María Minaya, Jerónimo Cornelles y Teresa Crespo.
VALENCIA. Con la misma elegancia que llegaron han dicho adiós. La compañía Bramant Teatre se baja de los escenarios. 2014 es el primer año sin producción de la compañía desde 1998, y nada parece que la situación vaya a cambiar. Al menos a medio plazo. Así lo admite uno de sus creadores, el director y actor valenciano Jerónimo Cornelles, quien junto a Teresa Crespo y María Minaya levantaron el sueño de crear una compañía teatral diferente, que apostara por productos complejos, nuevo teatro sin por ello ser hostiles al espectador.
Y ésa ha sido la marca de fábrica de Bramant Teatre. Desde que alcanzaron su gran éxito con Construyendo a Verónica, que se creó para una edición del extinto Festival València Escena Oberta, Bramant Teatre ha sido una promesa de calidad, una propuesta que aunaba con particular acierto la innovación con el entretenimiento, la emoción con la reflexión. Candidatos por dos veces a los premios Max, una al mejor espectáculo nacional por Construyendo a Verónica en 2007, ganadores de los premios de las Artes Escénicas de la Generalitat por 2.24 en 2009, premiados por el mejor texto en los mismos galardones por Reencuentros en 2008, Bramant Teatre han sido la punta de lanza del teatro, la gran promesa de la escena valenciana, el next big thing.
Su último trabajo ha sido adaptar a Ibsen. En concreto, la versión de Casa de muñecas que han realizado el propio Cornelles y Ximo Flores ha sido su canto del cisne. Concebida inicialmente como un proyecto de Bramant Teatre, la producción fue asimilada por CulturArts. En la actualidad la obra que protagoniza Rebeca Valls tiene pendiente su exhibición en Madrid, Valladolid, León, diversas poblaciones de la Comunidad Valenciana. Y tras ello... la nada.
"Llevamos varios meses, para dos años, pensando que el ciclo Bramant se ha terminado. Hemos sido tres personas que nos hemos querido y nos seguimos queriendo mucho, Teresa, María y yo. Todo lo que hemos soñado lo hemos hecho; hemos ganado premios, hemos hecho giras, hemos sido la compañía preferida de muchos...", evoca sin nostalgia Cornelles.
PRIMER AÑO SIN PROYECTO TEATRAL
Así pues arriba el verano de 2014, el fin de curso, y Bramant Teatre por primera vez en casi tres lustros no tiene ningún proyecto teatral, excepción hecha de la distribución de Casa de muñecas. 2015 será un año sin Bramant Teatre. Para el primer trimestre del próximo curso no habrá nada en cartera. En su decisión influye, y mucho, las circunstancias que rodean actualmente al sector teatral en España en general y en la Comunidad Valenciana en particular. "Las políticas culturales son terroríficas, terribles...", se lamenta Cornelles. Y no es sólo el tan manido IVA del 21%. También es la propia dinámica de las políticas institucionales.
"Hay un porcentaje de responsabilidad de que esté ocurriendo lo que está ocurriendo que es del propio sector", comenta. "Básicamente, [los profesionales del teatro] nos negamos a ver que la realidad de hoy es otra y no vale lo que valía hace 20 años. Hay gente ocupando parcelas en sitios, lugares, políticos y no políticos, que no lo valen. Se siguen modelos que no sirven y es muy difícil cambiar las cosas cuando no hay una unión real del sector". Por ejemplo, la tan traída política de ayudas. "Las ayudas deben replantearse desde el origen; deberían ser extinguidas y volver a plantearlas por completo", comenta Cornelles.
"Es el momento de reinventarse desde dentro. Olvidar los modelos y estructuras empresariales de los ochenta, de los noventa, que fueron necesarios en su momento. Es necesario destruirlo para volver a construir un nuevo modelo", sostiene. "Hay mínimos en los que deberíamos estar todos juntos, pero para qué vamos a hablar de remar juntos si no sabemos en qué dirección", se pregunta en voz alta.
"NO VAMOS A HACER POR HACER"
Cornelles y Minaya afrontan su adiós con normalidad. "Queríamos darnos a conocer como compañía, creadores, y lo hemos hecho. Llevamos tiempo diciendo que no íbamos a hacer por hacer. Ahora vamos a dedicarnos a cuestiones que nos interesen más a nivel personal", comenta Cornelles. El contexto, además, no invita a otra cosa.
"Ahora producir es complicado porque las ayudas a la producción salen tardas y son escasas", indica a este respecto Minaya. "Y después, ¿cómo te planteas producir algo si no tienes garantía de que los ayuntamientos, teatros y salas te puedan contratar?, ¿si no tienes la garantía del mínimo de actuaciones para recuperar la inversión?", se pregunta.
No es algo nuevo para quienes les siguen. De hecho el propio Cornelles ya anunció que el tiempo de Bramant se estaba acabando cuando presentaron hace ahora dos años el último montaje como tal de la compañía, Eva's show. La producción, galardonada, cómo no, premio del público de la sala Russafa al mejor espectáculo de la Comunidad Valenciana, era una divertida disertación sobre las relaciones entre hombres y mujeres, un cruce, como decía Cornelles, entre Los Goonies y Sexo en Nueva York, con la peculiaridad, siempre hay una en sus obras, de que los espectadores decidían el devenir de la función.
"El futuro es bastante incierto para los que trabajamos en la base de la cultura en un país donde se presta bastante poca atención a las industrias culturales", reflexionaba entonces el actor, director y dramaturgo valenciano. "Es una evidencia que no son buenos tiempos para nada ni para nadie, así que no me voy a quejar... Pero para lo que nunca dejará de ser un buen momento es para decir lo que queramos decir en voz muy alta. Nunca dejará de ser un buen momento para pasar un buen rato junto a quien queramos haciendo algo que nos apetezca hacer", añadía en un mensaje a sus allegados.
La marcha de Bramant Teatre, su discreto adiós, es una pérdida más en una sociedad que ha visto marchitar algunas de sus mejores promesas teatrales. Cornelles no se excusa y admite que tampoco está en su ADN someterse a la dictadura de la economía neoliberal. "No hemos querido ser empresarios de teatro; nos hemos visto obligado porque hemos aceptado las reglas, y seguiremos haciendo cosas los tres, es muy probable que incluso las hagamos juntos pero probablemente no con el nombre de Bramant Teatre", insiste. Y deja abierta una puerta al futuro: "No soy futurólogo pero creo que es un hasta luego", concluye.
Lástima por la desaparición de Bramant Teatre, y también lástima por sus (3) tres componentes " María Minaya - Teresa Crespo y Jerónimo Cornelles, ( las damas primero ) componentes creadores de la misma compañía. De verdad, lástima por que tenía para ofrecerles un guión ! creo que muy bueno ! y "exitoso " sabiendolo llevar , por si aun estubieran interesados, pueden ponerse en contacto con migo en: [email protected]
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