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TORONTO. Que Venecia hace aguas no es noticia, pero sí cuando la afirmación refiere a su festival de cine, para más inri, el más antiguo de la Historia. Y si en la ciudad conformada por un archipiélago de 118 islas las razones del naufragio remiten al cambio climático, en la Mostra lo hacen al híper musculado TIFF de Toronto. Las estrellas con apetito de Oscar hallan en el festival internacional de cine de la capital económica de Canadá un vecino campo de pruebas para ir allanando su camino al Dolby Theatre; las productoras ajenas, un buen mercado donde sus productos pueden ser fichados para su distribución en EE.UU., y las yankees, una probeta a escala donde sondear las cifras de taquilla, gracias a una audiencia entregada con orgullo a su Festival. Un botón de muestra son los 2.500 voluntarios volcados en su impecable producción. En Toronto, de hecho, no se entrega León, Palma, Oso, Concha o Leopardo de Oro alguno, sino un premio del público.

Las ventajas de su localización geográfica se suman a sus fechas, a principios de septiembre, este año, en contreto, entre el 4 y el 14, que implica el solapamiento de su primer fin de semana con el último del certamen de La Serenissima.

En consecuencia, un yermo Lido se recrea en su belleza y decadencia en la recta final de su festival, mientras el séquito de estrellas vuela hacia Toronto. El fulgor de la informal alfombra roja canadiense se reitera este año con la presencia de, entre otros, Adam Sandler, Naomi Watts, Denzel Washington, Steve Carrell, Diane Keaton, Benicio del Toro, Jake Gyllenhaal, Jennifer Aniston, Channing Tatum, Jessica Chastain, Kate Winslet, Benedict Cumberbatch, Tina Fey, Tobey Maguire, Jane Fonda y así hasta convertir la capital de Ontario en un ajustado quién es quién de Hollywood.

A las luminarias del séptimo arte se suman las master clases del programa de la industria, dirigidas esta edición por Barry Levinson, Ning Hao y Juliette Binoche, así como los homenajes al contestatario Michael Moore en el 25 aniversario del estreno de Roger & Me, una gala solidaria en la que Al Pacino se prestará a una entrevista sobre el escenario, y el anuncio del 5 de septiembre como el día de Bill Murray, con la proyección de las comedias generacionales El pelotón chiflado (Ivan Reitman, 1981), Los cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984) y Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), y el estreno mundial de St. Vincent (Theodore Melfi).

La organización del TIFF ya ha confirmado la celebración de 13 galas y 46 presentaciones especiales. Entre los hitos que adelantan la contienda en Hollywood, el mix de drama familiar y judicial El juez (David Dobkin), protagonizado por Robert Duvall y Robert Downey Jr. como padre e hijo, y el drama basado en hechos reales The Good Lie (Philippe Falardeau), en el que Reese Witherspoon ayuda a cuatro refugiados sudaneses a integrarse en EE.UU. y, de paso, puja por su segunda estatuilla.

LA SOMBRA DE LAS MONTAÑAS ROCOSAS

A pesar del nervio exhibido en Toronto, un pequeño festival en las montañas de Colorado lo mantiene a la defensiva. Telluride, celebrado este año del 29 de agosto al 1 de septiembre, despliega durante cuatro jornadas una buena parte del grueso de la cartelera aspirante al Oscar en un ambiente íntimo, para gourmets del cine. La edición pasada programó, sin ir más lejos, los primeros pases de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013).

Para plantarle cara, el director artístico del TIFF, Cameron Bailey, anunció en enero que los cuatro primeros días de la muestra sólo permitirían la exhibición de estrenos  internacionales y premiers norteamericanas. Una suerte de blindaje de los cabezas de cartel en el apogeo del certamen, para luego completar la programación el resto de los días con estrenos de menor calado y peliculones que bien han podido pasar por Venecia, Cannes o el exquisito Telluride..

No obstante, en Toronto, no todo son títulos al asalto de la taquilla, también hay sitio para el cine de arte y ensayo, propuestas de cinematografías remotas o de factura experimental en un maremágnum de programación integrado por cerca de 400 filmes que hace salivar al más cinéfilo.

DE PEDRO COSTA A WINTERBOTTOM

Ahí están las nuevas propuestas de ficción de Pedro Costa, Michael Winterbottom, Mia Hansen-Løve, Takashi Miike y Bong Joon-ho o los documentales The Look of Silence, continuación de las pesquisas sobre el genocidio indonesio iniciadas por Joshua Oppenheimer en el aclamado The Act of Killing, el rockumental Roger Waters: The Wall, que recoge la gira del antiguo cantante de Pink Floyd entre 2010 y 2013, o la carta de amor a la India firmada por el canadiense Sturla Gunnarsoson, Monsoon.

La oferta agota de enumerarla. Ciclos dedicados al público familiar (TIFF Kids), al género documental (TIFF Docs), a la producción local (Short Cuts Canada), al activismo cultural (Manifesto), a los cortos (Short Cuts), al futuro del séptimo arte (Discovery) a lo terrorífico y lo bizarro (Midnight Madness), a los cineastas más audaces e inspirados del presente (Masters), a los clásicos (TIFF Cinematheque), a los ensayos fílmicos y el vídeo arte (Wavelengths), a la exploración fílmica de una urbe, Seúl en este caso (City to City), a la videoinstalación (Future Projections) y a la sofisticación subversiva y el desafío de las convenciones (Vanguard).

Y todo, en una apabullante armonía. No en vano, Variety ha definido los atributos del festival de Toronto como "bizantinos en su complejidad y canadienses en su ejecución".

El cine patrio también ha puesto picas en Canadá. Si hace dos ediciones Blancanieves (Pablo Berger) partió en avanzadilla antes de su paso por San Sebastián y el año pasado repetía jugada Las brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia), en 2014, las películas españolas programadas en el TIFF son Magical Girl, de Carlos Vermut, la temida y esperada última entrega del holocausto zombie de Jaume Balagueró REC 4: Apocalipsis, Musarañas, de Juanfer Andrés y Esteban Roel, producida por Álex de la Iglesia, Learning to Drive, donde Ben Kingsley vuelve a ponerse a las órdenes de Isabel Coixet, y la argentina Relatos salvajes (Damián Szifrón), coproducida por El Deseo. En Toronto, hay sitio y foco para todos.