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UNA MALDICIÓN CENTENARIA

Por qué se sigue odiando a Felipe V

CARLOS AIMEUR. 19/06/2014 El desprecio en Xàtiva al primero de los Borbones no entiende de ideologías; hoy se proclama rey a Felipe VI, en el 307 aniversario de la quema de la ciudad

VALENCIA. Ocurrió hoy hace 307 años. Fue un 19 de junio de 1707. "La destrucción de Xàtiva fue una catástrofe", relata el escritor valenciano Juan Ramón Barat. "Los soldados borbónicos, al mando del comandante Claude Lasier, caballero D´Ansfeld, apodado El Carnicero por sus propios hombres, entraron en la ciudad con ánimo de devastarla. Y a fe que lo consiguieron. Entraban en iglesias, palacios, hogares... bayoneta en mano, degollando sin piedad, cortando cabezas y abriendo en canal a los setabenses, fueran niños, ancianos, mujeres, hombres. Daba igual. No contentos, cuando acabaron con casi todos los habitantes, quemaron las iglesias con algunos supervivientes dentro. Es decir, no dejaron ni las hierbas. Y para colmo, a Xàtiva le quitaron hasta el nombre, porque pasó a llamarse Ciudad de San Felipe, en honor al borbón causante de aquella masacre", narra.

Hoy Felipe VI será proclamado rey. Es el último de un linaje que se inició en 1701 con uno de los personajes más vilipendiados, despreciados y criticados de su familia, al menos en la Comunidad Valenciana: Felipe V. El porqué de esa inquina visceral, que ha permanecido inalterable durante casi 300 años, se remonta al poco de su reinado, durante la Guerra de Sucesión, y tiene un foco central, la capital de La Costera, Xàtiva, que fue arrasada e incluso rebautizada por el rey como San Felipe, como recordaba Barat, autor de la novela 1707: el sueño perdido.

Un desprecio que, como señala el periodista y escritor Xavier Aliaga, novelista setabense, no entiende de ideologías. "Se puede decir que es un sentimiento transversal, no asociado a una ideología concreta. Incluso en el contexto de una guerra, arrasar la ciudad y enviar su población al destierro revela un encarnizamiento extraordinario fruto, que no justificación, de la tozuda resistencia de la ciudad a las tropas borbónicas. Incluso los partidarios del borbón manifestaron su desacuerdo en aquel momento", explica Aliaga.

Una idea que comparte el filólogo, escritor y autor de novela histórica Vicent Josep Escartí. "Le pidieron ex profeso que no quemara Xàtiva y se negó. La iglesia, los canónigos, le reclamaron expresamente que no lo hiciera". El dietario de Josep Vicent Ortí, editado por Escartí y publicado por la Fundación Bancaja en 2007, con motivo del tercer centenario de la batalla de Almansa, guarda fe de cómo religiosos y personalidades afines a la causa borbónica se aproximaron a pedirle a D'Ansfeld "que se dignase a suspender el orden de su magestad (sic), que era de arruynar (sic) y abrasar a la ciudad de Xàtiva". No pudieron convencerle. Mientras, en Madrid, el duque de Orleans y valencianos influyentes en la Corte hicieron lo propio con el rey, con idénticos resultados.

Xàtiva debía ser destruida. Felipe V estaba decidido a destrozar la ciudad, que no quedara nada de ella, hacerla desaparecer, con una crueldad con la población civil infrecuente en aquellos tiempos, digna de una maldición bíblica. Quería dar ejemplo, inspirar miedo, provocar el terror.

El domingo 19 de junio de 1707, mientras ardía Xàtiva, la ciudad de Valencia celebró procesiones y misas, se ordenó imprimir un sermón en honor al nuevo rey, y el conde de Faura pagó un carro, compuesto con unos retratos de los nuevos monarcas, Felipe V y su esposa María Luisa Gabriela de Saboya, y dos "comediantas", en la descripción de Ortí, "que representaban a la tierra y el agua y que cantaron una ópera que durava (sic) cerca de 3 quartos (sic) de hora y era una competencia entre los elementos".

Los primeros testimonios de la masacre llegaron a la capital el miércoles 22 de junio, cuando arribaron a la ciudad un grupo de canónigos con las religiosas de la localidad. Otro dietarista de la época, Isidre Planes, informa de la destrucción de Xàtiva el 28 de junio. La califica de "representación del Juicio Final". "Los soldados saquearon cuanto quisieron y dieron fuego a toda la ciudad y derribaron los muros", escribe. Incluso Planes, proborbónico acérrimo, se lamenta "con caridad cristiana" de la suerte de "esta miserable gente".

