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Usted puede editar libros de Sherlock Holmes sin pagar derechos
(y quizá no lo sabe)

JAVIER CAVANILLES. 28/06/2014 Una editorial gana una sentencia en EEUU y consigue que el inmortal detective creado por Arthur Conan Doyle pase completamente al dominio público. Pero no todo es tan sencillo

VALENCIA. Que la obra de un autor esté protegida más allá de su muerte es normal (en España son 70 años, diez más si pasó a mejor vida antes de 1987) para que se beneficien de ella su herederos. Pero en muchos casos , y el de Conan Doyle es uno, estos brillan por su ausencia. Los derechos pasaron a su hijo y, cuando murió, a su otra hija. Pero esta los perdió en un juicio con la viuda del anterior quien, tras arruinarse, los vendió a Bank of Scotland que los revendió a un productor.

En 1980, según la ley inglesa, Holmes entró en el dominio público en su país de origen pero no en EEUU, así que Jean Conan Doyle los recompró (y aún tuvo que ganarle un pleito a la viuda del productor). Demasiado culebrón como para no recordar que la mujer se estaba llevando crudo y por la cara 5.000 dólares cada vez que alguien reutilizaba el personaje.

Otro de los problemas es quién creó realmente al personaje. Su frase más famosa ("Elemental mi querido Watson") no la pronunció ni una vez y ni siquiera llevó nunca ese ridículo gorrito. Su aspecto se lo debemos al ilustrador Sidney Paget y a las adaptaciones cinematográficas. Por si fuera poco, Doyle mató a su detective en 1893, aunque tuvo que revivirlo por la presión de sus lectores. El argumento de la heredera de que el personaje seguía protegido por derechos de autor ya que su "carácter" no acabó de definirse hasta su último relato fue desestimado.

UN LIBRO NO ES UN PERSONAJE

Como explica Javier Díaz de Olarte, director jurídico de Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos) la cuestión es compleja. "En primer lugar, al hablar de dominio público, hay que entender que no es lo mismo una obra original, que una traducción, un edición comentada o una adaptación", apunta. "Por ejemplo", añade, "Oliver Twist está en el dominio público, pero las traducciones que hay en el mercado probablemente no. En el caso de El Quijote, el texto original lo puede publicar cualquiera, pero una edición anotada y comentada está protegida".

Díaz de Olarte también precisa que hay una diferencia entre un libro y un personaje. "En principio, un personaje no está protegido por los derechos de autor, pero hay otras fórmulas -como convertirlo en marca- que permite hacerlo. La confusión tiene su origen en el mundo anglosajón, ya que allí los derechos de autor también abarcan los de propiedad industrial".

¿Ha cambiado el panorama la irrupción de Internet en este tema? "No", apunta Díaz de Olarte, "cuando compramos un libro por Internet estamos firmando un contrato en el que todo está explicitado, otra cosa es que nadie se lo lea". Así, por ejemplo, sí está contemplado qué ocurre cuando el plazo de vigencia de derechos cambia de un país a otro, "aunque ahora la tendencia internacional es la aproximar todas las legislaciones".

Díaz de Olarte explica que "en el caso de que no sean los mismos plazos, la legislación que se impone es la del lugar donde se cometería la posible infracción. Si el libro no está protegido en un país podría no poder publicarse en otro, pero sería totalmente legal".

MUCHO EN JUEGO

Mantener (o no) un personaje protegido por derechos de autor (aunque los titulares sean un fondo de capital riesgo) es un arte en sí mismo y de eso algunas compañías como Disney saben mucho. De hecho, la actual legislación americana sobre el tema (conocida como la Mickey Mouse Protection Act de 1998) es un excelente ejemplo.

La norma, firmada por Sonny Bono (el ex de Cher reconvertido en senador por California), consiguió (por cuarta vez) que el ratón más famoso del mundo no pasara al dominio público en 2003, al cumplirse los 75 años que la ley marcaba por entonces. Lo curioso es que la primera aventura de Mickey (un corto titulado Steamboat Willie) era una parodia de una película muda protagonizada por Buster Keaton titulada Steamboat Bill, Jr. (El héroe del río,1928) que hace años que se quedó sin protección.

