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TEATRO

Chéjov revisitado

BEGOÑA DONAT. 09/07/2014 Este mes se cumplen 110 años de la muerte de Antón Chéjov. Cinco de sus obras se representan estos días en los escenarios españoles

VALENCIA. Cualquier referencia enciclopédica o wikipédica a Antón Chéjov ensalza su cualidad de retratista del alma humana. Esta capacidad de disección de los anhelos, frustraciones y miserias del individuo ha provocado que desde finales del siglo XIX hasta la actualidad sus creaciones hayan sido subidas a las tablas en lecturas más o menos fieles al texto original y relecturas contemporáneas en el fondo o en la forma.

En la cartelera veraniega se han programado hasta cinco revisiones de sus obras maestras. Éramos tres hermanas (Variaciones sobre Chéjov), del valenciano José Sanchis Sinisterra, es la que más tiempo lleva en cartel y parte ahora de gira tras su aclamado paso por el Teatro de La Abadía.

El montaje reduce Tres hermanas a su esencia. Esto es, el trío fraternal del título, anclado en una ciudad de provincias y ansioso de regresar al escenario de su juventud, Moscú, y un piano. La capital imperial se erige en metáfora de sueños por cumplir.

Sinisterra, premiado en tres ocasiones con el Max en la categoría de mejor autor teatral por Ay, Carmela!, El lector por horas y El cerco de Leningrado, respectivamente, ha detallado las razones que lo han llevado a venerar a Chéjov. Los frecuentes "diálogos de sordos", las interrupciones mutuas, los monólogos que caen en el vacío, el "tiempo flotante" que a menudo lastra la acción dramática, los efectos corales, las reiteraciones, los silencios... todos los síntomas de una socialidad enfermiza y de una comunicación estéril, además de anticipar las formas del diálogo dramático pinteriano, dibujan el diagnóstico de un colectivo humano que está a punto de caer fuera de la Historia".

Tanta es la admiración del dramaturgo valenciano que en la presentación del montaje en Madrid se preguntaba si debía pedir disculpas por haberse atrevido "a desguazar y mutilar" la penúltima de las obras teatrales de Chéjov. "¿Es lícito efectuar sobre un texto ya clásico tan violenta intervención quirúrgica, reduciendo hasta el límite sus personajes, suprimiendo escenas enteras, diálogos de precisa y preciosa urdimbre, temas y subtemas que jalonan un microcosmos a la vez frágil y meticuloso? ¿Y, por añadidura, injertando el decir de unos personajes en el de otros, las acotaciones en los diálogos... más alguna que otra cita inoportuna de la crítica y hasta del propio autor?".

El también valenciano Carles Alfaro, director del montaje, así como la crítica teatral, ha dado el sí al atrevimiento de Sinisterra, quien, en un principio, comparte que temió poner su obra en manos de un tercero: "Como también soy director, resulto un poco impertinente, tenía miedo a que la música pudiera frivolizar la representación, pero Carles ha hecho un trabajo magnífico, el resultado es melancólico y evocativo".

TRES ACTORES ASPIRANTES

El Teatro Guindalera también ha programado una obra que se sirve de música para acompañar los textos del maestro del naturalismo. La sala de Madrid acoge del 10 al 26 de julio, tres piezas breves bajo el paraguas de un espectáculo titulado Verano Chéjov. Los actores participantes, María Pastor, Felipe Andrés y José Bustos, se sirven de La audición, el monólogo Sobre los perjuicios del tabaco y La petición de mano para reflexionar sobre la situación de la profesión teatral estos días.

"Hemos situado la acción dentro del proceso de inicio y creación de un espectáculo, de la lucha, renuncias y sacrificios que el creador tiene que soportar en el desamparo y la mediocridad reinante en estos días", explican sus responsables.

La propuesta se plantea como una velada musical con piano en directo en la que se hace partícipe de la acción al público. En coherencia con la filosofía de vida de Chéjov, que opinaba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas, el espectador es interpelado por los intérpretes en el transcurso de la comedia.

"Le preguntamos directamente al público si continuamos con nuestra labor actoral, si merecece la pena tanta renuncia y sacrificio, si ellos nos van a apoyar", explica Felipe Andrés.

