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VALENCIA. La mítica discográfica valenciana Contraseña Records auspicia el que, inevitablemente, ya es el primer éxito de Rafa Mora en la deformada radio fórmula: Fiera de la noche. El clip que lo acompaña (¿o es la canción "feat. Guary" la que acompaña al vídeo?) ya suma 1,5 millones de visitas en YouTube en una semana, como si este ‘consumo' estuviera al alcance de cualquier otra marca musical con capital 100% valenciano.

YouTube lo clasifica como el vídeo más visto en España durante estos días, motivo más que suficiente para tratar de analizar una imaginería de digestión muy lenta. Una vez que ha sido arruinado el valor de la creación musical, sin espacio para motivos estéticos, los estímulos impuestos por mercados mucho más inteligentes que el discográfico (básicamente, la moda) permiten prosperar a propuestas independientes, alienadas y con inquietantes propuestas intelectuales, como las diez siguientes:

1. "Cantan con voz de hombre, pero ¿dónde los hombres?" (Poetas andaluces, de Aguaviva)

De la asfixia, virtud. Posiblemente tras ver a su amigo Kiko Rivera en tan comprometida grabación, Rafa Mora ha decidido no desentonar con su primer vuelo sobre la industria musical. Para ello, seguramente influido por las letras recitadas de bandas como Aguaviva o Vainica Doble, el oriundo del Puerto de Sagunto reivindica la figura del rapsoda para el gran público.

La nula propuesta de armonía, melodía y ritmo, da lugar a que sus fraseados impacten sobre un receptor desprotegido ante una ola de sinceridad: 

-"Yo también me enamoro". Qué qué.

La cosa funciona a base de confesiones muuyyyy fuertes y así, sin despeinarse, Rafa Mora dispone una métrica de heptasílabos, jugando con formas de seguidilla, pero cambiando de rumbo arbitrariamente, quizá para no delatar a algunas de sus ya citadas referencias. 

El resultado es una suerte de 'poetete' que no tiene pudor alguno en apoyarse sobre el sílex de los efectos de voz: el delay. Suena:

-"No dejo de pensar en ti"... y el delay escampa la negación como si aquello fuera un champiñón nuclear. Lo ancestral y lo efectivo.

2. Neoantropocentismo

Superado el posmodernismo, los tiempos líquidos y la fragmentación de la sociedad de masas, cabe preguntarse ¿hasta cuándo la falsa modestia del hombre? Nunca más, amigos. Desde una posición de fuerza sobre la cámara, reivindicándose a sí mismo en una especie de hedonismo honesto, Rafa Mora pronuncia el primero de todos ellos uno de los versos claves de la pieza:

-"Rafa Mora".

Las licencias del 'electrolatino' permiten que la fórmula se repite tres o cuatro veces a lo largo de la canción, posicionando definitivamente un mensaje: el neoantropocentrismo va a llegar. O a volver.

3. Muerte al autor

En plataformas de distribución como iTunes o Spotify es Rafa Mora quien figura como el ‘Artista'. ¿Pero hay alguna prisa en demostrarlo en la canción? Más bien ninguna. Vamos, que si se descudia ni se le escucha. Él (ÉL) cede todo el protagonismo a Guary -información al terminar el párrafo- que para figurar como featuring del tema (artista invitado) se canta entera la solfa, con la salvedad de los doce versos del 'poetete', motivo único por el cual nadie vuelve a escuchar el tema.

Otro asunto es quién es Guary. Parece sospechoso que no aparezca mención alguna en las redes sociales ni de la discográfica ni del propio Rafa Mora. Por supuesto, ni rastro de Guary en el vídeo. El gentilhombre se canta el tema de pe a pa, cabe recordar, y el único Guary por la vía del 'electrolatino' y que ha realizado todo tipo de cameos es uno de los dos miembros de Guary & Clayton. Este dúo de estadounidenses nacidos en Providence (Richmond, Estados Unidos) han perreado en español y en el nombre de Jesucristo hasta lograr un Grammy Latino por un disco colaborativo. Desde hace algunos meses parecen haber cesado una actividad que les llevó a girar por Sudamérica, pero ahora... ¿dónde está Guary? ¿Está feat. Rafa Mora?

4. La elegancia del guerrero

La primera canción-vídeo-single de Rafa Mora (feat. Guary) no se puede valorar sin tener en cuenta quién es el ex concursante de 'Mujeres Y Hombres Y Viceversa' (Telecinco) y participante en un puñado de reality shows y concursos de los canales de Mediaset. Habitualmente en sus redes sociales podemos mantener un estricto control sobre su dieta, su descanso, la suplementación energética, los entrenamientos, la fiesta y, en definitiva, su pretendido estilo de vida. 

La ausencia de cualquier foto que acredite que ha puesto el pie en un estudio de grabación se ha de entender como un gesto noble. Esa es la elegancia del guerrero, porque el público merece el producto final, depurado, y no ese drama que monta la escena musical española deletreando nombres de estudios, previos y amplificadores, haciéndose fotos frente a cintas de grabación analógicas en Los Angeles y, sobre todo, embarcando a su familia en interminables procesos de crowdfunding. Cutror.