De las 12.000 personas que se calculaba vivían entonces en la ciudad, al año siguiente, 1708, se contabilizaron 400. Xàtiva cambio su nombre y no lo recuperó hasta que las Cortes de Cádiz lo restituyeron en 1811 en su forma castellanizada. Posteriormente se adaptó a la ortografía académica con la grafía Játiva, que aún hoy muchos usan, y volvió a cambiar oficialmente a su forma valenciana por decreto del Consell de 7 de enero de 1980. Finalmente, más de dos siglos y medio después, Felipe V fue derrotado.

El Duque de Anjou, como lo describe el comerciante valenciano de la época Ignacio Benavent en su dietario, fue un rey que llegó a España como consecuencia del testamento de Carlos II, el Hechizado. Nieto de Luis XIV, jamás se acostumbró a España ni a su idioma, recuerda Escartí. "No aprendió nunca castellano; habló siempre francés", dice. Un sinsentido habida cuenta que fue bajo su reinado que se creó la Real Academia de la Lengua que él patrocinó a partir de 1714.

Depresivo, víctima de cambios de humor, inestable, melancólico según la descripción de la época, la propaganda le quiso presentar como un monarca "rutilante", comenta el escritor valenciano, en contraposición con el que le había antecedido. Se hablaba de su belleza, de su impetuosidad y se le puso el sobrenombre de El Animoso por su afán de intervenir en las batallas. Pero los hechos de su reinado evidencian su "desconexión y desinterés" con la realidad española. Es más, incluso vivió un absurdo episodio cuando abdicó en 1724 a favor de su hijo Luis I, de 16 años, para postularse como rey de Francia. La muerte de su hijo el 31 de agosto de 1724 por viruela le hizo retomar el trono español hasta su muerte, en 1746, a la edad de 63 años.

Al margen de la masacre de Xàtiva, un factor que hizo que perdiera hasta el apoyo de sus partidarios en la Comunidad Valenciana fue la anulación de los fueros, merced al Decreto de Nueva Planta que promulgó el 29 de junio de 1707, a los diez días de arrasar la ciudad y a los dos meses y cuatro días de la batalla de Almansa. En su redacción participó Melchor Rafael de Macanaz, un político cuya figura analizó con profusión Carmen Martín Gaite en el celebrado ensayo El proceso de Macanaz: historia de un empapelamiento (1970). Este mismo personaje se presentaría como reedificador de Xàtiva, si bien como apunta Martín Gaite, en la ciudad "paró poco". De hecho, durante su estancia en las tierras de lo que fue el Reino de Valencia fechó todas sus cartas en Valencia y ninguna en Xàtiva.

La derogación de los fueros afectó principalmente a la nobleza, recuerda Escartí, cuyas principales figuras se vieron "despojadas de sus prebendas", explica. "No entienden el castigo al reino de Valencia. Los nobles le habían apoyado y los que le protestan son los propios botiflers [nombre con el que se designaba a los partidarios del monarca fracés]". Tras unos primeros intentos, vanos, por minimizar el castigo, algunos de los nobles, tras sufrir encarcelamientos y castigos, entienden que no hay nada que hacer y "rápidamente se adaptaron a las estructuras castellanas que suponía el decreto y que les favorecían", apunta Escartí.

Pero el odio permaneció soterrado. El desprecio hacia el monarca siguió "marcado a sangre y fuego". Una animadversión que se revitalizó singularmente a mediados del siglo XX, en pleno franquismo, con el apoyo y la complicidad tanto de sectores progresistas como de personas afines a la causa fascista.

Si hoy el retrato de Felipe V cuelga boca abajo el Museo de l'Almodí de Xàtiva es por una iniciativa que partió de destacadas personalidades conservadoras próximas al franquismo. Así lo explica Aliaga. "Según las últimas investigaciones del historiador Germán Ramírez, fue idea, entre los años 1956 y 1957, de Carlos Sarthou, cronista oficial de Xàtiva y persona de talante conservador. Ramírez ha encontrado un documento donde Sarthou cuenta brevemente la historia", relata.

"Con todo, Sarthou podía haber encontrado la inspiración en una visita en la casa de Altea de Francesc Martínez, abuelo de la escritora Carmelina Sánchez-Cutillas, un hombre, este sí, de ideología valencianista y que tenía un retrato de Felipe V colgando cabeza abajo. Además, a los años 30 ya hubo una publicación que hizo caricatura invertida del monarca", añade el novelista setabense.

