MADRID (EP). Pueden tomarse de postre, para merendar, en forma de batido o como parte de guarniciones y ensaladas. Esta apreciada fruta tiene pocas calorías pero es muy rica en nutrientes. Sus posibilidades en la cocina son muy numerosas.
"En su composición encontramos mayoritariamente agua, seguida de hidratos de carbono (fructosa, glucosa y xilitol) y fibra", señala Mónica Pérez García, dietista-nutricionista y enfermera de la Policlínica Axis de Badajoz.
Entre las vitaminas que contienen las fresas "la más abundante es la C, pero también son ricas en ácido fólico, vitamina E y betacarotenos, mientras que el potasio constituye el mineral mayoritario", explica.
El papel beneficioso de estas pequeñas frutas
La especialista indica que las fresas tienen ácidos orgánicos como el salicílico, el málico y el oxálico, así como flavonoides (antocianinas), que son "pigmentos vegetales con una importante función antioxidante".
Del mismo modo, Pérez destaca el papel antioxidante que ejercen las fresas en el organismo pues "bloquean o neutralizan el efecto de los radicales libres, responsables, entre otras causas, del envejecimiento, de enfermedades cardiovasculares y de algunos tipos de cáncer".
Dicho efecto antioxidante se debe a la composición de las fresas y principalmente a su alto contenido en vitamina C. "Además, la vitamina C mejora la absorción del hierro de los alimentos, por lo que es útil en casos de anemia ferropénica", subraya.
Por su parte, el ácido fólico es "imprescindible para la división y proliferación celular y clave en la prevención de la espina bífida. Así, las mujeres en edad fértil y las embarazadas deben asegurar su ingesta", precisa.
MEJORA DEL TRÁNSITO INTESTINAL
Pérez comenta que, como las fresas son ricas en fibra, mejoran el tránsito intestinal. Además, "su consumo permite que nos beneficiemos de otras funciones de la fibra, por ejemplo, el equilibrio de las cifras de colesterol y glucosa sanguínea o la prevención de algunos tipos de cáncer como el de colon", recalca.
Algunas precauciones
Ricas en potasio y pobres en sodio, las fresas "facilitan la diuresis y resultan beneficiosas en casos de hipertensión arterial, retención de líquidos, hiperuricemia o gota. Sin embargo, las personas con insuficiencia renal o cálculos renales de oxalato deberían evitar su consumo, ya que las fresas contienen ácido oxálico", aclara.
Asimismo, la nutricionista explica que los salicilatos que contienen las fresas podrían provocar urticaria en personas con alergia a la aspirina.
En cambio, las personas con ciertas patologías oftalmológicas se pueden beneficiar del consumo de fresas. "Contiene pigmentos como la luteína y la zeaxantina, importantes para la salud ocular, que resultan beneficiosos en casos de degeneración macular asociada a la edad, por ejemplo", manifiesta Pérez.
Pero las fresas también favorecen la salud bucodental. En este sentido, el odontólogo Iván Malagón resalta la acción del xilitol, un componente del que las fresas son fuente natural.
Este especialista expresa que, además de combatir la placa dental, el xilitol de las fresas inhibe la desmineralización que se produce por la disminución del PH de la boca y que tiene como consecuencia el desgaste del esmalte dental.
CONSEJO DE CORAZÓN
La Fundación Española del Corazón también reivindica las propiedades nutricionales de las fresas, por sus efectos cardiosaludables y su influencia positiva en el control de la hipertensión.
No obstante, los cardiólogos de esta Fundación destacan que no se trata de atiborrarse de estos frutos y dejar a un lado otros aspectos esenciales de un estilo de vida saludable, como reducir la ingesta de grasas saturadas, practicar ejercicio físico a diario o tomar otras frutas y verduras.
Del mismo modo, Mónica Pérez indica que se deben consumir al menos dos o tres raciones de fruta al día. "Lo ideal es variarlas para así obtener mayor diversidad de nutrientes", concluye la nutricionista.
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