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'EL CABECICUBO'

¿Para cuándo 'Proletarios españoles por el mundo'?

ÁLVARO GONZÁLEZ. 05/07/2014 Pocos programas han prestado atención a los problemas de los emigrantes españoles.

El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero, y orientará su política hacia su retorno.
(Constitución Española de 1978)

MADRID. Esta semana el diario El País ha publicado una noticia que no por poco habitual era menos esperada. Un grupo de jóvenes españoles en Berlín han creado una organización para defender a otros españoles de las bondades del ‘paraíso alemán', como trabajar sin contrato, o como falso autónomo, o con contratos en fraude de ley, sueldos inferiores a los de los locales y todo tipo de abusos, discriminaciones e injusticias.

"No podíamos tolerar que a nosotros nos pagaran 9,5 euros la hora, mientras que un empleado alemán puede llegar a cobrar hasta 15. Y si dejamos la empresa antes del año y medio que estipula el contrato nos obligan a pagar una multa que puede llegar hasta 6.600 euros", explicaba Natalia Silva, una enfermera. Cualquiera que tenga amigos trabajando en Alemania escuchará historias semejantes. Eso sí, teniendo en cuenta que ese país les da la oportunidad de trabajar que les robó España. Eso nadie olvida citarlo.

Pero el asunto televisivo de todo esto pasa por la denuncia de la poca visibilidad que tiene la situación de los emigrantes españoles en nuestros medios. Sólo en Alemania hay casi 50.000, según las cifras que añadía El País en la noticia. Lo habitual aquí son esos programas de "españoles triunfadores por el mundo", que como unas muñecas rusas han llegado a reproducirse en cada comunidad autónoma hasta la hilaridad del "Castellanoleoneses por España" que comentamos aquí.

Muy pocas veces se ha llevado a la actualidad la situación de los que han salido y no lo están pasando bien, ni se explica y analiza a qué se enfrentan o qué problemas tienen. Un programa que lo hizo fue Salvados, pero resultó muy curioso que en una primera entrega comparara la generación española de los años 60 con una actual de gente preparada a la que le iba muy bien, en ‘Emigrar a Alemania' de 2011. Pasaron pocos meses cuando la situación de España, con la reforma laboral, les obligó a hacer lo mismo pero con emigrantes españoles en Alemania que se parecían más a los de los 60, en ‘Reforma a la alemana' de 2012.

Primero Jordi Évole entrevistó a viejos españoles que aún seguían por allí y a sus hijos. De estos, muchos confesaban que en la escuela se sintieron discriminados por su origen. Uno contaba la anécdota de que cuando hacía una falta personal jugando al baloncesto sus compañeros alemanes le llamaban "Franco". Pese a todo, la mayor parte de emigración española volvió a su país, al contrario que la turca, griega o italiana, que echó raíces.

El programa de Évole recogía los testimonios de esta gente para ponerlos en el mismo plano que el de los inmigrantes que hay en España. Fue un acierto televisivo porque lo que contaron era lo mismo que veíamos en la televisión en las oleadas de pateras o ahora la valla de Melilla. Muchos españoles fueron a Alemania sin documentos, a buscarse la vida a la buena de dios. En muchos casos, decía un entrevistado, la huida servía para que homosexuales o prostitutas de pueblo pudieran escapar de sociedades asfixiantes.

Pero en Alemania, contaba el programa, los españoles tenían que aguantar que lo único que se conociera de su cultura fuesen topicazos y simplificaciones insultantes. Qué podemos decir los españoles del siglo XXI de todo esto, si la mayoría de nosotros no sabe situar en un mapa los países de origen de todos los trabajadores que han venido, ni los países sudamericanos, ni los africanos y mucho menos los del Este de nuestro continente. También era duro escuchar el recuerdo de que se decía que los españoles habían llevado la tuberculosis a Alemania. También se ha dicho en España ahora.

Al final, Jordi Évole se iba a hablar con jóvenes, con una nueva generación de españoles en Alemania, y era muy curioso porque entonces de lo que se hablaba era de la "fuga de cerebros". La comparación era entre esta generación, que iba para triunfar, y la anterior, que fue a sobrevivir.

¿Y qué fue lo más curioso de todo esto? Que pocos años más tarde se hizo otro ‘Salvados' en el que, para que nos hagamos una idea de cómo ha evolucionado la situación española, Évole hablaba con jóvenes de 20 años que se habían ido a Alemania en situaciones similares a los de los años 60, a trabajar por poco dinero, con la discriminación por ser extranjero siempre latente y, lo que es peor, estremecedor, con muy pocas perspectivas de futuro.

Sara, una chica de 21 años que querría haber sido azafata, sólo logró un minijob, explicó que muchos españoles, para malvivir de la manera de la que lo estaban haciendo en Alemania, preferían volver a casa con su madre. De la fuga de cerebros a la ida y vuelta de Ninis (forzosos) en menos de un año.

Pero el documental más emocionante sobre la emigración española en Alemania que se ha emitido en televisión fue, sin duda alguna, El Tren de la Memoria. Ahí sigue en la web del ente público, todavía puede verse.

Firmado por Marta Arribas y Ana Pérez, este reportaje profundizaba en todo lo mencionado que trató de hacer Jordi Évole con los antiguos emigrantes españoles. Es un trabajo que hay que verlo por obligación, especialmente los peques de la casa, para que vean quiénes somos y de dónde venimos.

Como mostraba la noticia de El País en una desalentadora coincidencia, las protagonistas del ‘Tren de la Memoria' también terminaron organizándose en Alemania para proteger sus derechos y defenderse de los abusos. Hasta hoy cuesta escuchar el relato de la vida de una de ellas. Era de un pueblo español donde sobrevivía sin luz ni agua en casa y una sequía hizo que sus padres lo perdieran todo y tuviera que marcharse de casa. Llegó tras un extenuante viaje en tren de varios días, les desnudaban y les hacían un chequeo médico "como a los caballos" para ver si tenían tuberculosis. Gran parte de ellos eran de pueblo y, según contaban, jamás se habían desnudado. "Imagínate el pánico", dice.

También habla de los "sin papeles" españoles. Muchos cruzaban los Pirineos por la montaña, escondidos en furgonetas, nada que no podamos ver en el Estrecho o en Melilla en formatos similares. Cuando lograban trabajo, iban a vivir a barracones dentro del recinto de la fábrica. Tuvieron suerte, muchos polacos que fueron a Alemania en el ocaso del comunismo tenían que dormir en sus coches. Hay anécdotas como que los españoles estuvieron comiendo sin querer latas de comida de perro una temporada porque no entendían el idioma. 

En fin, programas muy educativos para los jóvenes españoles de hoy, pero que desgraciadamente el tema que trataban no ha tenido la presencia que debería en los medios. Sigue encandilándonos ver a triunfadores, el género de amor y lujo, que se decía antiguamente, pero necesitamos un ‘Proletarios españoles por el mundo'.

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