Es un sentimiento tan arraigado que el alcalde de Xàtiva y presidente de la Diputación de Valencia Alfonso Rus hizo una oferta a la Casa Real en el año 1995 para girar el cuadro si los Borbones pedían disculpas que fue respondida por la sociedad civil y retirada. Se trataba de "una iniciativa inaceptable", dice Aliaga. Como dice el viejo adagio, "ni olvido ni perdón".

Que se haya elegido para la proclamación del nuevo rey el mismo día de la quema de Xàtiva es visto como una anécdota de mal gusto, la primera desconsideración por parte del nuevo monarca. "En este caso, quizá el malestar es más ideológico, de sectores decididamente antimonárquicos y valencianistas, que son los que mantienen el homenaje anual a los maulets [los partidarios de la causa de Carlos de Austria]", dice Aliaga. "No creo que la mayoría de la población setabense haga extensivo su malestar a Felipe VI pero el descrédito actual de la institución y esta desafortunada coincidencia quizá fomente nuevas relaciones de ideas", concluye.

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6 comentarios

galaico67 escribió
23/06/2014 14:04

"Entraban en iglesias, palacios, hogares... bayoneta en mano, degollando sin piedad, cortando cabezas y abriendo en canal a los setabenses, fueran niños, ancianos, mujeres, hombres. Daba igual. No contentos, cuando acabaron con casi todos los habitantes, quemaron las iglesias con algunos supervivientes dentro. Es decir, no dejaron ni las hierbas" ¿Fuentes? Porque una matanza de entre 8.000 y 12.000 personas debería dejar más rastros y no encuentro ninguno. Aparte que una matanza de tal calibre puede tener el efecto contrario. Es el tipo de asunto que o aterroriza o levanta totalmente en armas a un país, mientras que la destrucción de la propiedad se lleva bastante mejor.

galaico67 escribió
23/06/2014 13:59

A ver ¿ Que justificación del genocidio ni pollas? Echaron a los pobladores, saquearon, dieron fuego y putearon a conciencia a los austracistas. Nada extraordinario en 1707. Nos dan una versión de la historia adaptada al gusto del gobernante y tapados/exagerados los hechos que no interesan. En el antiguo régimen las ciudades que no capitulaban - o lo hacían un cuarto de hora antes de que pusieran las escalas o tiraran las puertas- quedaban a la merced del vencedor, y si eran tomadas al asalto, por pequeño que fuera,era el salvese el que pueda. Que Xativa, la puerta de Valencia, les estuviera tocando los huevos durante quince días extras, con su agradable clima veraniego, pues lo pondría un poco calentito... Si quieren historias gore, la toma de Badajoz, la de San Sebastían, en la Guerra Peninsular , la retirada de Moore a La Coruña...la historia es muy gore, en general, y tiene sus contextos, hechos que ahora nos parecen salvajadas eran aceptados con normalidad hace 300, 400 o 500 años, Rasgarse vestiduras en el 2014 por esos hechos es ridiculo

Uno de por ahí escribió
21/06/2014 14:07

Yo creo que Bosnia es un ejemplo desafortunado podriamos haber acabado como sudan del sur jajajaja.... o peor aún : como austria . En fin.No hay que confundir. Como aficionado y no estudioso, una cosa es leer-conocer la historia y otra hacer historia-ficcion.

MKC escribió
20/06/2014 18:11

Uf, quevienequeviene, ya seria hora de curarse ese españolismo rancio de pandereta, con negacionismo historico incluido, y volver al siglo XXI. Esa justificacion del genocidio que haces esta penada en los paises civilizados, ten cuidado si alguna vez viajas al primer mundo, no sea que te metan en la carcel.

Kropotkin escribió
20/06/2014 14:02

Hombre, la comparación con Bosnia es hilarante. El artículo no tiene nada de tendencioso. Es bastante bueno para lo que suelen ser los artículos en el periodismo patrio cuando tratan de Historia, y no digamos de Historia de España. La llegada de los Borbones fue un cataclismo. Cómo iba a ser de otra manera siendo franceses llegando a una Monarquía con territorios en medio planeta. ¿Cómo nos hubiese ido con los Austrias? Quién sabe. Es un ejercicio entretenido. Pero desde luego, peor que con los Borbones, difícil. En cuanto a la "coincidencia" de fechas.... Quizás no lo sea. No creo en ellas y menos en estos niveles...

quevienequeviene escribió
19/06/2014 18:21

Un poco tendencioso el artículo. Sería hora de revisar los mitos nacionalistas. ¿No creen que si hubiese ganado la guerra de sucesión el candidato Austria, España podría haber acabado como el Imperio Austrohúngaro? ¿Sería Valencia como Bosnia?

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