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VALENCIA. Este fin de semana falleció Menahem Golan, productor de cine y el 50 por ciento de Cannon Films. A este cineasta que estudió arte dramático tras ser piloto en la Guerra Árabe-Israelí de 1948, se le reconocerá tanto por financiar películas de autor (Jean Luc Godard, John Cassavetes o Andrei Konchalovsky) como por crear el sello inconfundible del cine de acción durante los años 80 (Chuck Norris, Sylvester Stallone o Jean Claude Van Damme).

Aunque su lucrativa carrera se inició en Israel, con casi dos décadas en las que ya empezó a simultanear las veces de productor y productor ejecutivo, lo cierto es que para el gran público pasó a ser conocido cuando dio el salto a Hollywood en los 80. De aquella primera etapa destaca Polo de limón, una comedia que tuvo numerosas secuelas y muy conocida en la época por los israelíes.

Una vez ya afincado en Los Angeles, Golan, que había estudiado en la London Academy of Music an Dramatic Art en tiempos de Laurence Olivier, se inició produciendo Yo soy la justicia (1982) con Charles Bronson como protagonista. Abordando y solidificando uno de los géneros más beneficiosos del cine, desmitificando las ideas del concepto, arte y ensayo en el séptimo arte, Golan produjo películas tan reconocibles como Contacto sangriento (1988), con Jean Clude Van Damme, Delta Force (1986), con Chuck Norris, o Cobra (1986) con Sylvester Stallone.

Sin embargo, pese a la apuesta por el beneficio de películas tan pobres en el guión y la técnica, efectistas sin más y determinantes a la hora de alargar las escenas de acción y acortar por ende los diálogos, Golan tuvo tiempo para producir cine comercial y de autor. En la primera parte, seguramente destaquen la segunda parte de La matanza de Texas (1986), pero sobre todo Las minas del Rey Salomón (1985). Por la otra vía, Golan produjo la difícil El Rey Lear (1987, Godard) o Corrientes de amor (1984, Cassavetes).

Estas son solo algunas de las referencias del productor que, pese a sus intentos tanto con el cine de autor y con la rama más comercial, será recordado por su aportación a las películas de Norris, Seagal, Van Damme o Bronson. Superman IV (1987, Sidney J. Furie) fue la película que llevó a Cannon Films -cofundada con Yoram Globus- a la ruina total. A principios de los 90, Nolan regresó a su país donde falleció el pasado viernes.