MADRID (Lluis Serra Majem/EFE). Todos sabemos qué es la dieta mediterránea y probablemente todos sabemos que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. ¿Sin embargo, cuántos la practicamos regularmente? Según las últimas estadísticas, menos de la mitad de los españoles tienen un nivel aceptable de seguimiento de este patrón alimentario tan saludable y apreciado en todo el mundo.
La dieta mediterránea es un patrón alimentario que se basa en la preparación de platos tradicionales basados en alimentos poco procesados y producidos en la medida de lo posible localmente, lo cual minimiza el impacto medioambiental de la alimentación y optimiza el contenido en micronutrientes y sustancias bioactivas en los mismos.
Estos alimentos son: aceite de oliva, frutas, ensaladas y hortalizas, cereales y legumbres, pescado y marisco, carnes blancas, derivados lácteos como el yogur o el queso, los frutos secos, ajo y especias, la miel y el vino u otras bebidas fermentadas además, obviamente, de las infusiones y del agua.
A partir de estos alimentos y de sus formas de cultivo, recolección o producción se recrean, gracias a un acerbo cultural milenario, múltiples platos que varían sensiblemente de unas regiones a otras y constituyen lo que conocemos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Un patrimonio con múltiples beneficios sobre nuestra salud ámpliamente reconocidos y que colocan a la dieta mediterránea como el patrón alimentario más saludable del planeta.
A pesar de todo ello, los españoles estamos abandonando la dieta mediterránea. Y ahora, ya en pleno verano y de vacaciones o a punto de empezarlas, se nos plantea el reto y la oportunidad de intentar mejorar nuestros estilos de vida. ¿Es realmente un buen momento para reconciliarnos con nuestra dieta mediterránea? ¿Qué aspectos de nuestra alimentación debemos vigilar durante el verano?
CÓMO RECONCILIARSE CON LA DIETA MEDITERRÁNEA
#1 En esta época del año la variedad de frutas y verduras es máxima, pudiendo preparar multitud de ensaladas y sopas frías. El recetario veraniego se multiplica y se llena del color y de la salud del mundo vegetal.
#2 También en esta época abundan los pescados y solemos acercarnos al mar, lo que nos permite disfrutar de más variedad de pescados y mariscos.
#3 El contacto con el medio rural nos acerca a costumbres y productos tradicionales típicos de la dieta mediterránea elaborados de forma artesana.
#4 Tenemos más tiempo para comprar y cocinar en familia, y disfrutar de comidas y cenas al aire libre en un ambiente sosegado. Recuerden lo que ya decía Plutarco: "Nos sentamos a la mesa no sólo para comer, sino para comer juntos".
#5 Podemos hacer más ejercicio también en familia y mejorar un componente importantísimo de nuestra salud que es la forma física.
#6 Mediante el mayor tiempo libre dedicado a la lectura podemos incrementar nuestros conocimientos y habilidades entorno a la cocina y gastronomía mediterráneas. Escojamos el libro adecuado.
QUÉ VIGILAR DURANTE EL VERANO
#1 Vigilar el hecho de que las altas temperaturas pueden suponer un mayor riesgo de toxiinfecciones alimentarias, sobre todo en alimentos como mayonesas, salsas, tartas y postres, que no pueden exponerse al calor.
#2 Incrementar el consumo de agua y de líquidos en general, dado el mayor riesgo de deshidratación asociado con el calor ambiental y el deporte. No esperemos a tener sed para beber ni consumamos agua en manantiales que no reúnan garantías de potabilidad.
#3 No hacer comidas muy copiosas y grasientas y consumir abundantes frutas y verduras, alimentos poco calóricos, con mucha agua y muy saciantes.
#4 Reposar después de las comidas y esperar un tiempo razonable para hacer deporte o zambullirse en el agua.
#5 Vigilar el cumplimiento de las normas higiénico-sanitarias de los productos adquiridos en mercadillos o puestos ambulantes.
#6 No hacer dietas milagro sin control médico por el riesgo que conllevan y convencerse de que la única dieta que funciona para perder peso a largo plazo es la comida mediterránea ligeramente baja en calorías junto al ejercicio físico. Lo demás es auto-engañarse.
#7 Extremar la medidas si viajamos a países tropicales donde el riesgo de ingerir agua no potable o de contaminación de frutas y ensaladas elaboradas es mucho mayor.
Los científicos españoles estamos liderando la investigación mundial entorno a la dieta mediterránea y hemos logrado el reconocimiento global de este saludable y sostenible patrón alimentario y cultural. Algunos pocos lo hacemos ya desde hace más de 30 años. Otros muchos más recientemente.
Ahora es necesario que, no sólo los científicos sino, todos los españoles lideremos las estadísticas internacionales de seguimiento de la dieta mediterránea y de actividad física, y con ello lideraremos también las estadísticas de buena salud y calidad de vida. Y para empezar este cambio, no hay otro momento mejor que el verano y las vacaciones.
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