El Centro del Carmen se rinde ante la escultura poética de Miralles

La muestra, que organiza el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana en colaboración con la Fundación Caixa Vinaròs, es probablemente la "más completa y más reflexiva" del artista, que abandonó hace pocos años su labor de docente que le ha acompañado durante más de 30 años para encerrarse en su taller y trabajar cada uno de los elementos que se exhiben en el centro cultural valenciano informa Europa Press.

Así, la exposición da la bienvenida a la sala 'Mirar cap al sud. A la memoria de Sudani', con una escultura de madera y acero pintado de grandes dimensiones. Al fondo una pieza de hierro 'D' una terra i d'un temps ès la fita' marcan el eje de esta exposición donde el resto de piezas distribuidas aleatoriamente por la sala componen un paisaje escultórico y poético

Seguidor del constructivismo ruso, alumno y admirador de Oteiza y Chillida y de los surrealistas, Miralles vuelve con esta obra a sus inicios cuando estudiaba en Barcelona, tras pasar por la escuela de Bellas Artes de San Carlos en el Centro del Carmen, según ha informado la Generalitat en un comunicado.

IMPORTANCIA DEL DIBUJO

Las obras comienzan con dibujos muy exactos que se van llenando de color con óleo, esmalte sobre papel o cartulina que dan lugar a los collages que se pueden ver en la sala. Miralles otorga gran importancia al dibujo que más tarde traslada a la escultura que adquiere en ella su propio lenguaje.

Además, el artista trabaja mediante el método de construcción, sus formas, aparentemente geométricas, son en realidad producto del azar, como harían los surrealistas, pero son formas fácilmente reconocibles por cualquier persona, formas que pretenden ser universales y prototípicas que se acercan de una manera u otra al espectador para activar su imaginación, desde la contemplación hasta la reflexión.

AMBIGÜEDAD Y DESCONCIERTO

Miralles juega, además, con los títulos de las obras por lo que muchos de ellos son poemas o juegos de palabras que generan ambigüedad y desconcierto, entre la tradición y la modernidad, una provocación hacia el espectador. Según Miralles "la escultura debe tener un componente poético que lleve al espectador a un estado de contemplación a modo de meditación. Mis esculturas transmiten serenidad aunque su asimetría tiene un cierto componente de sorpresa".

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