Curiosamente (o no) esta ley consagró que las empresas tendrían 95 años de derechos sobre sus personajes, mientras que las personas físicas sólo 70. La noticia fue entonces un escándalo ya que muchos de los éxitos de la compañía (Robin Hood, El Libro de la Selva, Cenicienta o Blancanieves) se basaban en personajes que formaban parte del dominio público gracias a las leyes en vigor cuando se rodaron.

PICARESCA

Algunas empresas han tenido claro desde el principio el filón que podían representar, a largo plazo, sus personajes. Un buen ejemplo es la compañía Marvel. Como reveló uno de sus miembros más destacados hace poco, el gran Stan Lee (padre de la mayoría de sus creaciones), los autores jamás tuvieron los derechos de sus personajes, siempre fueron propiedad de la empresa.

Stan Lee

A esos se suma que todo, desde los nombres a los trajes, están registrados como marcas. Un truco cuya legalidad es tema de debate en Estados Unidos desde hace tiempo, pero -como en el póker- el que quiera solucionar el problema tendrá que pagar por ver: es decir, desafiar al emporio de la máquina de las ideas (como se conoce a la editorial) en los tribunales. El único personaje que se les escapa del catálogo es Thor pero, hasta ahora, nadie se ha atrevido a publicarlo por su cuenta.

EL MALVADO FU MANCHÚ

Un caso curioso es el del temido Dr. Fu Manchú. Sus primeras novelas fueron escritas antes de 1923 y publicadas en EEUU. Eso significa que son de dominio público: cualquier podría publicarlas. En cambio, los herederos de Sax Rohmer han conseguido que el personaje siga estando protegido por derechos de autor a golpe de demanda y con un simple truco: su nombre es una marca registrada.

Por eso, en La Liga de los Hombres Extraordinarios (1999), el genial guionista pudo utilizar a personajes de Julio Verne (El Capitán Nemo), H.G Wells (El hombre invisible) o de R. L. Stevenson (el Dr. Jekyll) pero se quedó con las ganas de incluir al taimado oriental.

Pero cada caso es un mundo, como refleja el de Peter Pan. Nadie duda que la obra original forma parte del dominio público pero ¿y el personaje? No está tan claro. J.M Barrie también escribió, en 1928 una adaptación para el teatro (protegida hasta 2028) que sus herederos defienden a capa y espada.

Y una última pregunta ¿forman parte del dominio público los personajes reales? "Esa es otra cuestión", apunta el abogado de Cedro, "ya entran en juego otros derechos, como el de la intimidad. Por ejemplo, no se puede hacer una novela en la que Ana Botella, por citar un ejemplo, fuera la protagonista salvo que ella lo autorizara. Y esa protección puede prolongarse en el tiempo si todavía existen los herederos, a los que también se debería pedir autorización para evitar problemas. Otra cosa sería, digamos, un personaje real en una novela histórica situada en la Edad Media, donde no habría ningún problema".

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1 comentario

fernada torres escribió
06/02/2015 06:02

Buenos días, necesito consejo y orientación, hace unos años, tome a decisión de escribir la historia de mi vida doy por cierto, es muy sustanciosa), empece como un jovi, pero tanto como iba escribiendo, empece a pensar, que ese hecho, les podría aprovechar a mis nietos. Digo a provechar, de esa manera, conocerían sus descendientes, en esa istoria, narro, sucesos, formas de vivir de otras épocas, rincones pintorescos, de aquel pequeño pueblo de pescadores,,que era, el PORTICHOL( JAVEA). Aquellos escritos fueron tomando la forma de una novela, en ese punto mi imajinacion tuvo algo que ver. En la actualidad, tengo 70 años, me gustaría publicarla, para que todos tuvieran la oportunidad, de leerla, pero mi gran problema, no dispongo de recursos. Por favor, ¿ pueden ayudarme? agradecería un consejo, si esta identidad, esta en valencia, ¿ cabria la posibilidad, de poder concederme una entrevista? si eso no puede ser posible, con una respuesta por e-mail seria suficiente,gracias antecipadas, atentamente queda,,fernanda torres,,

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