Como el experto en el relato corto, el trío de intérpretes evade la moralina y evita el panfleto. "Lo que hacemos es exponer una realidad desde la humildad, la sinceridad y la realidad que vivimos. No hay pancarta ni discurso".

Aunque la primera impresión sea la de adscribir este montaje al género del drama, Verano Chéjov se ha planteado como un espectáculo lúdico. "Más allá de compartir nuestro estado de ánimo y nuestra situación como actores, lo que presentamos es una obra divertida, refrescante para el verano, en la que se invita al público a husmear en las candilejas y participar en un conjunto de situaciones disparatadas vividas por un puñado de personajes desorientados y desmadrados pero humanos y reconocibles".

UN BESO ENTRE LAS BALAS

También aderezado con música de piano, pero en una extrapolación totalmente distinta, los mexicanos Todas las fiestas de mañana, traen al festival Fringe Madrid del 22 al 24 de julio su peculiar visión del cuento El beso. El director de esta actualización es Alonso Ruizpalacios, director de cine que en febrero se alzó con el premio Ópera Prima en el Festival de Berlín por su película Güeros.

Su montaje ahonda en la militarización de la vida en el país centroamericano y la contrapone al acto de juntar las bocas. Si el relato original narra la historia de un oficial del Ejército cuya vida se transforma al recibir un beso accidental, en su versión contemporánea cinco actores se adentran en "el mundo de la milicia para explorar cómo algo tan frágil como un beso puede sobrevivir en un mundo hostil".

Para indagar en este misterio universal, el colectivo recurre a grabaciones documentales y teatro del cuerpo. Cada representación es una experiencia íntima por el aforo, limitado a 25 personas, y la disposición del escenario, la cola de un piano de ocho metros.

Mientras suena música en directo de Chopin, el público degusta un té humeante y se ve sorprendido por la presencia de los intérpretes entre, frente, arriba y abajo de la superficie elevada donde transcurre la acción.

Los mexicanos, así como por extensión, el resto de dramaturgos entregados a reivindicar una y otra vez la vigencia de Chéjov han hallado en sus escritos aliento para movilizar a la quebrada sociedad actual. Sirvan para entenderlo las propias palabras que dejo escritas el autor ruso: "Quiero decir a la gente: mirad qué aburrida y deslustrada es vuestra vida. Lo importante es que las personas lo entiendan; si lo entienden, seguramente se inventarán una vida diferente y mejor". 

NOS FALTA ANÁLISIS

Todos los autores consultados para este reportaje coinciden en la altura moral del dramaturgo ruso. "Chéjov es un clásico porque sus personajes, historias y anécdotas son perfectamente trasladables a cualquier tiempo y lugar. Es un autor universal que va a ser leído e interpretado de por vida, porque contempló al ser humano desde su altura. No trató de lanzar soflamas sino de reflejar lo que había a su alrededor. Y esto, que parece tan sencillo, no lo es. Todas sus críticas son positivas. Demuestra un cariño por la vida muy especial. Es una lección hoy en día, en que nos sobra sectarismo y nos falta análisis".

Quien así opina es el director Paco Obregón que con la compañía Puritito Teatro tiene programados en Off Latina las comedias en un acto El aniversario y El oso, programadas las noches de los viernes y los sábados de julio, respectivamente.

Ambas propuestas se representan de manera sobria, cediendo el protagonismo a los actores. La elección de estos textos de Chéjov responde, en el caso de El oso, a la capacidad del dramaturgo para presentar "el juego para llegar a la consumación del amor desde puntos de partida difíciles", explica el director. Y en el caso de El aniversario a la demostración de "cómo el vil metal enturbia la atracción, la pasión y el enamoramiento".

En suma, Obregón ha hallado en Chéjov a un autor inspirador, "porque no condena las buenas costumbres desde la ideología, la moral o la política, sino que nos presenta las carencias, deficiencias y tristezas de los seres humanos, pero siempre salvándolos, queriéndolos".

No va a ser la única incursión del director en el opus el dramaturgo ruso. Para octubre, el director de teatro está ultimando el estreno de Adiós Chéjov, a partir de un texto propio que emplea Tío Vania como trasfondo. La obra se ambienta en el camerino de una pequeña sala alternativa de teatro de una pequeña ciudad de provincias española donde los actores se preparan para representar el drama escrito en 1899.

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