencia, no cumplen con el compromiso".
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