El director de Gestión de Tressis recomienda compañías bien gestionadas, poco endeudadas, con un producto diferencial y con vocación exterior
El director de Gestión de la sociedad de valores Tressis achaca a la falta de tirón de los grandes valores domésticos como uno de los motivos principales de que el Ibex 35 no sea capaz de romper con fuerza los 11.000 puntos. Asimismo, Muñoz aborda la problemática de la huida de los partícipes sobre los fondos de inversión que circulan por España.
-¿Por qué el Ibex 35 no termina de asentarse sobre el nivel de los 11.000 puntos?
-A diferencia de otras ocasiones, los principales 'blue chips' de la bolsa española están siendo menos demandados por los inversores extranjeros y, por tanto, impiden un mejor recorrido para el Ibex 35 en 2010. Al 'riesgo país', se añaden las incertidumbres que particularmente presentan Teléfonica, Endesa, Repsol o incluso Banco Santander y BBVA en comparación con otros nombres internacionales. La economía española adolece en estos momentos de un marco claro de actuación para que el inversor extranjero destine parte de sus ahorros. Unas circunstancias que por otro lado facilitan alternativas más estables en otros sitios.
-Pero, ¿por qué los buenos ratios que presentan las grandes cotizadas españolas no son del agrado ni siquiera de los inversores domésticos?
-Es cierto que la rentabilidad por dividendo y las propias valoraciones de los grandes valores españoles se encuentran desde hace unos meses en unos niveles realmente atractivos. Pero a las propias dudas de la economía española se une últimamente una comparativa que dificulta la entrada de capital extranjero,. Muy especialmente a la hora de analizar otros mercados. Además, tampoco existe una demanda suficiente de dinero nacional que impulse a la bolsa. Quizás el inversor nacional, en parte desilusionado por el comportamiento de la bolsa durante los últimos tiempos y en parte aconsejado en otra dirección, no ha acabado de entrar en el mercado, huyendo hacia activos quizás con menor riesgo y en teoría más seguros.
-Por cierto, ¿qué valores no pueden faltar en estos momentos en una cartera inversora?
-A pesar de las cotizaciones actuales de muchos valores tradicionales, el inversor debe intensificar aún más el criterio de selección a la hora de componer su cartera para este año. Debe buscar compañías bien gestionadas, poco endeudadas, a precios atractivos, con un producto diferencial y con vocación exterior. Dentro de ese ámbito podemos citar a CAF, Viscofán o Telecinco. No nos podemos olvidar de Técnicas Reunidas o Inditex, que en ambos casos tanto su cartera externa como su modelo de negocio están siendo reconocidos en todo el mundo. Y seguramente Banco Santander, que se está posicionando de forma excelente de cara al futuro, aprovechando la situación de crisis de muchos de sus competidores, tanto en el entorno nacional como internacional. Y como apuestas de riesgo, buscando quizás una alternativa de reestructuración empresarial y reenfoque estratégico, citaríamos a Ferrovial o Avanzit.
-Por último, ¿a qué achaca que los fondos de inversión sigan acusando la estampida de partícipes?
-Probablemente el factor promordial son los resultados discretos de muchos de los fondos de la industria española durante los últimos años. Si comparamos resultados con la industria extranjera, en términos generales los gestores españoles no salen excesivamente bien parados. A esto unimos el modo de comercialización y distribución del producto, que suelen estar en manos 'no profesionales' que adolecen de un criterio suficiente de independencia y profesionalidad. Los intereses contrapuestos de los distribuidores nacionales suelen tener intereses contrapuestos, que llevan a resultados desastrosos para muchos partícipes a través de unas recomendaciones que no siempre son las más adecuadas. Muchos de los mejores productos se quedan fuera por el mero hecho de pertenecer a otra entidad. El ejemplo más claro son los resultados que al final obtienen los fondos garantizados. Bajo un discurso de seguridad se suele dirigir una importante parte del patrimonio financiero del inversor final hacia productos de este estilo, que a medio plazo incumplen las expectativas y causan cierto desencanto. Especialmente cuando al final se mira el resultado a lo largo de los años, que es cuando realmente hay que comprobarlo, comprobando que en pocas ocasones se obtiene la inflación. En definitiva, falta un buen asesoramiento independiente en la recomendación de fondos en la industra española, que a la vez sea transparente hacia el inversor final, sin intereses contrapuestos. Para ello, probablemente sea necesario un cambio en el sistema organizativo de la industria en general y en el modo de actuar.
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