No al postureo musiquito. 

5. El uso de la semiótica

El cine mudo -y el casticismo global- nos enseñó que cuando un hombre se abalanza sobre una mujer en la gran pantalla lo inteligente no era ponerse a filmar gemidos para hacerle entender lo obvio al espectador. 'Lo que le da calidad a la película' es fundir la escena con la de un tren que entra a toda velocidad en la oscuridad de un túnel. Cosas básicas de la semiótica, vaya, rematadas con la chimenea echando humo blanco al salir del aprieto. Y nada que añadir.

El tiempo es precioso y Rafa Mora no ha querido pasar por alto la posibilidad de adentrarse en este terreno del audiovisual. Así pues, vemos como en torno al segundo 50 es ÉL mismo el que se abalanza sobre ella (Oriana, se llama) y entonces funde el plano con una playa bañada por un mar más bien sucio y flanqueado por un par de espigones que no dicen nada.

Gustará o no, pero ahí queda el mensaje.

6. El hombre dual

Lo cierto es que no es el único guiño semiótico, pero merece la pena pararse en otras profundidades de la primera canción-vídeo-single de Rafa Mora (feat. Guary). Por ejemplo, el 'Artista' somete al escuchante a una tensión dual sobre la historia con un truco tan viejo como efectivo. Como hiciera Linda Blair al protagonizar El Exorcista (pero en plan ‘low cost', claro), el valenciano juega con dos tipos de voces: la clara y nítida, que muestra su yo sincero, y la versión distorsionada, que viene a decir lo mismo pero hacerlo era gratis. Es posible que también haya cambios en la ecualización de esas voces, pero lo relevante es el filtrete de la distorsión y tal.

7. Mens sana in corpore sano

¿Sabéis que las copas se piden con zumo, verdad? ¿Lo sabéis? Pues ya esta.

8. El hombre llora, pero en seco

Aunque su intención sea la de influir, no cabe olvidar que hay una marca que proteger. En una de las últimas escenas, cuando tras una vertiginosa trama ÉL descubre que su novia tiene una preocupante enfermedad por la cual decide darle su número de teléfono a quien le da la gana y baila más bien 'agarrá' con quien cree conveniente, Rafa Mora recibe un soplo, la pilla en pleno ataque libertino y se echa a llorar al paseo marítimo.

Se echa a llorar, pero no. En un acto de contención interpretativa, Rafa Mora emociona pero en seco y hete aquí otro mensaje de cara al imaginario colectivo: el hombre. Una interpretación difícil de repetir, si se quiere, en castings como el de Velvet.

9. Un camino propio

Huelga decir que el ‘Artista' se gusta a la hora de marcar ciertas distancias con el mainstream. Por citar un golpe de bata de cola reciente, Rafa Mora decidió promocionar la sensibilización en torno a la distrofia muscular (DM) con el reto del Ice Bucket Challenge, aunque esta campaña fuera en favor de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) por las que otras celebridades se han mojado y hasta han venido a donar unos ‘leuros'. Outisder, sí.

Conociéndole, es fácil descartar que una canción más larga -por extensión- genere más ingresos por derechos. Nada de eso. Lo relevante era proponer un metraje holgado (4'30'') para asimilar la nutrida instrumentación y las capas que se suceden a lo largo del tema, además de tratar de resolver la trama en el vídeo, que ojo.

10. La gratitud

Pese a que un decálogo apenas acierta a resumir algunas de las ideas que la primera canción-vídeo-single de Rafa Mora (feat. Guary) propone, lo cierto es que la obra reúne un sinfín de detalles complejos de aterrizar. Más allá de las diferentes bases ideológicas que quedan claras en el tema, el 'Artista' valenciano no deja escapar la ocasión para hacer guiños a un rosario de marcas y amigos de forma totalmente desinteresada.

La lista es interminable: Julio Granado, apodado 'El Feroz', boxeador y ex concursante de Gran Hermano y responsable de Richard New Look, la discoteca de Benidorm donde se ruedan buena parte de las escenas del vídeo. Granado es el chico-que-roba-chica, aunque en su Facebook ha definido el papel como "EL ROBA NOVIAS GOLFAS!!". La acusada es Oriana, ex concursante de 'Mujeres Y Hombres Y Viceversa', que se aloja en el Hotel Sandos Monaco Beach & Spa, donde llega en un Audi R8 que viste camisetas XTG, pantalones G-Star, está en la Zona Vip, usa WiFi, bebe con pajitas Carrefour... hay shorts promocionales de Turismo de Ibiza, odas a 'Silicon Valley', flashes para Apple, chicles Clix, cena en Toscana Pizzería, dos o tres marcas de gafas de sol y dos o tres de joyería y, entre otros muchos otros afortunados, Ultimate Stack, la empresa de suplementos alimenticios que ha editado la Guía para tu máxima forma física, de Rafa Mora, libro y DVD.